Sábado 31 de Octubre de 2020
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Siguiendo el consejo de Alfonso X "El Sabio" que usamos como apostilla en estas reflexiones desde la lareira del Museo do Viño de Galicia ("Quemad viejos leños, leed viejos libros, tened viejos amigos, bebed viejos vinos") les sugerimos a continuación una lista de lecturas para saborear al calor de la lumbre, con un buen vino en la copa.
Todas estas obras abordan, de un modo u otro, el pasado o el presente de los vinos de Galicia. Algunos lo hacen desde una óptica científica, caso de las imprescindibles "Observaciones sobre el cultivo de la vid en Galicia", del erudito Antonio Casares en 1843, y otras desde la más pura literatura, como "A esmorga", de Eduardo Blanco Amor, o "El hidalgo y otros relatos" de Ramón Otero Pedrayo.
Las publicaciones que vamos a reseñar, incluidas las más objetivas y científicas, como "A colección de vides da Estación de Viticultura e Enoloxía de Galicia ", editado por la Xunta, contienen aspectos únicos para comprender todos los detalles de los vinos gallegos que se quedan, de un modo u otro, fuera de la botella. Ahí van:
Encantadora y pormenorizada descripción de los 15 viajes que realizó Graham Greene, autor insignia del género de espías, por España, muchos de ellos con puerto base en Galicia. Descrita desde la óptica de los diarios de su guía en estos periplos, el cura ourensano Leopoldo Durán, revela la relación de Greene con tres zonas vinícolas gallegas: el Ribeiro, Rías Baixas y, tangencialmente, Monterrei.
Su guinda literaria: la insinuación de que el autor de "El tercer hombre" venía a España para informar de la situación política ibérica a los servicios secretos de Su Majestad británica. La mejor definición de lo que podemos esperar de este libro, según la reseña de El Periódico: "vino, espías y literatura".
"1835. Escena: gran bodega en el Ribeiro. Pipas centenarias ya cuando de la francesada. Frailes cobrando las rentas. El gran sol otoñal viene a rendir pleitesía en la puerta al poderoso vino nuevo, cerrado en las panzas disformes". Pocos comentarios se pueden añadir a las palabras del gran escritor de Trasalba, gestador de la Generación Nós (Nostros) e hidalgo él mismo residente en un pazo. La más viva descripción del vino señorito e hidalgo, paciego, que nunca se podrá hacer.
La mejor muestra son las líneas de Otero: cuando el hijo del hidalgo "ahora asiste a la trasiega del vino. De la mayor pipa surge una roja fuente aromática: manos ligeras llevan las ollas, y las ollas van cayendo en la boca sin dientes de las otras cubas. Llena la bodega, y la tarde, el rumor de dos ríos en caminos".
Obra clave para la comprensión de los viñedos gallegos prefiloxéricos, es el fruto maravilloso del viaje que emprendió este monfortino a inicios de la década de 1840 por "las comarcas productoras de los mejores vinos de Galicia: Valdeorras, Quiroga, Lemos, Orense, Ribadavia, situadas todas en las cuencas del Sil, Cabe, Miño y Avia; los valles de Verín y del Ulla y algunos pueblos de la costa".
Antonio Casares Rodríguez fue pionero en muchos campos, y ha pasado a la historia como padre de la Química en Galicia, campo en el que introdujo innovaciones como la espectroscopia y en el que ocupó la primera cátedra de esta materia en la Universidad de Santiago. Sin embargo, su importancia para la viticultura y enología gallegas pasa por su predicción de que Galicia podría codearse con las grandes potencias del vino europeo si se combatía la "ciega rutina" de unos labradores huérfanos de formación e ilustración.
El enorme valor de su obra radica en el desfile de las variedades tradicionales de Galicia, 40 años antes de que la filoxera arrasara las viñas, con la descripción de las alvarello o "brencellau", el mouratón o la hoy reconocidísima godello, que él llama "verdello".
Como curiosidad, este sabio de estilo renacentista, burgés e ilustrado, participó en otro gran hito asociado a Galicia, además de la química y el desarrollo orgánico de la Universidad de Santiago: formar parte de la comisión de expertos que examinó las reliquias de la catedral compostelana, perdidas desde el siglo XVI, para determinar que eran las del apóstol Santiago, extremo que ratificó el papa León XIII.
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El término "esmorga" bien podría traducirse por "bacanal". Este relato crudo de las consecuencias de los excesos dionisíacos, magistralmente adaptada al cine gallego y en gallego por el director Ignacio Vilar, es imprescindible para asomarse a las bodegas y al uso y abuso del vino en la sociedad tradicional de la Galicia de principios del siglo XX.
Igual que aconteció con las bacanales –fiestas de exaltación de Baco en la antigua Roma- el consumo abusivo e incluso estupefaciente del alcohol está mal o bien visto, denostado o ensalzado, dependiendo de la ocasión o del momento. "La esmorga" es el análisis de la degradación humana no por el vino, sinó a causa de la marginalidad y de la violencia. Sin embargo, el hilo conductor de la obra maestra de Blanco Amor está trazado con vino, mediante su consumo compulsivo durante una intensa secuencia de horas, como en las bacanales.
Solo se puede calificar como enciclopédico el trabajo de este erudito. Ingeniero agrónomo graduado en Madrid en 1888, viajó por las regiones vitícolas de Francia observando los tratamientos con pies americanos contra la filoxera. A su vuelta, divulgó intensamente los procedimientos observados, y contribuyó enormemente a la salvación y modenización de los viñedos españoles.
