Miércoles 30 de Julio de 2025
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La vendimia en Cataluña ha comenzado la madrugada de este miércoles al jueves, tras cuatro años marcados por una sequía que ha reducido la producción y ha puesto en alerta a los viticultores. Este año, las expectativas apuntan a un aumento de entre el 20% y el 25% en la cantidad de uva recogida respecto al año pasado, especialmente en zonas como el Penedès, donde se concentra la mayor parte de la producción catalana. Sin embargo, la inquietud se mantiene por la posible bajada del precio de la uva, que podría situarse unos 25 céntimos de euro por kilo por debajo del año anterior.
El inicio de la cosecha ha tenido lugar en Gramona, en un viñedo de chardonnay situado en El Bedorc (Piera), propiedad del viticultor David Altés. La vendimia se realiza manualmente y durante la noche para preservar mejor los aromas de las uvas. Roc Gramona, director técnico de la bodega, explica que este ciclo ha estado marcado por lluvias abundantes, lo que no ocurría desde hace cinco años. Según Gramona, la gestión adecuada del viñedo ha permitido obtener una uva con maduración equilibrada y buena calidad.
A pesar de las buenas previsiones en cuanto a cantidad y calidad, los viticultores muestran preocupación por el precio que recibirán por su producto. Grandes bodegas como Freixenet o Vallformosa aún no han comunicado sus precios para esta campaña. Codorníu sí lo ha hecho y prevé mantener el llamado “plus climático” para compensar los efectos de la sequía, pagando alrededor de 0,80 euros por kilo, igual que el año pasado.
El sindicato agrario Unió de Pagesos advierte que no aceptará precios por debajo de los 60 céntimos por kilo para las uvas destinadas a cava. El año pasado se pagó una media de 85 céntimos por kilo. Josep Marrugat, miembro del sindicato, afirma que pagar menos supondría poner en peligro la viabilidad del sector. Jaume Domènech, vocal del Consejo Regulador de la DO Cava y miembro del sindicato Joves Agricultors i Ramaders de Catalunya (JARC), señala que el aumento de los costes obliga a mantener los precios del año anterior para asegurar la rentabilidad.
Un estudio reciente encargado por el Departament d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural calcula que producir un kilo de uva para cava cuesta entre 0,45 y 0,50 euros al viticultor. Este cálculo incluye mano de obra familiar y otros gastos asociados a cada campaña. El estudio sirve como referencia para fijar precios mínimos que permitan cubrir los costes.
El Consejo Regulador de la DO Cava ha reducido este año el rendimiento máximo autorizado a 10.500 kilos por hectárea, aunque permite ampliar hasta 1.500 kilos más si hay acuerdo privado entre viticultores y bodegas. Esta medida busca ajustar la oferta a la demanda y evitar caídas bruscas en los precios.
Según datos del Institut Català de la Vinya i el Vi (Incavi), este año hay un 28% más de uvas respecto al anterior en las parcelas analizadas dentro del ámbito catalán de la DO Cava. Joan Gené, director general del Incavi, indica que el estado sanitario es correcto y que las lluvias han ayudado a recuperar las vides tras años difíciles.
En otras denominaciones catalanas también se esperan incrementos importantes en la producción respecto al año pasado. En DO Catalunya se prevé alcanzar entre el 80% y el 85% de la media cosechada en la última década. En DO Penedès confían en llegar a un 25% más que en 2024 y celebran ser pioneros en conversión total a cultivo ecológico. En Priorat se espera un aumento del 20%, aunque las lluvias recientes no han beneficiado tanto a esta zona.
Otras denominaciones como Pla de Bages, Montsant o Tarragona también prevén subidas entre el 20% y el 25%. En Costers del Segre calculan un incremento del 10% en variedades blancas y hasta un 40% en tintas. En Empordà esperan volver a cifras normales tras una caída importante el año pasado debido a la sequía.
Algunas zonas han sufrido daños puntuales por granizo o plagas menores, pero no se han registrado problemas graves como los causados otros años por el mosquito verde o enfermedades fúngicas. En Alella están pendientes de evaluar los efectos del granizo reciente antes de hacer previsiones definitivas.
En Conca de Barberà se estima que entrarán entre un 30% y un 40% más de uvas que en 2024, aunque recuerdan que el año pasado fue especialmente bajo debido a la sequía. En Terra Alta también esperan una subida cercana al 20%, pese a algunos daños localizados por granizo.
La vendimia catalana arranca así con buenas perspectivas productivas pero con incertidumbre sobre los precios finales que recibirán los productores. Las organizaciones agrarias insisten en que es necesario garantizar precios justos para asegurar el futuro del sector vitivinícola catalán tras varios años complicados por factores climáticos adversos.
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