Miércoles 05 de Febrero de 2014
Eso me dice muchas veces un gran amigo, Alberto Busto, misionero Pasionista de casi 90 años y que fue profesor mío a primeros de la década de los 70. (Prefiero no recordar que edad tenía yo en aquel momento).
Todos los días tomamos decisiones, unas son más trascendentes que otras, pero son, al fin y al cabo, decisiones, y cuando decidimos nos ocurre, en ocasiones, que el corazón tira hacia un lado y la cabeza hacia el otro.
Cuando decides con la cabeza haces lo normal, lo que cualquier persona que vaya a opinar sobre tu decisión te dirá que es acertado, pero hay de ti cuando decidas con el corazón!!!, te dirán que estás loco, que vas a fracasar, que te equivocas, que si tu idea fuera buena ya la habría puesto otro en marcha antes que tu...
Lo bueno de equivocarse cuando has tomado la decisión con la cabeza es que siempre puedes echarle la culpa al entorno, a la crisis, al mercado, a la competencia...
Yo arriesgué cuando creé Pretextos, cuando decidí vender un vino de una manera diferente, con el corazón y no con la razón. Cuando decidí utilizar mi vino para lanzar mensajes al infinito como quién tira su botella al mar con una carta de amor en su interior. Así nació Pretextos. Para vender vino como los demás ya tenía Vinos con Medalla, ¿porqué no hacer algo con el corazón?.
Si acertamos o no decidiendo con el corazón no lo sé, ahora bien, si que puedo deciros que os ocurrirán tres cosas: La primera sonreiréis, la segunda dormiréis mejor, la tercera, filtraréis mejor entre amigos y opinadores...
No tengamos miedo a decidir con el corazón, la vida te devolverá multiplicados todos los abrazos que tu le des a ella..., seguro!.