Mariana Gil Juncal
Viernes 04 de Octubre de 2024
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Si en la década del 70 el gran consumo de vino hacía que el blanco y el tinto sean la tendencia en las mesas de todos los argentinos, tras la revolución de los 90 con la llegada de no sólo tecnología sino la elaboración de menor cantidad de vinos con una más alta calidad, hoy las bodegas argentinas trabajan arduamente por dejar la huella de sus terroirs en cada vino que elaboran.
Así trabajan Santiago Achával y Roberto Cipresso winemakers y cofundadores de Matervini para quienes después del boom del Malbec, siempre hay más Malbec pero elaborado en diversos lugares y con distinto carácter. De hecho, la bodega nació en 2008 con el objetivo de demostrar cómo partiendo de una misma variedad las uvas de distintos terroirs pueden dar vida a vinos con una personalidad absolutamente diferente. "Lo que mejor describe al Malbec es la plasticidad y la adaptabilidad. Pero hay que aclarar que el Malbec no se adapta para producir lo mismo en todas partes (lo que sería un tipo de adaptabilidad) sino que se adapta cambiando todo, incluso los gustos y aromas de su fruta. Esta plasticidad es uno de los dos elementos que convierte al Malbec en la reina de las variedades en Argentina. O sea que la plasticidad es un elemento necesario para ser la variedad coronada, pero no un elemento suficiente" comienza Achával para quien el gran éxito del vino de terroir es que sobreviva a sus dueños. ¿Qué más hace falta para coronar una variedad? "Que en todos los lugares donde madura el Malbec, el mejor vino tinto sea el Malbec. He producido vino en Medrano, Luján de Cuyo, Tupungato, Altamira, La Consulta, Las Heras, Cafayate, Angastaco o en el Zonda en San Juan. He producido a 650 msnm, a 1000, a 1200, a 1400, a 1600, 2000, 2200 y 2400 msnm. Y en todos estos lugares y todas estas alturas se mantiene una máxima: el mejor tinto es Malbec. Ese es el segundo elemento necesario para coronar al Malbec como la variedad de las mil caras".
Si hablamos de las mil caras del Malbec, Cipresso cuenta que sus vinos a pesar de tener la misma viticultura entre sí, los mismos indicadores para madurez en cosecha, la misma temperatura de fermentación, el mismo criterio de prensado y la misma crianza en barrica, son distintos entres sí. "A pesar de tener todos esos elementos iguales, cada uno es un individuo único, palpablemente diferente. Es como cuando hacés un experimento en el que mantenés todas las variables sin cambios, excepto el viñedo, y la única explicación de la diferencia entre los vinos, es el viñedo. La suma de suelo, microclima, exposición y luminosidad". Por eso para que esta dupla elija un terroir para elaborar un vino tiene que tener la suficiente potencia como para expresarse de manera coherente e identificable año tras año, a pesar de las variaciones de la añada. Y es imprescindible que pueda identificarse en la copa y sobre todo que el vino que nazca sea diferente que el Malbec "standard".
Así Finca en Perdriel a 1000 msnm da un vino con notas de grafito y violetas, con un gran equilibrio y serenidad. El de Piedras Viejas en Las Heras a 1600 msnm da mineralidad calcárea, potencia de taninos, con una larguísima duración en boca y tensión. Y el de Canota en Las Heras a 1000 msnm da flores blancas, notas de hierbas del pedemonte y evidencias de "we're not in Kansas anymore Toto".
Si hablamos de cómo realizan las expediciones de búsquedas de nuevos terruños a coro responden que siempre están en estado de alerta con la nariz levantada al viento, dejando que el instinto mande. Buscando en la montaña, más al oeste, más en lo alto. Buscando en la Precordillera donde la geología es más vieja, donde el suelo es original y no tan aluvional.
En Cafayate Salta, Bodega Etchart recientemente lanzó su Assemblage Malbec-Malbec, resultado del equilibrio y la armonía entre el sol, los cerros calchaquíes y los viñedos más antiguos de la bodega. Porque hoy los blends también pueden tener no sólo varietales distintos sino una misma variedad que al venir de dos terruños diferentes genere dos componentes totalmente heterogéneos.
