Por primera vez en España, la producción de vinos blancos supera a tintos y rosados juntos

Un reflejo del cambio de tendencia del consumidor de vinos de la nueva era

Roberto Beiro

Miércoles 22 de Noviembre de 2023

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En la última década, la industria vitivinícola en España ha presenciado un cambio significativo en los patrones de producción. Tradicionalmente, el país ha sido conocido por sus vinos tintos robustos y sus rosados frescos, con una producción que usualmente superaba a la de los vinos blancos. Sin embargo, los datos más recientes, presentados en el último informe de Analistas Financieros Internacionales (AFI) presentado hace pocos días en Madrid, indican un giro sorprendente en esta tendencia: en 2022, la producción de vinos blancos en España ha superado, por primera vez, a la suma de la producción de vinos tintos y rosados. 

La gráfica proporcionada por AFI (arriba) revela que, desde 2008 hasta 2022, ha habido fluctuaciones en la producción de los distintos tipos de vino. Los vinos tintos y rosados, representados por los cuadrados rojos en la gráfica, han mostrado un estancamiento con descenso paulatino en la producción a partir de 2013, con picos notables en 2013 y 2017. A pesar de estas alzas temporales, la tendencia general ha sido de estancamiento en general y una disminución en la producción si computamos a partir de 2013. Por otro lado, los vinos blancos, indicados por los diamantes verdes, han experimentado un crecimiento más constante, con un ascenso pronunciado hasta 2022 que los sitúa por encima de la producción combinada de tintos y rosados. En particular, desde 2013 el volumen generado de este tipo de vinos se ha situado por encima de los 16 millones de hectolitros sin bajar de esta cifra.

Factores influyentes

Varias razones pueden explicar esta evolución en la producción vinícola española:

  • Cambio en las preferencias del consumidor: La demanda de vinos blancos ha estado en aumento, tanto en el mercado nacional como en el internacional. Los consumidores buscan opciones más ligeras y refrescantes, especialmente en climas cálidos y para acompañar la gastronomía mediterránea, donde el vino blanco encuentra un maridaje perfecto.
  • Diversificación de la oferta: Las bodegas españolas han ampliado su catálogo de vinos blancos, explorando variedades autóctonas y creando perfiles de sabor únicos, desde ligeros hasta muy robustos, que han captado la atención del mercado.
  • Adaptación al cambio climático: El aumento de las temperaturas y las variaciones en el régimen de lluvias han afectado las zonas vinícolas de España. Los vinos blancos, en muchos casos, requieren menos tiempo de maduración y son más resilientes a estos cambios, lo que ha podido influir en la decisión de los productores a favor de su elaboración.
  • Innovaciones en viticultura y vinicultura: Las técnicas modernas en la viticultura han permitido a los viticultores españoles mejorar la calidad de las uvas blancas y, por ende, del vino producido. La inversión en tecnología para la vinificación de blancos también ha sido un factor clave.

Implicaciones para la industria

Este cambio en la producción tiene implicaciones significativas para la industria vitivinícola en España. Por un lado, las bodegas tendrán que ajustar sus estrategias de cultivo y marketing para adaptarse a la creciente demanda de vinos blancos. Por otro lado, la exportación de vinos blancos españoles puede ofrecer nuevas oportunidades en mercados donde antes predominaban los tintos y rosados.

El ascenso de los vinos blancos en España no es un fenómeno aislado, sino parte de un cambio más amplio en el sector vitivinícola que podría redefinir el panorama vinícola español en los próximos años. A medida que los productores y consumidores sigan explorando la diversidad y riqueza de los vinos blancos, se espera que esta tendencia continúe creciendo.

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