El vino austríaco gana presencia internacional

Mariana Gil Juncal

Viernes 11 de Julio de 2025

La combinación de tradición y apuesta por la calidad define al vino austríaco actual

Austria ha cobrado fuerza en los últimos años como país productor de vinos, sobre todo blancos. Con una tradición vitivinícola que se remonta a siglos pasados, hoy el país cuenta con regiones reconocidas como Wachau, Kamptal, Kremstal, Burgenland y Steiermark. Estas zonas están ubicadas principalmente a orillas del Danubio y al este del país, donde el clima continental y la influencia de los Alpes permiten una maduración lenta de la uva y una buena acidez en los vinos.

El Grüner Veltliner, considerado la variedad blanca más conocida de Austria, ocupa casi un tercio de la superficie plantada del país. Sus vinos suelen ser frescos, con notas de manzana verde, cítricos y un ligero fondo especiado. Uno de los exponentes más conocidos es el Grüner Veltliner Smaragd de la región de Wachau, producido por la bodega F.X. Pichler. Otra variedad relevante es el Riesling, que en Austria da vinos con aromas a fruta blanca y mineralidad, especialmente en el valle del Danubio. El Riesling Steinertal de la bodega Alzinger es un ejemplo apreciado.

La variedad Zweigelt, tinta, es la más plantada en el país dentro de las uvas rojas. Ofrece vinos de color intenso y fruta roja fresca, como el Zweigelt de la bodega Heinrich en Burgenland. Además, el Blaufränkisch ha logrado hacerse un lugar en el mercado internacional gracias a su carácter especiado y su estructura, con productores como Moric que han conseguido reconocimiento fuera de Austria.

Por último, el Sauvignon Blanc de Steiermark, en el sur del país, tiene una personalidad distinta. Los vinos aquí suelen ser intensos, con notas herbáceas y fruta tropical, como el Sauvignon Blanc Klassik de la bodega Tement. Austria ha logrado mantener su identidad en un mercado mundial cada vez más competitivo, gracias a la combinación de tradición, clima y una apuesta por la calidad en cada botella.

Si hay algo que destaca al vino de Austria es la tríada de tradición, sostenibilidad e innovación que recientemente se pudo disfrutar en la Argentina en una mini feria realizada en Bodega Gamboa, la bodega más cercana de la Ciudad de Buenos Aires. Allí gracias a la Embajada de Austria se lucieron vinos blancos y espumantes distintivos de Austria con un gran potencial de posicionarse en el mercado argentino. Ya que más allá que tradicionalmente el consumo local siempre tuvo el foco puesto en el vino tinto, en los últimos años los vinos blancos comenzaron a crecer entre los consumidores que buscan vinos más frescos y elegantes.

Un poco de historia...

La vitivinicultura en Austria tiene una historia milenaria que se remonta a la época romana ya que a lo largo de los siglos, el vino siempre fue parte vital no sólo de su cultura sino también de la economía del país. Desde 1980, gracias a reformas estrictas implementadas, Austria se posicionó como un productor de vinos de calidad reconocidos mundialmente por su carácter, autenticidad y expresión del terroir.

Actualmente Austria cuenta con 44.000 hectáreas cultivadas para la elaboración de vino; de las cuales el 24% del total están certificadas orgánicas, lo que los posiciona como uno de los líderes mundiales en viticultura ecológica.

Las regiones vitivinícolas más destacadas austríacas se concentran principalmente en el este y en el sureste del país. El Weinviertel, en Baja Austria, es la zona más extensa, con casi 14 mil hectáreas, seguida por Burgenland.

La variedad más implantada es la Grüner Veltliner con cerca del 32% de la superficie total. También se destaca la elaboración de vinos con Zweigelt, Welschriesling, Blaufränkisch y Weißburgunder.

¿Qué probar en Argentina?

Desde el Viejo Mundo a la Argentina, los vinos austríacos pisan fuerte con blancos frescos y aromáticos como el Gruner Veltliner hasta tintos elegantes como el Blaufrankisch.

El trendy: espumoso rosado sin alcohol

Los vinos sin alcohol se volvieron cada vez más populares no solamente para los consumidores que eligen no beber alcohol sino también entre quienes prefieren beber menos alcohol por cuestiones de salud. Por eso, Alpdrinks, una joven e innovadora empresa austríaca con sede en Vorarlberg, se especializa en la elaboración de vinos espumosos sin alcohol. Mediante un proceso de destilación al vacío logran eliminar el alcohol a bajas temperaturas, preservando los aromas varietales naturales sin necesidad de añadir conservantes ni sabores artificiales.

Además del formato tradicional de botella de 750 ml tienen una versión piccola de 200 ml pensada para el consumo individual y responsable, adaptada a un estilo de vida cada vez más consciente, inclusivo y festivo.

¿Qué vamos a encontrar en la copa? Alpen Rosé es un Quality Wine demi sec con 42 gr. de azúcar residual por litro. Es un vino espumoso rosado con un perlage delicado que en nariz seduce con aromas que recuerdan a especias, durazno, manzana y uvas maduras. En la boca tiene un cuerpo elegante, frutal y finas burbujas.  Es ideal como aperitivo o para acompañar tablas de sushi.

Grüner Veltliner, la blanca más buscada

Winzer Krems es una de las principales cooperativas vitivinícolas de Austria, que agrupa a más de 730 viticultores asociados, con sede en Krems. Originalmente fue fundada como una cooperativa, pero actualmente representa uno de los proyectos más importantes y modernos del país.