"El Malbec es una variedad muy plástica que tiene la naturalidad de transmitir muy bien las características del terroir y, en el caso del norte, la altura es un factor diferencial muy importante que marca mucho a los vinos desde la concentración a la estructura" destaca Sebastián Fernández, chief winemaker de la bodega quien agrega que sus vinos tienen "una variabilidad que va de los 1.700 hasta a los 3.000 msnm, además de contar con una gran diversidad de suelos en muy poca superficie y distintos tipos de exposición solar incluso en los mismo viñedos; lo que permite la interpretación del terroir y de cómo el manejo del viñedo, los puntos de cosecha y el uso de la madera pueden hacer que tengamos tantas expresiones distintas de una misma variedad". Así con el assemblage Malbec - Malbec la bodega quiere mostrar la máxima expresión del terroir a través de un blend de dos parcelas diferentes sin ningún paso del vino por madera con la idea de resaltar toda la pureza del Malbec cafayateño.
"Estas parcelas fueron seleccionadas porque sus tipos de suelo son totalmente diferentes, por ejemplo la parcela de La Coquena representa la historia y el linaje de nuestra bodega y nos da el típico Malbec del norte argentino con concentración y esa impronta tánica típica de los tintos vallistos. Y por otro lado la parcela de Río Seco representa una nueva era en nuestros vinos en donde con un suelo pedregoso corto que hace miles de años fue parte del lecho del río, hoy nos da vinos con un estilo de fruta más madura y sobre todo floral, con un tipo de tanino más filoso y marcado que aporta al blend otra dimensión en boca y complejidad en nariz".
En busca de más caras del Malbec, Falasco Wines desde Valle Uco descubrió hace algunos años que allí la variedad insignia de la Argentina destacaba no solo por su calidad sino por su heterogeneidad. "Con la llegada del riego presurizado se dio lugar a nuevas plantaciones y a la posibilidad de dividir a esta gran región en terruños más pequeños y homogéneos en términos de suelo principalmente y de clima en menor medida. Así encontramos dentro de Bressano Malbec zonas más altas y septentrionales como Gualtallary, donde el Malbec se expresa con un buen potencial de fruta roja y notas herbales y en boca destacan los taninos con textura rugosa. El Malbec del centro del Valle, más precisamente de Chacayes, nos aporta aromas de fruta roja madura, texturas calcáreas y un largo final. Y algo para destacar es que los ensambles se complementan muy bien con el aporte de la región austral del Valle de Uco, como lo son Pampa el Cepillo y Altamira donde se destacan las notas florales y especiadas, acompañadas de taninos muy sucrosos, que aportan la sensación de gordura en el centro de boca" explica Alejandro Cánovas, responsable de todos los tintos de la bodega para quien lo más importante para elaborar vinos con el foco en el terroir es "dejarse seducir siempre por el paisaje que se compone por el entorno, las cepas y el suelo que es lo que me lleva a interesarme a poner nuestro mayor esfuerzo en descubrir el máximo potencial experimentando año tras año con diferentes parcela, momentos de cosecha y vinificaciones".
