Vinos de microterruños, vinos únicos

En el mundo entero ya no hablamos tanto de grandes regiones elaboradoras de vino, sino que cada vez tienen más presencia en las etiquetas los pequeños distritos, parcelas, fincas, viñas y, a veces, hasta hileras

Mariana Gil Juncal

Lunes 02 de Noviembre de 2020

Compártelo

Leído › 6292 veces

Vista aérea de Viña Leyda

Crus en francés, vinos de pago en español o también microterruños. La cuestión es que cada vez empezamos a identificar características más similares cuando achicamos las distancias en las que se encuentra un viñedo de otro. Por eso si queremos unificar características de los vinos que deseamos beber ahora más que nunca tenemos que saber dónde nacieron las uvas que dan origen al vino.

Entonces, ¿de qué hablamos cuando hablamos de terruños?

Básicamente hablamos de la conjunción del tipo de suelo, la situación climatológica específica del lugar y la intervención del hombre que darán vida a un vino. Claro que el microterruño engloba todos estos conceptos pero en terrenos más pequeños que ofrezcan características únicas de cada lugar.

Para Pablo Navarrete, winemaker de Vinos de La Luz, que elabora vinos en el afamado Valle de Uco (Mendoza, Argentina) y en Peñafiel (Ribera del Duero, España) más allá de estas características en común que tienen los terruños o microterruños hay dos conceptos que se diferencian totalmente. Por un lado, "hay algo tangible como es  la ubicación geográfica, el clima o el suelo y, por otro lado, hay algo intangible que es la identidad propia de cada región o microregión como la cultura, la filosofía de vida o la historia. Todo esto influye de manera directa en el concepto de terroir". Y claro que todo esto además se verá reflejado en los vinos que para Navarrete tendrán "una identidad propia e irrepetible, ya que cada vino es un único exponente de un lugar, que año tras año logra describir un momento, un ciclo con variables propias".

De los vinos elaborados en la DO Ribera del Duero, Navarrete subraya la importancia de "la diversidad de suelos (con predominancia de arcilla, pero con presencia calcárea, carbonato, granito, pizarra y cuarzo), las alturas y la capacidad de su cepa emblema, la Tempranillo, que a lo largo de los años da como resultados vinos con expresión, concentración e identidad".

En tanto, en Chile, hay una Navarrete que nada tiene que ver con Pablo, y que es considerada LA enóloga chilena. En 2018 Wine Enthusiast la eligió como una de las 10 mujeres líderes de la industria del vino. Y este año, el periodista y Master of Wine británico Tim Atkin la eligió como la enóloga del año. Ella es Viviana Navarrete, quien desde 2007 se desempeña como jefa de enología de Viña Leyda -ubicada en el Valle de San Antonio, al oeste de la Cordillera de la Costa y a solo 4 km del Océano Pacífico- para quien el terruño se resume en "la particularidad de un lugar en donde confluye el clima, el suelo y la vid". Y agrega que "del tamaño del terruño dependerá lo específico y la uniformidad que tenga aquella realidad" ya que "la gracia es que esta particularidad sea capaz de producir un vino de características específicas, que destaque en sus atributos y que sean capaces de reflejar algo único y especial, difícil de replicar en otro lugar". Por eso ella trata de mostrar en cada uno de sus vinos los distintos terruños que tienen y le encanta que "el vino logre hablar del clima frío costero, de la salinidad del mar, de la mineralidad -si es que viene de suelo calcáreo- o que muestre bocas vibrantes y jugosas, si es que viene de suelos graníticos". Porque claro, cambia el suelo, cambia el terruño, cambia el microterruño y todo cambia.

Por eso, para respetar la identidad de las cepas y, sobre todo, los microterruños Viviana trabaja todos los vinos de la bodega con poca presencia de barrica para privilegiar la pureza frutal. Actualmente elige elaborar los vinos en cubas de hormigón y fudres grandes sin tostar "que funcionan de maravilla con cepas de clima frío". Además, agrega que realizan cosechas tempranas, especialmente en los Pinot Noir, buscando perfil de fruta rojo ácido, con vinificaciones siempre a bajas temperaturas en los blancos y, en el caso de los tintos, con muy poca extracción para "potenciar las bocas tensas y jugosas sobre las sobre extraídas y musculosas".