El enfoque del proyecto está en vinos con un perfil clásico y afrutado, elaborados principalmente con variedades típicas como el Grüner Veltliner y Blauer Zweigelt. Además apuestan por la sostenibilidad, la digitalización y el aseguramiento de la calidad.

¿Qué vamos a encontrar en la copa? Un quality wine, seco y elaborado en Baja Austria con la uva más conocida y típica del país. Es un clásico Grüner Veltliner que enamora a la vista con su color amarillo verdoso, que en nariz seduce con su perfil especiado y en boca refresca con su acidez chispeante y su característico toque picante, seco y afrutado.

Es ideal para acompañar platos típicos austríacos como el escalope vienés o el pollo asado. Además de combinar a la perfección con una gran variedad de quesos, pescados y platos italianos como pizzas y pastas.

Riesling, la elegancia hecha vino

Schloss Gobelsburg fue fundado en 1171 por monjes cistercienses en la región de Kamptal y actualmente es considerada la finca vitivinícola más antigua del valle del Danubio, lo que representa un símbolo vivo de la tradición enológica austríaca; que con el paso del tiempo mantuvo la herencia monástica, el conocimiento ancestral y una visión contemporánea.

Los vinos Tradición son un homenaje al estilo vitivinícola utilizado en Gobelsburg a principios del siglo XIX, concretamente entre 1800 y 1850, período se caracterizó por la intensa aromatización en la vinificación.

Ya a mediados de siglo, con el auge de la industrialización, que impulsó la creciente tecnología en las bodegas, hubo un cambio en la vinificación artesanal. Este desarrollo sentó las bases para la vinificación moderna, centrada en los aromas y los componentes frutales.

Pero hace 200 años, los maestros bodegueros de Gobelsburg tenían una perspectiva completamente diferente del vino. En aquella época, el vino se consideraba mucho más como un individuo. Comparaban el vino con el ser humano y creían que, así como los humanos debemos experimentar cierto desarrollo, también el vino debe hacerlo. Y así como nosotros debemos respirar, también el vino debe respirar.

Todo esto dio origen a la práctica de trasegar el vino de barrica en barrica para permitir que respire y así facilitar la siguiente etapa de su desarrollo. Esto se repitió varias veces y se denominó la "enseñanza" del vino. En este caso, la relación entre el vino y el maestro bodeguero podía entenderse de la misma manera que la relación entre un maestro y su alumno. Ya que la tarea del maestro bodeguero era identificar el potencial del vino y, en función de ello, "enseñarle" a alcanzar su máximo potencial.

¿Qué vamos a encontrar en la copa? Un vino mineral con una tensión muy viva de color amarillo pajizo, con una nariz muy expresiva que recuerda a frutas de hueso y algunas notas cítricas. En boca tiene una estructura lineal y jugosa, una acidez viva y elegante, con un final largo y salino.

Es ideal para acompañar platos de cocina asiática o alsaciana, pescados blancos o platos ahumados.

Blaufränkisch, el clásico tinto

La pequeña bodega familiar Hunds Dorfer situada en Neckenmarkt, al pie de los montes de Oldenburg, cuenta con 20 hectáreas de viñedos en donde se cultivan variedades autóctonas e internacionales con especial dedicación en el Blaufränkisch criado en suelos ricos en minerales.

La bodega tiene dos líneas de vinos, los clásicos elaborados en recipientes de roble más grandes y la gama superior que realiza la crianza en pequeñas barricas de roble.

¿Qué vamos a encontrar en la copa? Un vino de color rojo rubí oscuro, con aroma a frutos del bosque oscuros y un sutil aroma tostado procedente de su crianza en grandes barricas de madera durante 16 meses. En boca se percibe un ligero toque especiado junto con el aroma a frutos del bosque. De estructura tánica armoniosa, es un vino compacto, maduro y con cuerpo.

Ideal con carne asada o a la parrilla, platos de caza, quesos duros y azules.

Blaufränkisch, el tinto elegante

Groszer Wein representa lo mejor de Eisenberg: vinos profundos, minerales y auténticos. Esta bodega boutique del Südburgenland trabaja viñedos antiguos dispuestos en terrazas, muchos  de ellos cultivados de forma orgánica sobre suelos ricos en pizarra y hierro.

El enfoque del proyecto está en las variedades tradicionales como Blaufränkisch, que allí alcanza una expresión especialmente precisa y estructurada; y el Welschriesling, conocido por su frescura y mineralidad.

La vinificación se realiza con levaduras autóctonas, mínima intervención en bodega y crianza en madera de grandes volúmenes para resaltar el carácter puro del terroir.

¿Qué vamos a encontrar en la copa? Este singular y complejo Groszer Wein Eisenberg DAC Reserve Blaufränkisch Ried Szapary presenta a la vista un color rojo rubí con reflejos violáceos. En nariz aparecen notas de guindas, grosellas negras y frutos del bosque, sumado a un suave toque de tabaco con un toque de regaliz, madera noble, cáscara de mandarina y aroma a cerezas de corazón. En boca el vino promete un sabor fresco, elegante y fino, con el típico sabor salado de Eisenberg. Es enérgico y de final largo.

El vino tinto Eisenberg DAC Reserve Blaufränkisch Ried Szapary es un vino excelente para acompañar carnes asadas con salsa.

Mariana Gil Juncal
Licenciada en comunicación social, periodista y sumiller.