Miércoles 12 de Noviembre de 2025
Las organizaciones Wine Institute y WineAmerica, que representan a más de 1.500 productores de vino en Estados Unidos, han solicitado a la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) que mantenga las preferencias arancelarias para los productos vinícolas en el marco del acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá (USMCA). Ambas entidades consideran que estas preferencias son esenciales para garantizar un comercio estable y beneficioso entre los tres países, tanto para productos terminados como para insumos de producción.
El sector vinícola estadounidense produce el 80% de su vino en California y genera una actividad económica cercana a los 276.000 millones de dólares. Sin embargo, desde el 4 de marzo, la mayoría de las provincias canadienses han prohibido la venta de vinos estadounidenses en sus tiendas controladas por los gobiernos provinciales. Esta medida se tomó tras la imposición de un arancel del 25% por parte de Estados Unidos sobre ciertos productos canadienses, aunque dicho arancel fue retirado pocos días después. A pesar de la eliminación tanto del arancel estadounidense como de las medidas de represalia canadienses, las provincias mantienen la prohibición y la vinculan a negociaciones bilaterales más amplias.
Actualmente, solo Alberta y Saskatchewan han reanudado la importación y venta de vinos estadounidenses. El resto de provincias —incluyendo Columbia Británica, Ontario y Quebec— continúan con la restricción. Según datos del sector, el comercio bilateral de vino ha caído un 91% respecto a 2024 y el tradicional superávit comercial estadounidense con Canadá se ha convertido en un déficit de 51,5 millones de dólares. Las organizaciones señalan que estas pérdidas no pueden compensarse con ventas internas ni con exportaciones a otros mercados, ya que las exportaciones totales han descendido un 28% entre enero y julio respecto al año anterior.
Wine Institute y WineAmerica también han expresado su preocupación por el aumento de importaciones a bajo precio de vino a granel procedente de Canadá. Según la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), el 99% del vino exportado por Canadá es reexportación de vino a granel originario de otros países, principalmente hacia Estados Unidos. Las organizaciones piden al USTR que revise si estos productos deben recibir trato preferencial bajo el USMCA o si cumplen con los acuerdos internacionales sobre prácticas enológicas.
En cuanto al acceso al mercado mexicano, las entidades subrayan que el principal obstáculo es la combinación del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) y el Impuesto al Valor Agregado (IVA), que elevan considerablemente el precio final del vino importado. Aunque estos impuestos afectan tanto a vinos nacionales como importados, su impacto es mayor sobre los vinos estadounidenses debido a su mayor precio medio en origen. Por ejemplo, una botella californiana con un precio exportación de 20 dólares puede llegar a costar 57 dólares en México tras impuestos. Además, los productores estadounidenses no cuentan con subsidios internos como ocurre en otros países exportadores.
Las organizaciones solicitan que se estudien mecanismos para mejorar la competitividad del vino estadounidense en México, ya sea mediante trato fiscal preferente o mediante ajustes en el acuerdo comercial.
Respecto al funcionamiento del USMCA, Wine Institute y WineAmerica reconocen avances en cuestiones como etiquetado y certificación gracias al anexo sobre bebidas alcohólicas. Sin embargo, consideran que su efectividad se ve limitada porque muchas barreras discriminatorias persisten a nivel provincial en Canadá. Entre ellas figuran restricciones en el acceso a estanterías preferentes, controles sobre distribución o limitaciones a la venta directa al consumidor.
En Ontario, por ejemplo, aunque se ha ampliado la venta minorista de alcohol a miles de nuevos establecimientos desde octubre del año pasado, solo los vinos premium locales tienen acceso preferente a estos puntos de venta. Los vinos importados deben pasar por el monopolio estatal y solo pueden venderse en las tiendas controladas por este organismo.
En Columbia Británica existen obstáculos adicionales: los vinos importados deben pasar por dos almacenes distintos antes de llegar al cliente final, lo que añade costes y retrasos. Además, los vinos locales pueden distribuirse directamente sin estas trabas. Durante una reciente huelga sindical en almacenes estatales, los restaurantes pudieron seguir abasteciéndose solo con producto local.
Otra cuestión señalada es la exención del recargo provincial para ciertos vinos producidos localmente bajo programas especiales tras daños climáticos sufridos por viñedos canadienses. Estas exenciones permiten comercializar vinos elaborados incluso con uvas o mostos importados bajo etiquetas como “Crafted in BC”, mientras que productos equivalentes estadounidenses no reciben ese trato.
Wine Institute y WineAmerica piden al USTR que priorice la eliminación de todas las barreras provinciales canadienses que dificultan el acceso del vino estadounidense al mercado canadiense durante la próxima revisión del USMCA. También solicitan mantener los avances logrados en materia regulatoria e impulsar compromisos vinculantes para asegurar igualdad de trato entre productos nacionales e importados en todos los niveles administrativos.
Las organizaciones concluyen que recuperar el acceso pleno al mercado canadiense será fundamental para restablecer las ventas perdidas y piden medidas concretas para evitar discriminaciones futuras contra el vino estadounidense tanto en Canadá como en México.