Viernes 13 de Septiembre de 2024
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El informe presentado por Rafael del Rey para el Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMv) en septiembre de 2024 analiza de manera detallada la evolución reciente del comercio mundial del vino, con especial atención en el mercado estadounidense. Esta revisión se basa en la observación de una tendencia preocupante que comenzó a finales de 2023, cuando las alarmas sobre el sector vinícola a nivel global se encendieron debido a una caída en el volumen y, de forma más reciente, en el valor de las exportaciones mundiales de vino.
Hasta ese momento, aunque las exportaciones de vino en volumen ya venían cayendo desde hace algunos años, el valor de las mismas había crecido de manera constante, impulsado por el fenómeno de la "premiumización". Este término describe una tendencia que se observó durante años, en la que, a pesar de que las ventas en volumen caían, los precios subían, lo que permitía que las ganancias en valor se mantuvieran. Sin embargo, la situación cambió drásticamente en 2023, cuando ambas métricas —volumen y valor— comenzaron a caer al mismo tiempo, lo que generó gran preocupación entre los actores del sector vinícola.
Uno de los factores clave detrás de esta caída en las exportaciones es el mercado estadounidense, que juega un papel fundamental en el comercio mundial de vino. Estados Unidos representa el 17% del valor total del mercado mundial de vino y casi el 13% en volumen, lo que lo convierte en el principal mercado por facturación y el tercero más grande en términos de litros importados. Cualquier alteración en las tendencias de importación en Estados Unidos tiene un impacto inmediato y significativo en el comercio mundial de vino.
Desde mediados de 2021 hasta mediados de 2023, el mercado estadounidense experimentó un auge extraordinario en las importaciones de vino, alcanzando cifras récord en volumen y valor. Las importaciones en volumen crecieron hasta los 14,35 millones de hectolitros a principios de 2023, un aumento impresionante considerando que durante la pandemia el volumen apenas se redujo en un 3,5%, lo que equivalió a una pérdida de 43,3 millones de litros entre febrero de 2020 y marzo de 2021. Sin embargo, tras este crecimiento en los dos años posteriores a la pandemia, las importaciones en volumen comenzaron a caer de manera abrupta en marzo de 2023.
El impacto de la pandemia en las importaciones estadounidenses de vino fue más notable en términos de valor que de volumen. Entre febrero de 2020 y marzo de 2021, las importaciones en valor cayeron un 19,4%, lo que representó una pérdida de 1.113 millones de euros. Este descenso estuvo influido tanto por el tipo de canal de distribución afectado por la pandemia —principalmente la hostelería— como por las diferencias en el impacto entre las distintas categorías de vino. Los vinos espumosos, por ejemplo, registraron una caída más pronunciada en ventas (-13,9%) que los vinos no espumosos envasados (-8,4%). En contraste, las ventas de vino a granel y en formato Bag-in-Box (BiB) aumentaron un 11,2% y un 20,7%, respectivamente.
A pesar de esta caída inicial, la recuperación del valor de las importaciones fue aún más espectacular que la del volumen. Las importaciones en valor pasaron de 4.638 millones de euros en el punto más bajo de la crisis a cerca de 7.200 millones de euros en marzo de 2023, lo que supuso un aumento de 2.500 millones de euros en tan solo dos años. Este crecimiento fue impulsado no solo por el aumento en volumen de las importaciones, sino también por una subida extraordinaria de los precios medios. Los precios aumentaron un 30% en ese mismo periodo, como resultado de la creciente demanda y el incremento general de los costos debido a la inflación.
Sin embargo, la cuestión clave que plantea el informe es si este crecimiento sin precedentes en las importaciones estadounidenses fue el responsable de la brusca caída que siguió en 2023 o si hay otros factores adicionales que contribuyeron a este declive. Las cifras de los primeros meses de 2024, hasta julio, muestran que la fuerte caída de 2023 se ha estabilizado. Las importaciones en volumen han oscilado entre 12,26 y 12,28 millones de hectolitros durante este periodo, lo que sugiere que la caída podría haber sido temporal y atribuida a causas específicas, como la acumulación de un exceso de stock en Estados Unidos.
Para profundizar en esta cuestión, el informe del OeMv estima el volumen de excedente de vino acumulado en el mercado estadounidense. Comparando la evolución real de las importaciones con una hipótesis de cómo habrían evolucionado las importaciones si hubieran mantenido las tasas de variación promedio de los años anteriores a la pandemia, el informe sugiere que el excedente acumulado podría ser de unos 2,16 millones de hectolitros. Este exceso de compras en los dos años posteriores a la pandemia podría haber sido el principal motivo de la posterior caída de importaciones durante 2023, ya que los importadores habrían reducido sus compras para liquidar el stock acumulado.
No obstante, aunque la acumulación de excedentes ofrece una explicación plausible para la caída de las importaciones, el informe también señala que la disminución del consumo de vino en Estados Unidos es otro factor preocupante. Según el Wine Institute, el consumo de vino en el país ha disminuido notablemente en los últimos dos años. En 2021, el consumo alcanzó un máximo histórico de 40 millones de hectolitros (1.060 millones de galones), pero en 2023 cayó a 34 millones de hectolitros (900 millones de galones). El consumo per cápita también ha descendido de 12 litros por residente en 2021 a 10,1 litros en 2023.
Esta caída en el consumo podría deberse a varios factores. Por un lado, los consumidores estadounidenses pueden haber acumulado un exceso de vino durante los años anteriores, lo que podría haber llevado a una reducción temporal en las compras. Por otro lado, también podría reflejar cambios más profundos en las tendencias de consumo, como una mayor preocupación por la salud y el consumo moderado de bebidas alcohólicas, o el impacto de factores económicos, como la inflación y el aumento del costo de vida, que podrían haber afectado el poder adquisitivo de los consumidores.
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