Wine Rider: Cebreros, los valles del Tiétar y del Alberche

Una ruta de dos días por la DOP Cebreros para conocer la diversidad geográfica, cultural y la oferta de enoturismo de esta región vitivinícola al sur de Castilla y León donde las variedades Garnacha y Albillo Real son el alma mater de sus vinos

David Manso

Miércoles 22 de Mayo de 2024

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Esta joven denominación abulense que se formaliza en 2017 comprende un total de 35 municipios a lo largo de los Valles de Tiétar y del Alberche, y la Sierra de Gredos. Actualmente acoge un total de 23 bodegas que cultivan unas 500 ha. repartidas en más de un millar de parcelas principalmente de viñas viejas donde las variedades más cultivas y que son empleadas para elaborar sus vinos son Garnacha, para los tintos, y Albillo Real, para los blancos. Dos variedades que conformarán sus vinos ofreciendo variedad y singularidad a estos en función, no solo de la vertiente, sino también dentro de cada zona en función de la orientación, la altitud y sus suelos. Unos suelos principalmente pobres, arenosos de granito y de esquistos de pizarra que se asientan en laderas de pendiente pronunciadas.

Arrancamos ruta, partimos desde la misma población de Cebreros para realizar un recorrido circular que nos llevará a cubrir el territorio que comprende la DOP Cebreros. También arrancamos temporada, la cuarta ya, y con la novedad de viajar con el último lanzamiento de BMW, la F 900 GS Adventure, una moto más preparada para el terreno off road, pero que también permite realizar largas y cómodas jornadas por carretera.

Valle del Tiétar y Tierras de Cebreros, un viaje por la historia, cultura y enoturismo de la región

El recorrido nos llevará por el Valle del Tiétar para conocer su parte histórica y cultura visitando varios punto de interés cultural, los paisajes que rodean sus viñedos, su gastronomía y visitaremos la Bodega Huellas del Tiétar para conocer su oferta de enoturismo, recorreremos el valle del Alberche para terminar en Tierras de Cebreros, un complejo con una amplia oferta de enoturismo.

La primera de las paradas nos lleva a los famosos Toros de Guisando, un lugar que nos permite conocer más del pasado de los primeros pobladores de estas tierras, los vetones, y a su vez, descubrir un hecho histórico que marcó los designios de los que hoy conocemos como España con la firma del tratado de Guisando (1468) por el que Enrique IV cedería el trono a Isabel, su hermana, en detrimento de su hija Juana, La Beltraneja. Este emplazamiento ya nos da unas pistas de la economía de la zona en el pasado, y que hoy se mantiene con la ganadería, esa famosa ternera de Ávila.

Toros de Guisando
Toros de Guisando

La ruta bajando el valle nos lleva hasta La Adrada, concretamente hasta su castillo donde conocer más del pasado y costumbres de estas tierras. Una antigua iglesia del siglo XIII reconvertida por Ruy López Dávalos en castillo-fortaleza y que ha tenido varios propietarios; Álvaro de Luna, Beltrán de la Cueva, la familia de Alba..etc., perteneciendo hoy al Ayuntamiento de la Adrada. Una buena oportunidad para conocer un castillo, sus partes y funcionalidades, y cómo vivían los diferentes pobladores del valle a lo largo de los siglos donde la cantería, la ganadería y la agricultura, con ello la viticultura, fueron los principales motores económicos del valle.

Castillo La Adrada
Castillo La Adrada

Habiendo conocido la parte histórica y cultural del valle, me sumerjo por las vertientes que ríos y arroyos han ido horadando lentamente a su paso con los años. Dos embalses, el del Horcajo y el del Castaño son una pequeña muestra del aprovechamiento del agua como recurso natural finito y tan últimamente escaso. Los paisajes que han diseñado hacen que cada paso sea una bonita postal difícil de obviar y no pararse a contemplarla.

Embalse del Castaño

Es hora de pisar viñedo, algo que me ha acompañado durante la ruta a ambos márgenes de la carretera, principalmente a la entrada y salida de los pueblos. Visito la Bodega Huellas del Tiétar, en Lanzahíta. Un estrecho camino entre prados conduce hasta su entrada en la que los viñedos reciben al visitante. Esta bodega familiar posee varias fincas repartidas por la zona donde cultivan sus viñas en vaso de Garnacha y Albillo Real con una filosofía de respeto al viñedo para elaborar vinos de parcela.