Desde la Patagonia, la centenaria bodega Humberto Canale recientemente renovó su línea de vinos Old Vineyard con un foco en el savoir faire que les dejó un estudio de su terroir. "Nuestros suelos son heterogéneos y aluviales y fundamentalmente tenemos algo súper importante que es el agua. Por lo tanto, podemos trabajarlos como mejor nos convenga" comienza Juan Martín Vidiri, ingeniero agrónomo de la bodega quien enumera que en el Alto Valle del Río Negro hay cuatro tipos de suelos. Esta información proviene de un trabajo de investigación que realizó el INTA hace algunos años en los que se identificaron suelos aluviales zonales y se los clasificó en cuatro tipos: Costa, Costa-Media, Costa-Media-Barda y Barda. Cada uno de ellos presentan diferentes composiciones texturales, de materia orgánica, porosidad y retención hídrica. "Nosotros sectorizamos esos suelos en nuestros viñedos realizando mapas de suelos y cada vez somos más precisos en donde elegimos plantar los nuevos viñedos y variedades. Teniendo en cuenta, no solo el suelo, sino los otros factores como cercanía al río o vientos. Afortunadamente nosotros tenemos agua pura de deshielo que nos ayuda a compensar y manejar los viñedos de forma óptima y precisa. Y estos suelos le otorgan diferentes características al viñedo y por ende a los vinos que producen. Ahora si nos metemos de lleno en nuestro viñedo, predominan dos tipos de suelos, que se encuentran -en sentido longitudinal del Valle- en el centro del mismo. Los de Media Barda que están hacia el centro-norte, más cerca de la barda Norte y los de Media Costa que están más cerca del Río Negro y limitan con los suelos de barda y la costa respectivamente. En los de Media Barda los suelos son más pesados y compactos y el contenido de limos y arcillas es mayor que en los demás suelos y presenta un horizonte calcáreo laminar a 20-25 cm. Son suelos con mayor retención de agua y con moderada a buena infiltración. El PH es levemente alcalino con lo cual hay buena disponibilidad de nutrientes. Y los de Media Costa presentan menor porcentaje de limos, arcillas y mayor proporción de arenas. Son suelos más sueltos, con mayor infiltración y menor retención hídrica. Y el PH es neutro a levemente alcalino".
Con esta diversidad de suelos ¿cómo son los estilos de vinos de los distintos perfiles de terroir?"Los vinos elaborados a partir de uvas de viñedos plantados en diferentes perfiles de suelo del Alto Valle del Río Negro tienen características únicas que aportan mucha complejidad. En los suelos de Media Costa, más arenosos, los viñedos tienen menor expresión vegetativa lo que hace que los vinos sean más frutados y concentrados. En cambio, en los suelos de Media Barda, francos limosos, con mayor presencia de arcilla y calcáreo los viñedos tienen mayor expresión vegetativa, como consecuencia los vinos son más frescos y minerales" agrega Horacio Biblioni enólogo de la bodega quien adelanta que actualmente están trabajando con un mismo clon de Pinot Noir en los dos tipos de suelos y los tendrán listos para salir al mercado en el 2026.
Si además del concepto de terroir sumamos la edad del viñedo Bibiloni explica: "Si tomamos como ejemplo nuestros 2 cepajes de mayor edad, un Riesling con 87 años y un Semillón de 82 años vemos que estos vinos han ganado en complejidad, equilibrio e intensidad aromática con el transcurso de los años. La razón es el menor rendimiento por planta y mayor desarrollo de exploración radicular de estas viñas. Y al provenir de nuestro terroir del Alto Valle del Río Negro los vinos que elaboramos tienen una identidad que los diferencia de otras zonas vitivinícolas ya que predominan los aromas a frutas frescas, la mineralidad, la elegancia y la frescura como consecuencia de la acidez natural".
¿Qué habrá de nuevo para degustar la Patagonia? "Hoy estamos con un nuevo desarrollo de viñedos orgánicos así que a partir del 2025 tendremos la certificación de los mismos. La idea fue hacerlo con la variedad emblemática de la Argentina el Malbec y con la que distingue a Río Negro, el Pinot Noir" cuenta orgullosa Lucrecia Barzi, gerente de marketing y turismo de la bodega quien detalla que "para ello elegimos una parcela de la chacra 188 que está separada y bien aislaba del resto de los cultivos que tenemos y plantamos en el 2018 unas 5,7 hectáreas en total: 2,6 de Pinot Noir y 3,1 de Malbec para en la primera cosecha tener unas 30.000 botellas que lanzaremos para fines de 2025".
Además, este año lanzaron dentro de la renovada línea Old Vineyard un Riesling 2022, cosecha de excepción. "La cosecha 2023 fue muy especial por las extremas condiciones climáticas del invierno patagónico. Aún así, la selección de uvas de nuestro Humberto Canale Old Vineyard Riesling plantado en 1937 nos dio un vino fascinante por su expresión, frescura y aromas. Esta pequeña y muy exclusiva partida es de sólo 967 botellas y fue valuada con 95 puntos por el destacado crítico Tim Atkin".
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