Martes 07 de Noviembre de 2023
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El sector vitivinícola israelí, conocido por sus vinos de calidad y sus innovadoras técnicas de cultivo, se enfrenta hoy a una prueba sin precedentes. La reciente escalada de violencia en la región ha llevado a una situación de emergencia que afecta a todos los ámbitos de la sociedad, incluida esta industria emblemática.
El amanecer del 7 de octubre trajo consigo una serie de ataques lanzados por Hamas desde la frontera de Gaza contra Israel, un hecho que impactó profundamente en la cotidianidad del país, incluyendo sus viñedos y bodegas. Victor Schoenfeld, enólogo de la Bodega Golan Heights, se vio en la difícil situación de perder a varios de sus empleados, convocados de vuelta al servicio militar, entre ellos su propio hijo, Shai, quien sirve en una base de la Fuerza Aérea.
La crisis llega en un momento crítico, en plena cosecha, con las uvas tintas aún en las cepas y las labores más intensivas de bodega sin concluir. La escasez de mano de obra se hace palpable, y la preocupación se extiende tanto a empleados israelíes como palestinos, que día a día trabajan codo con codo en este sector.
La conmoción es grande entre los viticultores, muchos de los cuales han perdido a amigos o conocidos en los ataques, y algunos saben de rehenes en manos de Hamas. Con el país en estado de guerra y luto, los restaurantes cerrados y las celebraciones ausentes, el vino ha pasado a un segundo plano.
La guerra no solo ha llamado a filas a trabajadores de viñedos, sino que también ha dejado un vacío de incertidumbre en bodegas que ya habían terminado la cosecha. El temor a nuevos ataques y la tristeza por las pérdidas humanas paralizan el corazón colectivo.
Eran Pick, de la bodega Tzora, relata cómo, apenas 30 minutos después de salir de un refugio debido a misiles cercanos, la guerra le parece algo muy lejano al mundo del vino. Incluso Domaine du Castel, una de las principales bodegas de la región, sufrió el impacto de un misil en uno de sus viñedos.
La violencia no discrimina y alcanza incluso a la Bodega Ramat Negev, donde un cohete destruyó una partida de botellas de vino. Las regiones vitivinícolas del norte, como la Alta Galilea y los Altos del Golán, cercanas a la frontera con Líbano, también sienten la tensión del conflicto.
La inquietud se suma a la desesperanza por un futuro incierto. En Tzora, por ejemplo, un cuarto del personal de cosecha de este año provenía de Gaza, mostrando un ejemplo de diversidad laboral que hoy se ve amenazada.
La guerra ha tocado cada industria y red de Israel, afectando incluso a las redes de importación de vinos finos. Daniel Lifshitz, importador de vinos y nieto de rehenes de Hamas, vive la angustia de la incertidumbre por el destino de su abuelo.
Mientras, la solidaridad agrícola emerge como un consuelo. Equipos de bodegas que han finalizado la cosecha viajan para ayudar a quienes aún tienen uvas en las cepas. Golan Flam, de la bodega Flam, habla de la necesidad de apoyar a las granjas cercanas a la frontera con Gaza.
La solidaridad también se manifiesta en el apoyo a las familias que han perdido seres queridos o sus hogares, con más de 200.000 personas evacuadas de sus comunidades.
A pesar de las circunstancias, algunos encuentran consuelo en la rutina del trabajo en bodega. En Golan Heights Winery, Schoenfeld ve en las tareas diarias una forma de mantener la moral alta y de llevar un poco de cultura y alegría a un mundo oscurecido por el conflicto.
La situación también ha repercutido en las ventas de vino dentro de Israel. Con un descenso superior al 60%, según la Asociación de Productores de Vino de Israel (IWPA), la industria enfrenta un golpe económico severo. Sin embargo, se observa un aumento en los pedidos de vinos israelíes en el extranjero, especialmente en Estados Unidos, como muestra de solidaridad.
La IWPA ha lanzado la campaña "Sip in Solidarity" para apoyar estos esfuerzos y ayudar a la economía del país en estos tiempos difíciles.
El futuro se presenta incierto, pero hay esperanza. La industria vitivinícola israelí ha demostrado su resiliencia en el pasado y busca hacerlo nuevamente, manteniendo viva la pasión por la vinicultura y la comunidad que la rodea, incluso en los momentos más oscuros.
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