La visita a bodega es una mezcla entre didáctica y "curiosa", lo de curiosa es porque durante la misma se conoce, además de la elaboración del vino, datos curiosos desconocidos para quién no tenga formación o conocimientos sobre vino. A la visita le sigue la cata de sus vinos en un bonito entorno rodeado de viñas con las montañas de fondo. Pero la oferta de enoturismo no se queda aquí, la reciente apertura del restaurante complementa la experiencia con las elaboraciones de Jorge García y los vinos de Huellas del Tiétar. Un espacio integrado en con el entorno que permite no sólo sentarse a la mesa como en cualquier restaurante, sino también organizar celebraciones mientras se disfruta con los viñedos de escenario. Una bodega que ha ido creciendo en torno a las sugerencias y demandas realizadas por los visitantes que han pasado por ella. Vinos nacidos del trabajo de recuperación de viñedo, de respeto a la tierra, de corte moderno sin perder la esencia de las elaboraciones de antaño. En este momento lo desconocía, pero coincidiré con una de sus elaboraciones que me sorprenderá al final de la ruta.

Bodega Huellas del Tiétar

Con esta visita finaliza la ruta por el Valle del Tiétar, me dirijo al Puerto del Pico, un paso de montaña que hace de frontera natural entre la meseta norte y la sur, y que comunica los Valles de Alberche y del Tiétar, y este último a su vez con las tierras de Toledo y Extremadura. De vital importancia en el pasado, era frecuentado por trashumantes  y arrieros siendo una vía de comunicación de personas y culturas. En él encontramos una antigua calzada romana en un muy buen estado de conservación. Hoy, además de comunicar territorios, es un atractivo turístico frecuentado por moteros y ciclistas. Como en La Parada del Arriero, un restaurante con unas magníficas vistas al valle en el que disfrutar de platos típicos de la gastronomía abulense como  las patatas revolconas con torreznos y el rabo de toro.

El final del primer día de ruta se acerca, el día se va apagando, salto al Valle del Alberche, otra de las zonas que acoge la DOP Cebreros. La carreta zigzaguea, los imponentes paisajes entre montañas empequeñecen al viajero y la diversión, junto al placer de contemplarlos, está asegurada. Serranillos, Navarrevisca, las primeras viñas asoman en esta vertiente menos boscosa que su homónima del Tiétar.  El Embalse de El Burguillo me recibe pletórico, y exuberante tras las recientes lluvias de la semana pasada. Mañana lo recorreré, hoy queda descansar, y para ello me dirijo a Tierras de Cebreros, un complejo de enoturismo con una amplia oferta que cualquier viajero del vino desearía rodeado por 40 ha. de viñedos. Tierras de Cebreros es bodega, es hotel, es gastronomía. Tres restaurantes; Cenaculum, un espacio versátil para grupos reducidos, Deorsum, un espacio más desenfadado a pie de viñedo con alta cocina, y Sursum, alta cocina en un ambiente elegante, todos ellos con unas magníficas vista a los viñedos, la sierra y sus pueblos. Además, la oferta de enoturismo se amplía con la vista a la bodega, la sala de catas donde degustar sus diferentes elaboraciones de Garnacha y Albillo Real, un museo,  una boutique donde adquirir sus vinos de Cebreros, los que la familia elabora también en su bodega en Ribera del Duero y productos selección de cercanía. La oferta de enoturismo se ampliará en breve con la inauguración del spa y de una piscina.

Tierras de Cebreros
Bodega del Complejo Tierras de Cebreros

Visito la sala de elaboración y la de barricas, donde reposan y se perfilan los vinos que disfrutará el visitante. Como adelanto a la parte gastronómica, me relajo en la terraza mientras disfruto de este magnífico balcón a la naturaleza con una copa de su blanco Panis Angelorum 2023, un varietal de Albillo Real con 4 meses de barrica, intenso, complejo, con notas de miel, largo. La parte gastronómica la disfrutaré en el restaurante Sursum con productos típicos de la zona y de cercanía. Excelente presentación para unos platos bien elaborados, todo ello acompañado por los vinos de Tierras de Cebreros. Sursum Corda 2023, frescura y mucha fruta, Sursum Corda 2023 4 meses, fruta madura, complejo, sabroso, y Sursum Corda 2021 12 meses, fresa, chocolate, café, intenso. Vinos de Garnacha 100% que muestran la versatilidad de la variedad y que de tener que elegir uno mi elección personal sería Sursum Corda 2023 4 meses, muy rico para mi gusto. Toca descansar, y qué mejor manera que con vistas al viñedo. Una experiencia de enoturismo completa, muy gratificante, elegante y relajante a la vez, la mejor manera de cerrar un intenso día de ruta. Mañana despertaré nuevamente con la mirada fija en el horizonte, a los viñedos y con la segunda parte de esta ruta por la DOP Cebreros.

David Manso
Licenciado en Marketing y apasionado del vino.
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