El cierre de Lang-Bräu evidencia la crisis de las cervecerías tradicionales en Alemania

Viernes 29 de Agosto de 2025

La caída del consumo y el auge de estilos de vida saludables amenazan la supervivencia de pequeñas fábricas históricas

La cervecería Lang-Bräu, situada en el norte de Baviera y con 172 años de historia, ha anunciado el cierre definitivo de su planta. La fábrica, ubicada a menos de media hora de las antiguas fronteras de Alemania Oriental, ha soportado dos guerras mundiales y la caída del Telón de Acero. Sin embargo, no ha podido superar la presión económica actual ni los cambios en los hábitos de consumo.

El director de la empresa familiar, Richard Hope, explicó que la decisión se tomó el pasado verano. La renovación de los equipos requería una inversión de 12 millones de euros, una cifra inalcanzable para la compañía. Hope señaló que las cervecerías pueden soportar muchas dificultades, pero cuando las ventas bajan y los costes siguen subiendo, ya no es posible planificar a largo plazo.

Lang-Bräu es solo un ejemplo dentro del sector cervecero alemán. En los últimos años, la inflación y el aumento del precio de la energía han elevado los costes operativos. Al mismo tiempo, el consumo de cerveza ha caído de forma notable. Según datos oficiales, el consumo per cápita en Alemania ha pasado de 126 litros en el año 2000 a 88 litros anuales en la actualidad. La producción nacional también ha descendido: en la primera mitad de este año se registró una caída del 6,3%, alcanzando el nivel más bajo en décadas.

Holger Eichle, presidente de la Asociación Alemana de Cerveceros, afirmó que la situación es preocupante y que incluso empresas con varios siglos de historia podrían verse obligadas a cerrar si no cambian las condiciones.

Uno de los factores que explican esta tendencia es el cambio cultural entre las generaciones más jóvenes. La generación Z, nacida entre 1997 y 2012, muestra menos interés por el consumo habitual de alcohol. Para muchos jóvenes alemanes, beber cerveza ya no es un hábito diario sino una experiencia ocasional o incluso un lujo. Cuando optan por consumir cerveza, suelen preferir versiones sin alcohol.

Alemania produce actualmente más de 800 tipos diferentes de cerveza sin alcohol. Aunque este segmento casi ha duplicado su producción en la última década, no ha logrado compensar la caída general del consumo. El mercado está saturado y las pequeñas cervecerías tienen dificultades para competir con las grandes marcas.

El proceso industrial para fabricar cerveza sin alcohol requiere equipos costosos. Thomas Becker, profesor en la Universidad Técnica de Múnich, calcula que el equipamiento necesario puede alcanzar el millón de euros. Las grandes fábricas pueden asumir este gasto y producir cerveza completa para luego extraer el alcohol en una fase posterior. Las pequeñas cervecerías suelen detener antes la fermentación, lo que da lugar a bebidas más dulces y alejadas del sabor tradicional.

Lang-Bräu nunca llegó a producir cerveza sin alcohol. Richard Hope considera que aunque lo hubieran intentado, no habría cambiado su situación financiera. El mercado está dominado por grandes empresas con capacidad para producir rápidamente y distribuir a gran escala.

La tendencia hacia estilos de vida más saludables también influye en este cambio. Muchos jóvenes citan motivos como la preocupación por los efectos negativos del alcohol o su alto contenido calórico. Entrenadores deportivos e influencers advierten sobre cómo el alcohol puede afectar al metabolismo y al desarrollo muscular.

Entre 2023 y 2024 cerraron 52 fábricas cerveceras en Alemania, según datos oficiales. Se trata del mayor descenso registrado en tres décadas. Las plantas que siguen activas están diversificando su oferta con productos como Radler (cerveza mezclada con refrescos) o bebidas frutales ligeras. Además, se promueve cada vez más el consumo de cerveza sin alcohol tanto en anuncios televisivos como en estaciones ferroviarias.

El caso de Lang-Bräu refleja cómo las presiones económicas y los cambios culturales están transformando una industria tradicional alemana. La adaptación a nuevos gustos y hábitos será clave para quienes quieran seguir operando en este sector durante los próximos años.