La vendimia española afronta una de las campañas más cortas y con menor producción de las últimas décadas

El sector vitivinícola sufre por la sequía, enfermedades y caída del consumo mientras la calidad de la uva se mantiene alta

Jueves 25 de Septiembre de 2025

Compártelo

Leído › 920 veces

La vendimia española afronta una de las campañas más cortas y con menor producción de las últimas décadas

La vendimia de este año en España avanza con una reducción importante en la producción, según las previsiones de las principales organizaciones agrarias y bodegueras. El sector espera una de las campañas más cortas de los últimos años, e incluso de la historia reciente, aunque la calidad de la uva se considera excelente. Si se cumplen las estimaciones, la producción será inferior a la del año pasado, cuando se alcanzaron 36,8 millones de hectolitros de vino y mosto, una cifra ya baja en comparación con décadas anteriores.

Las causas principales de esta reducción son las altas temperaturas, la sequía y enfermedades como el mildiu. Estas condiciones han afectado especialmente a regiones como Andalucía, Castilla y León y La Rioja. José Ugarrio, técnico sectorial del vino en ASAJA, explica que el calor continuado durante el día y la noche ha provocado un fuerte estrés en las plantas. Esto ha dificultado la maduración óptima de los racimos y ha provocado pérdidas en el volumen final. Cooperativas Agro-alimentarias ha revisado sus previsiones a la baja en un 9% respecto a su primera estimación, situando la producción en torno a 34 millones de hectolitros. Sin embargo las previsiones aún son peores: ayer, 24 de septiembre, Cooperativas Agro-alimentarias rebajó su previsión a solo 31,5 millones de hectolitros de vino y mosto, una cifra que supone un descenso respecto a las previsiones iniciales y que confirma la tendencia a la baja registrada en los últimos años.

Fernando Ezquerro, presidente del Consejo Sectorial Vitivinícola, señala que aunque la campaña es corta en cantidad, la calidad es muy buena. Considera que esta circunstancia puede servir para poner en valor los vinos españoles. Sin embargo, el sector atraviesa un momento complicado. Joaquín Vizcaíno, responsable del sector vitivinícola de COAG, recuerda que la producción se acerca a los niveles más bajos de los últimos 25 años debido a la ola de calor sufrida en agosto y a la persistencia de la sequía. Esto ha acelerado la maduración y ha obligado a vendimiar con rapidez porque las uvas pierden peso rápidamente.

Joan Santó, responsable del sector vitivinícola en Unión de Uniones, coincide en que el sector está bajo presión por estas circunstancias. Además, hay problemas económicos derivados de la caída del consumo tanto nacional como internacional. En Rueda, los viticultores han reclamado compensaciones por los daños causados por el mildiu. En Ribera del Duero, algunos productores consideran que las enfermedades y las heladas han regulado las producciones y evitado una caída mayor de precios.

El consumo interno sigue bajando cada año. Según datos de la Organización Internacional del Vino y el Observatorio Español de los Mercados del Vino, el consumo mundial cayó un 10% en 2023 y las exportaciones españolas descendieron un 9% hasta menos de 21 millones de hectolitros. En España, el consumo per cápita ha pasado de 9,23 litros en 2013 a 6,9 litros por persona y año actualmente.

El cambio en los hábitos alimentarios también afecta al sector. El consumidor actual prefiere productos frescos y saludables frente a opciones con mayor graduación alcohólica o más elaboradas. El vino tinto pierde terreno frente al blanco y los consumidores jóvenes no muestran interés por incorporarse al consumo regular. Desde COAG subrayan que el consumidor habitual es mayor de 50 años y no hay relevo generacional.

La situación económica es complicada para muchas bodegas y viticultores. En Toro se han dado casos donde algunas bodegas venden su propia uva para obtener liquidez ante el exceso de existencias sin salida comercial. En Ribera del Duero varias bodegas han limitado sus compras ante las incertidumbres del mercado exterior y la debilidad del mercado interior. En Galicia cientos de explotaciones familiares ven amenazada su viabilidad por el desplome de precios y más de 350 viticultores no pudieron vender su uva en la pasada campaña.

En La Rioja, representantes agrarios denuncian que los agricultores llevan cinco campañas cobrando por debajo de los costes de producción mientras algunas grandes bodegas publican beneficios elevados. Las cooperativas también sufren dificultades económicas graves.

Castilla-La Mancha sigue siendo la mayor región productora pero con precios muy bajos para la uva: entre 0,24 y 0,27 euros por kilo para tinta y entre 0,23 y 0,26 para blanca según datos recogidos por Vinetur para este año. Aunque hay una subida respecto al año anterior, sigue existiendo una diferencia importante con otras zonas como Rioja o Rías Baixas.

Ante esta situación muchos afectados piden medidas como arranques subvencionados de vides o suspensión temporal de nuevas plantaciones para ajustar oferta y demanda. El problema no es exclusivo de España; Francia también ha iniciado programas para eliminar viñedos ante problemas similares.

COAG advierte que los síntomas negativos se repiten cada campaña sin solución clara a corto plazo. La caída del consumo se une al aumento del precio en hostelería, recomendaciones médicas contrarias al consumo incluso moderado y subidas constantes en los costes de producción. El sector genera más de 20.000 millones de euros anuales y emplea a unas 360.000 personas cada año pero podría verse gravemente afectado si no se toman medidas urgentes.

El mildiu es uno de los factores que más ha influido este año en la reducción productiva. Se trata de una enfermedad causada por un hongo (Plasmopara viticola) que afecta a hojas, sarmientos y racimos debilitando las cepas e incluso provocando su muerte si no se controla adecuadamente mediante poda selectiva y tratamientos antifúngicos.

El futuro inmediato exige cambios rápidos tanto desde el punto de vista productivo como comercial para adaptarse a unos patrones sociales que evolucionan hacia estilos alimentarios más saludables donde el alcohol tiene cada vez menos presencia.

¿Te gustó el artículo? Compártelo

Leído › 920 veces