¿Ir a una feria de vino o ir de fiesta?

A los que nos dedicamos al mundo del vino, cuando hay una feria, se nos facilita mucho la tarea a la hora de conocer o refrescar cosas ya conocidas. Aunque, lo cierto, es que no es para todos igual.

Javier Campo

Lunes 04 de Abril de 2022

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Las ferias de vino son, en definitiva, un magnifico escaparate para todas aquellas bodegas que quieren dar a conocer sus productos o fidelizar los ya conocidos. Algunas bodegas, con un alto poder adquisitivo, pagan un espacio o stand en el cual establecer su imagen y, dependiendo del presupuesto, estos son de lo más atractivo.

Otras bodegas, en cambio, hacen un enorme esfuerzo económico para poder estar presentes en la feria y ofrecer sus vinos a quienes quieran probarlos. Normalmente, y dependiendo de la feria, esto no es barato y además del precio del stand hay que sumar gastos de hotel, comidas y por supuesto, el vino.

Los días elegidos para celebrar este tipo de eventos, suelen ser de lunes a jueves (o menos) para que los que se dedican a la restauración puedan acudir a conocer. Conocer bodegas, variedades, nuevas referencias, nuevas añadas, incluso, conocer distribuidores o posibles clientes porque, nunca se sabe.

Para situarnos. Barcelona Wine Week. Un evento que aglutina muchas bodegas, muchos distribuidores, muchos restauradores y muchos aficionados al mundo del vino. Todos, o casi todos, profesionales del vino. Pero no. He podido comprobar con asombro que, algunas cosas no cambian.

¿Cómo es posible que a las 12,30 horas de la mañana haya gente que ya esté completamente ebria? Estamos de acuerdo que mucha gente, tolera mejor o peor el alcohol. Estamos de acuerdo que algunas personas no escupen el vino al catarlo. Pero es un poco lamentable ver como alguien que se hace llamar profesional o restaurador llega a un stand y pide que le sirvan "el más bueno que tengas".

El representante de la bodega, con una enorme sonrisa, le intenta explicar los inicios, la historia, las variedades, la elaboración y... se encuentra con una interrupción "déjate de rollos y llena". Que lamentable. Le da absolutamente igual el proceso o la singularidad. Aspavientos, voz alzada y efusivos saludos a varios metros.

Es increíble que aun estemos así. Esta claro que ir a una feria puede ser divertido y lúdico. Está claro que después de varias horas probando, te dé calor y la sonrisa se amplíe. No pasa nada. Como hemos dicho al principio, la tolerancia de cada uno es diferente. Pero, te dan una invitación para que vayas a un evento que cuesta dinero. Te intentan explicar un producto que más tarde, tu debes vender en tu local si es que lo eliges. Y, a cambio, te pones fino, no aprendes nada y luego, te quejas de que si los precios, que si este lo trae mas barato, que si los clientes... Por favor, así, no vamos bien.

Javier Campo
Sumiller y escritor de vinos
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