Sierra de Salamanca: Los sentidos del territorio

David Manso

Jueves 16 de Junio de 2022

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Acudo a esta convocatoria en La Casa Encendida al igual que cuando uno tiene ya una cita concertada, solo que en esta ocasión esta es a ciegas. No dispongo de más información que el sitio y la hora, siendo mi único referente el de conocer de dónde procede la otra parte. Sé que es salmantina, que viene de comarca de la Sierra de Francia, y esto me hace intuir que su nombre con toda seguridad será Rufete, Conozco su color, sé que es tinta, pero tras mi cita descubriré que tiene una hermana, la cual no conozco, y que a las dos las distingue, entre otros atributos, el color de su piel.

Antes de encontrarnos cara a cara, la situación me lleva a conocer cómo es el lugar de donde procede. Nada más cruzar la puerta de la Casa Encendida, un recorrido con varias paradas nos lleva a través de varios códigos QR a una audioguía que nos descubrirán la composición de sus suelos principalmente de granito y pizarra. Su clima mediterráneo con inviernos cortos y suaves, y veranos largos, calurosos y secos. Una zona con larga tradición en el cultivo de la vid y en la elaboración de vinos, en la que la viña se aloja en bancales y cuya variedad principal en tintas es la Rufete, y en cuanto a variedades blancas es la Rufete Blanca, la hermana desconocida que antes mencionaba. Ambas, coexisten con otras variedades, en tintas Tempranillo y Garnacha, por aquí conocidas como Aragonés y Calabrés respectivamente, y en blancas Palomino y Moscatel.

Tras conocer el entorno es momento de presentarme ante mi cita, a conocer los vinos de la DOP Sierra de Salamanca. Un recorrido por nueve bodegas con un total de 43 vinos que muestran a través de las variedades cultivadas y sus elaboraciones el potencial de esta denominación. Los varietales de Rufete poseen intensidad aromática, complejidad, mucha fruta y frescura en los más jóvenes. Los que han pasado por barrica también mantienen bien los aromas primarios. Algunos, los que usan barrica nueva para la crianza, esta queda algo marcada, sin embargo, para aquellos que prefieren emplear una usada, esta está bien integrada, presente y poco marcada, en su justa medida, mientras que siguen preservando a la propia uva. Estos últimos son más de mi agrado personal. Es cuestión de gusto.

Aquellas elaboraciones en las que la Tempranillo es complemento en menor proporción que la Rufete, o va pareja (al 50/50), los vinos ganan en complejidad y estructura, presentando estos más cuerpo y tanicidad. En sus elaboraciones blancas, las cuales sinceramente desconocía, la sorpresa fue grata. Unos vinos elaborados principalmente con Rufete Blanca, alguno también con Palomino y Moscatel, Vinos frescos, con buena acidez, esta media, e intensidad aromática.

La cita acabó bien, la variedad Rufete refleja la identidad particular de esta zona de producción. Una variedad que se expresa muy bien tanto en vinos jóvenes, como en aquellos que la barrica, usada como he señalado, ofrece el aporte justo y les hace ganar en complejidad mientras preserva los aromas de la variedad. Me hubiera gustado haber tenido la ocasión de probar uno de larga guarda, con 10 años o más, para ver como hubiera evolucionado, como se habría comportado tras un largo reposo en botella, pero no había ninguno presente. Imagino que el tiempo le habría tratado bien ya que capacidad para ello tienen. Otra vez será.

David Manso
Licenciado en Marketing y apasionado del vino.
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