El vino italiano bate récord de exportaciones en 2024 pero el consumo interno cae un 30% desde 1995

El sector afronta aranceles, cambio climático y busca nuevos mercados ante la fragmentación y la transformación de hábitos de consumo

Jueves 13 de Noviembre de 2025

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Italian Wine Exports Hit €8.1 Billion in 2024 Despite 30% Drop in Domestic Consumption Since 1995

El sector del vino italiano atraviesa un momento de cambios y dificultades, según se ha puesto de manifiesto en el encuentro organizado por el Comité Leonardo - Italia Quality Committee en la bodega Ca’ del Bosco, en Franciacorta. En este foro han participado representantes de las principales instituciones y empresas del sector, como Sergio Dompè (Comité Leonardo), Matteo Zoppas (Ice), Gaetano Marzotto y Andrea Conzonato (Herita Marzotto Wine Estates), Antonella Rossetti (Comisión Europea), Federico Bricolo (Veronafiere), Ettore Prandini (Coldiretti), Giacomo Ponti (Federvini), Lamberto Frescobaldi (Unione Italiana Vini) y Paolo De Castro (Nomisma), además del ministro de Agricultura, Francesco Lollobrigida.

Durante la jornada se han analizado los datos del informe “Il vino italiano tra eccellenza e sfide globali”, presentado por Denis Pantini de Wine Monitor - Nomisma. El estudio muestra que el sector cuenta con 30.000 empresas, 16.000 millones de euros de facturación, 8.100 millones de euros en exportaciones y 74.000 empleos directos, lo que supone el 16% del empleo en alimentación y bebidas. La balanza comercial es positiva, con 7.500 millones de euros, y la viña figura entre los cultivos más rentables del país.

En la última década, el valor del vino italiano ha crecido de forma constante y las exportaciones se han duplicado, alcanzando un récord en 2024. Sin embargo, el sector afronta problemas estructurales como el cambio climático y la transformación de los hábitos de consumo, influida también por factores demográficos. A esto se suman cuestiones coyunturales como los aranceles estadounidenses, cuyo impacto real se podrá medir a partir de 2026.

El mercado interno ha reducido su consumo un 30% desde 1995, situándose en 23 millones de hectolitros. La producción también ha bajado, aunque menos que el consumo interno, lo que ha impulsado la salida al exterior: actualmente la mitad del vino producido se exporta. Francia sigue liderando las exportaciones mundiales con un 33% del total y presencia preferente en 51 países; Italia ocupa el primer puesto en 46 mercados y representa el 22% del negocio internacional.

El informe señala que la diversidad varietal italiana es una fortaleza pero también una fuente de fragmentación. Los diez principales tipos de uva suponen solo el 38% del total cultivado, frente al 80% en Australia o el 71% en Francia. Además, las cien mayores empresas concentran el 55% de la facturación.

En cuanto a tendencias internas, los espumosos han ganado cuota hasta alcanzar el 15,2%, casi el doble que en 2010; los vinos blancos tranquilos mantienen su peso (39,6%) y los tintos han descendido al 37,3%. El consumidor actual busca más calidad, sostenibilidad y vinos frescos con menor graduación alcohólica.

El sector afronta además otros factores como la innovación tecnológica y la inteligencia artificial, así como cambios geopolíticos que abren oportunidades en Sudamérica, Europa del Este o Asia. Las autoridades italianas y europeas insisten en la necesidad de invertir en promoción y comunicación para mantener e incrementar la presencia internacional sin descuidar los mercados tradicionales.

El presidente del Comité Leonardo, Sergio Dompè, ha subrayado que el vino es un patrimonio cultural que debe protegerse. Gaetano Marzotto (Herita Marzotto Wine Estates) ha señalado que los aranceles estadounidenses suponen una desventaja frente a otros países exportadores y ha defendido la importancia de buscar nuevos mercados como China o India.

Matteo Zoppas (Ice) ha recordado que Estados Unidos sigue siendo un mercado clave pero que es necesario reforzar la presencia italiana en otras regiones para compensar posibles caídas derivadas de los aranceles o las fluctuaciones monetarias.

Desde la Comisión Europea, Antonella Rossetti ha explicado que se está trabajando para aprobar antes de final de año un paquete de medidas que permita a cada país adaptar su producción a las necesidades del mercado sin perder su patrimonio vitivinícola. También ha anunciado fondos para promoción internacional y campañas sobre estilos de vida saludables.

Federico Bricolo (Veronafiere) ha puesto en valor la capacidad innovadora italiana y la red internacional formada por restaurantes italianos como canal para difundir sus vinos. Ha insistido también en combatir mensajes erróneos sobre salud relacionados con el consumo moderado.

Ettore Prandini (Coldiretti) ha pedido una mayor coordinación entre instituciones y empresas para conocer mejor las necesidades internacionales y promover la cultura del vino italiano frente a la competencia local creciente en otros países productores. Ha reclamado simplificación administrativa e inversión en digitalización y uso de nuevas tecnologías como drones o satélites para mejorar la gestión agrícola.

Paolo De Castro (Nomisma) ha mostrado preocupación por los recortes previstos en la Política Agraria Común tras 2027 y por una posible renacionalización de fondos europeos que podría afectar al sector vitivinícola.

Lamberto Frescobaldi (Unione Italiana Vini) ha señalado que las más de quinientas denominaciones italianas son una riqueza pero también pueden dificultar la protección colectiva frente a amenazas externas o cambios regulatorios europeos.

Giacomo Ponti (Federvini) ha explicado que desde agosto se conoce con certeza el nivel del arancel estadounidense (15%), lo que permite a las empresas planificar mejor sus operaciones aunque persiste incertidumbre sobre cómo afectará a precios y ventas finales cuando se agoten los stocks previos a su entrada en vigor.

Andrea Conzonato (Herita Marzotto Wine Estates) ha expresado inquietud por el futuro inmediato ante posibles ajustes de precios derivados tanto de los aranceles como del comportamiento de distribuidores e importadores estadounidenses.

Marcello Lunelli (Ferrari Fratelli Lunelli) ha recordado que el cambio climático obliga a buscar nuevas zonas productivas y adaptar técnicas para mantener calidad aunque disminuya la cantidad producida.

El ministro Francesco Lollobrigida ha defendido que Italia mantiene una imagen internacional asociada a calidad a buen precio gracias al trabajo realizado durante años. Ha anunciado campañas informativas sobre consumo responsable e iniciativas para abrir nuevos mercados sin abandonar Estados Unidos. También ha rechazado medidas drásticas como eliminar viñedos salvo casos excepcionales y apuesta por mejorar tecnología, comunicación e internacionalización aprovechando eventos como Vinitaly o posibles reconocimientos internacionales para reforzar el valor cultural del vino italiano.

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