Carlos Lamoca Pérez
Viernes 10 de Septiembre de 2021
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"Los recursos financieros de que disponga la Generalitat podrán ajustarse para que el sistema estatal de financiación disponga de recursos suficientes para garantizar la nivelación y solidaridad a las demás Comunidades Autónomas, con el fin de que los servicios de educación, sanidad y otros servicios sociales esenciales del Estado del bienestar prestados por los diferentes gobiernos autonómicos puedan alcanzar niveles similares en el conjunto del Estado, siempre y cuando lleven a cabo un esfuerzo fiscal también similar . El Estado garantizará que la aplicación de los mecanismos de nivelación no altere en ningún caso la posición de Cataluña en la ordenación de rentas per cápitaentre las Comunidades Autónomas antes de la nivelación".
"La Comisión Mixta de Asuntos Económicos y Fiscales Estado-Generalitat es el órgano bilateral de relación entre la Administración del Estado y la Generalitat en el ámbito de la financiación autonómica. Le corresponden la concreción, la aplicación, la actualización y el seguimiento del sistema de financiación, así como la canalización del conjunto de relaciones fiscales y financieras de la Generalitat y el Estado" (Estatuto de Cataluña)
Corresponsabilidad fiscal. En su momento fue el invento-fierabrás que iba a acabar con el despilfarro. Quien gaste que sepa lo que cuesta ganarlo. Balanzas, déficits y esfuerzos fiscales, agencias tributarias autonómicas, conciertos económicos, cupos, tratamientos diferenciales, relaciones bilaterales....No nos bastaba con tener en nuestro sistema tributario uno de los residuos históricos más anacrónicos e insolidarios de Europa, cual es el de la foralidad.
Tuvimos que ampliar el segmento de lo excepcional y por ello, privilegiado, creando un nuevo frente de dimensiones y consecuencias que, ahora, con ocasión de la negociación "bilateral-proces" sobre financiación autonómica, comienzan a entreverse: Similitud en los esfuerzos fiscales como requisito previo para poder disfrutar de similares servicios sociales; Blindaje en el ránking de forma que podamos ser ricos para siempre; y bilateralidad, tú a tú, en las relaciones con el Estado sobre financiación autonómica. Con esto y con aquello, pretendemos realizar una vez más y "para siempre", el milagro de los panes y los peces: Seguir manteniendo el que, en la mesa de los que hace cuarenta años comen aparte, no falten las angulas de toda la vida; y a más a más que en la mesa de los que desde siempre han querido también comer aparte, no falte la langosta para el suquet.
Nadie va a salir indemne de esa veleidad. Ningún pasajero de este viaje va a mirar para atrás a preocuparse de quienes no cupieron en el vagón. Esto es una especie de viaje a ninguna parte en el que el pasaje "first-class" ha venido exigiendo día a día asientos cada vez más anchos y con más "moet" sin preocuparle en absoluto que su confort, pudiera provocar no solo una epidemia de flebitis en la clase turista, sino el ictus colectivo de un proyecto de convivencia en el que, unos, creyeron ilusionados, otros, menos y otros en absoluto. Han bastado cuarenta años para que aquello tan jubiloso pero con tantos agujeros, se rellenase con deslealtad, insolidaridad y el sálvese quien pueda. Claro está que, siempre contando con la ingenuidad de los menesterosos que siguen sin enterarse de que, los Reyes, son los padres.
Y así sucede que en las regiones de segunda, se sigue pensando en la arcadia de la solidaridad interterritorial. Mira que los parientes ricos, empiezan a evitarnos el saludo. Mira que no nos consideran como nos consideramos. Nada. Seguimos en lo nuestro. Descubriendo América cada día, forjando imperios en los que no se pone el sol e inagurando aceleradores de partículas en esa España vaciada de nuestras penas.
El caso es que desde el mismo día en se aprobó el Título VIII, hubo CCAA que pusieron a trabajar a sus zapadores en labores de galería. El juego consistía en ir minando los múltiples agujeros que se dejaron abiertos presumiendo que todos íbamos a ser leales con el texto. Un juego cantado en el que un bando se iba a encargar de presionar y presionar y otro, de ceder y ceder. Un juego en el que, para desgracia nuestra, el presionar en unos y el ceder en otros, procuraba a ambos dos, el mantenimiento del sillón y la "platinum". ¿Para qué reñir? Aunque eso supusiera el que, hoy, tengamos regiones con tantas diferencias entre sí que pretender hablar de solidaridad e integración sea prácticamente imposible. No diferencias reales, que todos somos barro y al barro hemos de volver, sino viscerales, agresivas, con exclusiva finalidad desintegradora. Regiones-naciones a punto de convertirse formalmente en Estados ; regiones que rechazan cualquier punto de conexión con una España pretendida e inventada "colonialista y explotadora" que nunca existió pero que tan buenos frutos ha dado. Un mosaico inextricable, inexplicable y pintoresco con muy difícil vuelta atrás. Así el panorama ¿cómo hablar hoy de financiación autonómica solidaria y no de antagonismo, de auto-agonía de un sistema al que solo falta hacerle un digno funeral?
Bla, bla, bla...No nos hablan con claridad:
Para que a uno lo quieran, no se puede pretender desnudar a un santo para vestir a otro. Que de eso se trata, desgraciadamente. Metidos como estamos en los nefastos valores entendidos de que esto no tiene remedio y más vale no quedarse fuera y pillar, el sistema está abocado irremediablemente a su propia estrangulación. Se firmará un papel, se llegará a un acuerdo, pero será un acuerdo de autoagonía. De que nos vamos a extrañar pues, si Laffer se llena de razones.
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