¿Es la cerveza fría la mejor opción para calmar la sed en verano?

Lunes 04 de Agosto de 2025

La ciencia explica el efecto refrescante de la cerveza

Con la llegada del verano y el aumento de las temperaturas, muchas personas eligen la cerveza como bebida para refrescarse. Sin embargo, la ciencia indica que su capacidad para calmar la sed es limitada. La cerveza contiene alcohol, que actúa como diurético natural. Esto significa que estimula la producción de orina y favorece la pérdida de líquidos, lo que puede llevar a una mayor deshidratación en lugar de reponer el agua perdida por el sudor.

El efecto refrescante de la cerveza se percibe sobre todo a nivel mental. El gas carbónico, el sabor amargo y la temperatura fría del líquido generan una sensación inmediata de alivio. Sin embargo, este efecto es pasajero. El alcohol también altera la regulación de la temperatura corporal al dilatar los vasos sanguíneos, lo que puede provocar una sensación de calor tras las primeras tomas. Así, aunque se tenga la impresión de refrescarse, el cuerpo puede reaccionar de forma contraria.

Además, las bebidas alcohólicas ralentizan la absorción de agua por parte del organismo. Cuanta más cerveza se consume, antes vuelve la sensación de sed. Este fenómeno crea un círculo poco beneficioso durante los días calurosos.

El consumo de cerveza en verano está muy vinculado a factores culturales y publicitarios. Desde hace décadas, las marcas asocian la imagen de la cerveza con escenas veraniegas: botellas frías cubiertas de gotas, vasos helados y ambientes playeros. Esta representación ha consolidado en el imaginario colectivo la idea de que la cerveza es la mejor opción para calmar la sed en verano.

La dimensión social también influye mucho en esta elección. La cerveza es fácil de compartir, tiene un precio accesible y un grado alcohólico bajo en comparación con otras bebidas espirituosas. Se adapta bien a reuniones informales como barbacoas, festivales o encuentros con amigos. Este entorno agradable refuerza en el cerebro la asociación entre cerveza y placer, lo que lleva a relacionarla con frescor aunque no aporte un beneficio real para regular la temperatura corporal.

Existen alternativas dentro del propio mundo cervecero que pueden resultar más adecuadas para hidratarse en verano. Las cervezas ligeras, como las radler (mezcla de cerveza y limón) o las cervezas sin alcohol, contienen menos alcohol y más agua. Suelen ser más ácidas y pueden ayudar mejor a compensar la pérdida de líquidos sin los efectos negativos del alcohol.

Beber una cerveza fría durante los meses cálidos proporciona una experiencia sensorial y social agradable. Sin embargo, desde el punto de vista de la hidratación, no es la opción más eficaz. Para calmar realmente la sed y reponer líquidos tras una exposición prolongada al calor, lo más recomendable sigue siendo el agua o bebidas poco azucaradas y sin alcohol.