En 1914 fue nombrado director de la Estación Ampelográfica Central, desde la que se emprendieron los primeros estudios centralizados y sistemáticos sobre suelos, viñuedos y técnicas. Dos años antes había dirigido la mastodóntica "Memoria General de Sesiones del Congreso Nacional de Viticultura", de 554 páginas, celebrado en Pamplona en julio de 1912. En esta obra figuran referencias cruciales a las antiguas viñas de Galicia.
En 1915 publicó su primera edición de "Apuntes de viticulura y enología", pensado en un principio para los alumnos de los cursos de la Escuela Provincial de Navarra, pero que pronto se convirtió en un manual de referencia sobre las pecualiridades y recomendaciones para gran parte de las viñas de España.
Hasta ahora, hemos reseñado obras de ficción o de hipótesis científicas que contienen afirmaciones sobre el vino y su historia en Galicia. Ahora pasaremos a hablar de la simple realidad, de la mayor fuente de datos contrastados a día de hoy a través de la ampelografía y la genética.
La obra coral de Emilia Díaz-Losada e Ignacio Orriols, F. Rego, A. Tato, Ana Ramos-Cabrer y Santiago Pereira-Lorenzo es la descripción pormenorizada fruto de los trabajos en el Banco de Germoplasma de la Estación de Viticultura e Enoloxía de Galicia (EVEGA).
Aquí no hay literatura. Solo ciencia. No en vano el objetivo de su publicación fue "ser la base de referencia de las variedades de vid que estuvieron y están presentes en la tradición gallega y que evolucionaron en el tiempo en respuesta a cambios biológicos, ambientales y socioculturales".
Ahí queda eso. Imprescindible para citar con corrección variedades y su procedencia, sinomimias, descripción y ciclo vegetativo.
De casta (de la de Luis Paadín) le viene al galgo (Alejandro Paadín) porque si en Galicia hay una saga familiar de sumilleres y especialistas en la cultura del vino, esta es la de este insigne coruñés ex submarinista que decidió colgar la escafandra y sumergirse a bucear en todo el vino de Galicia.
La "Guía de vinos, bodegas y destilados de Galicia", última edición en 2020, es un lujo para el territorio gallego, ya que no todos cuentan con una obra de análisis y referencia propia, teniendo que conformarse con ver sus vinos analizados desde una óptica general en las guías de referencia españolas, como la Guía Peñín o el Anuario de Vinos de El País, o en las internacionales, mucho más limitadas y exclusivas, como el ya famoso Wine Advocate, fundado (que ya no dirigido) por Robert Parker.
Con diez ediciones, con más de 1.000 catas y 500 bodegas cada una, es la única guía de vinos de Galicia, y por tanto la radiografía viva del sector. Otro campo de estudio es el de "Las piedras que hacían vino", obra también de tratamiento exclusivo, escrita con su hijo Alejandro, en la que Luis Paadín analiza los lagares rupestres gallegos que, como en el caso de la comarca de Monterrei, representan un importante recurso turístico.
Su condición de profesor de idiomas habría de marcar profundamente a este niño de Barbantes, en el Ribeiro, que estudió en Ourense, Salamanca, Inglaterra y Estados Unidos. Desde una visión global de la evolución y de los gustos mundiales en la cultura del vino, en "Beber, necesidad y placer" desarrolla un recorrido imprescindible por la historia del vino en Galicia y en el mundo, y lo que es mejor, por la historia del vino gallego en el mundo.
Deste esta perspectiva nos deleita con episodios emocionantes, como el salto del Atlántico protagonizado por el vino gallego, de manos de Cristóbal Colón, o de la única victoria de la Armada Invencible, cuando varios cientos de holandeses sucumbieron en las bodegas del galeón San Felipe, al naufragar con ellos en su interior, a dónde habían bajado a incautarse e los pipotes de vino del Ribeiro que portaba.
Más de una década de investigación ocupó a este historiador, presidente del Centro de Estudos Chamoso Lamas, reconstruir la gran red medieval de bodegas que los grandes centros eclesiásticos fueron plantando en los ribeiros del Miño y del Avia lo largo de la historia. El resultado es una magnífica publicación, la primera auspiciada por el Museo del Viño de Galicia, después de su apertura el 19 de julio de 2019, escrita ex aequo con Juan José Álvarez González, Jorge Lamas Bértolo y Diego Reboredo Prado.
Esta obra es imprescindible para entender la red de factorías del vino con que la iglesia colonizó el territorio gallego, para abastecer sus necesidades pero también para enriquecer su economía y construir el vasto tejido de influencias y administración con que articuló el país gallego a lo largo de los siglos.
El historiador valdeorrés Antonio Castro Voces (et alt) publicaron en 2006 de manos del Consello Regulador y de la Deputación de Ourense "Godello de Valdeorras, emblema dunha terra", un libro coral magistralmente estructurado desde una óptica múltiple –histórica, ampelográfica, agronómica- que relata el renacimiento de la comarca de Valdeorras a la producción del vino de calidad.
El capítulo que firma Antonio Castro Voces, "Antecedentes históricos da Valdeorras Vitivinícola", es uno de los mejores ejemplos de la historiografía del vino en Galicia y en España, por lo completo de su recorrido y por el rigor con que cita a lugares comunes para todo el relato peninsular, como la obra de Antonio Casares, las intervenciones del padre Feijóo o por el papel de las burguesías locales en la modenización del viñedo. También abordó el tema, prolija y detenidamente, en 1994 con "Viños de Valdeorras".
(Continuará)
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