Si seguimos hablando de vinos de clima frío qué mejor que adentrarnos en la Patagonia Argentina que cuenta con una diversidad de terruños que van desde los 37º de latitud sur -en La Pampa- hasta los 45º de latitud sur, en Chubut.  Para Rubén Patritti, presidente de Wines of Patagonia (y dueño de Bodega Patritti, ubicada en San Patricio del Chañar, Neuquén), las diferencias más fundamentales de los terruños se deben a la latitud y a la diversidad de la geografía y, en cuanto a los vinos las diferencias más marcadas están entre los que vienen de San Patricio del Chañar, que los describe como "corpulentos, de color y taninos bien marcados"; en cambio los del Alto Valle de Río Negro "son más sutiles y delicados". Y si te servís copa con un vino de Chubut (N.de.la R.: donde se encuentran los viñedos más australes del mundo, más allá de los 45°de latitud sur) "vas a sentir mucho más la  frescura y la presencia de una acidez pronunciada".

Para Marcelo Miras, Secretario de Vitivinicultura de la Provincia de Río Negro (Argentina) y dueño de Bodega Miras, "las principales diferencias las podemos notar en los aromas primarios de los vinos".  Entre los cepajes mejor adaptados a la zona Miras incluye al Merlot, Pinot Noir, Malbec, Cabernet Franc, Semillón, Chardonnay, Sauvignon Blanc y Gewürztraminer, entre otros. Y, en general los vinos podría describirlos como "frescos, frutados, de equilibrada y marcada acidez natural, con colores vivos y brillantes".

Así que recuerden siempre que al pintar cada aldea y pintaremos el mundo, digo, el vino.

Microterruños del Valle de San Antonio, Chile

Para adentrarnos más de lleno en los microterruños del Valle chileno de San Antonio, Viviana Navarrete, de Viña Leyda, detalló de norte a sur las características más relevantes y las diferencias de los vinos que se encuentran en cada una de las siete apelaciones de la región.

  1. Rosario: es la subapelación más norte y la menos costera (por ende la menos fría), que limita con el Valle de Casablanca y tiene suelos de arcilla rojas. Navarrete subraya en los vinos de allí "las bocas sucrosas y cremosas" y recomienda disfrutar los Syrah, que tienen "un gran carácter".
  2. Lo Abarca: a sólo 4 kms del mar, en un sitio muy frío con suelos con distintos porcentajes de arcilla. "Son vinos en general algo más herbáceos (por ser una zona más fría) y, al mismo tiempo, muy elegantes". Destaca especialmente sus Sauvignon Blanc.
  3. Malvilla: tiene una terraza calcárea con fósiles marinos y origina vinos "muy frutosos y golosos".
  4. San Juan: tiene viñedos muy costeros, hasta 4 kms del mar, en terrazas marinas, con suelos graníticos, calcáreos y algo aluviales. Da "vinos tensos y de gran pureza frutal" y para Navarrete destacan sus Pinot Noir y Sauvignon Blanc.
  5. Arboleda: a 12 kms del mar, con suelos graníticos y suelos arcillosos genera vinos "de gran cremosidad y cuerpo". Con una gran identidad en sus Syrah y Sauvignon Blanc.
  6. Huinca: es el viñedo ubicado más hacia el oriente, con suelos graníticos con dioritas y sectores de arcilla. Destacan sus Chardonnay minerales, elegantes y de gran cremosidad. En general entrega vinos "concentrados y sucrosos".
  7. Bucalemu: es la apelación más hacia el sur de San Antonio, en la ribera sur del río Maipo. Ofrece vinos muy "honestos, frescos y frutosos".
Mariana Gil Juncal
Licenciada en comunicación social, periodista y sumiller.
¿Te gustó el artículo? Compártelo

Leído › 6292 veces