David Manso
Miércoles 13 de Noviembre de 2024
Rías Baixas repite en la capital con un nuevo salón dividido en tres áreas, un formato que gracias a la buena aceptación en la anterior edición se ha mantenido. Por un lado, un túnel del vino en el que los presentes pudimos conocer los vinos de diferentes bodegas en un ambiente más íntimo y personal. También, en el mismo espacio, un salón en el que seguir conociendo más elaboraciones de las 25 bodegas presentes, algo que ayuda a un mayor y mejor acercamiento, siendo este más directo, al vino y a los proyectos de las bodegas al ser contados por ellas mismas. Y en un espacio reservado, una serie de Masterclass en las que conocer y catar un total de 69 elaboraciones en cuatro tandas dirigidas por varios ponentes.
Son los salones como este una buena oportunidad para conocer vinos llegados de otras regiones productoras sin la necesidad de viajar. Bodegas llegadas de zonas como es el caso de la Denominación gallega de Rías Baixas nos permite tener un acercamiento y un buen referente de las tendencias actuales que las bodegas están elaborando, y todo ello en un día y en un mismo espacio. Siempre es mejor conocerlas sobre el terreno, pero esto llevaría una gran cantidad de tiempo cuando se trata de visitar y conocer las 139 marcas que se han dado cita en este salón.
El área del túnel del vino, con una cata más "íntima", y la parte del salón, con los bodegueros a pie de mesa, han mostrado vinos que van desde las más recientes añadas 2022 hasta las más longevas, llegando algunos vinos a contemplar más de una década, nos muestran el potencial de las elaboraciones en vinos de Rías Baixas.
Un viaje en el tiempo con el que conocer la capacidad evolutiva de estos vinos principalmente monovarietales de la variedad Albariño, y en los que la buena acidez de esta, junto con las diferentes crianzas, principalmente en acero inoxidable, granito o fudre, y en menor medida en barrica, hacen de estos una auténticas delicias enológicas, al menos para un servidor. Complejidad, fruta madura, manzana asada, notas tropicales, amieladas, piel de naranja,...etc. un sinfín de matices en cada vino, un festival de aromas y sabores.
Si hablamos de la variedad Albariño sin duda hay que resaltar su acidez, elemento este imprescindible para estructurar el propio vino y permitir su grata evolución en el tiempo. Luego, cada bodega decidirá si únicamente elabora con ella, o si incluye otras variedades en menor proporción, algo que aportará complejidad y matices únicos.
Otro de los atractivos son las Masterclass. Cuatro con diferentes e interesantes temáticas organizadas por la UEC (Unión Española de Catadores) ha reunido a gran número de profesionales del sector, como las impartidas por Agustín Trapero, Sumiller asesor de restaurantes y hoteles, con "Juventud y complejidad I", David Robledo, Docente del Curso de Sumilleres de la Cámara de Comercio, con "Juventud y complejidad II", Dani Poveda, con Madurez y evolución" y la última impartida por Antonio Candelas, Director de la Revista Mi Vino, cerrando el ciclo de Masterclass con "Longevidad sin límites".
Una clara apuesta, y a su vez una tendencia, de las bodegas por elaboraciones que permitan la guarda. Vinos, los presentados, en su gran mayoría de pequeñas producciones, de unos pocos miles de botellas; 6.000, 5.000, 2.000, e incluso algunas de escasas 600 unidades, que han acompañado a los vinos más recientes de 2022 , con mayor frescura, de acidez marcada, llegando a ser punzante, eléctrica en algunos de ellos, de notas florales, manzana verde,...etc. Un interesante recorrido con la cata de diferentes elaboraciones en varias añadas para comprobar la grata evolución de los vinos nacidos en Rías Baixas.
David Manso