La viticultura en Galicia azotada por el cambio climático

El cambio climático no entiende de geografía, simplemente es la consecuencia directa del derroche e irresponsabilidad humana

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Jueves 13 de Mayo de 2021

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No es ninguna novedad decir que la emisión de gases por la actividad humana ha causado un evidente cambio climático en todo el planeta que ya se hace notar, y mucho, en determinadas zonas.

Tal y como señala Juan Pereira Fernández en La Región, este cambio no sólo afecta a los humanos en sus formas de vivir y costumbres, también afecta directamente a la vida de la fauna y la flora que nos rodea, y de la que nos alimentamos. Adaptarse al medio o perecer en el intento, ha sido siempre la clave de la supervivencia, pero ahora, cada vez es más complicado.

Los cultivos se han visto muy perjudicados en los últimos años por el efecto de las pocas precipitaciones y el aumento de temperaturas drásticas, lo que hace que los científicos que han realizado estudios sobre los cultivos, levanten la voz de alarma, hasta el momento, con infructuoso resultado en muchos casos.

En Galicia, por ejemplo, estamos asistiendo a la proliferación de especies vitícolas más típicas del Mediterráneo que sorprendentemente se están dando muy bien. ¿A qué se debe esto?; los expertos lo tienen muy claro, al cambio climático, sin duda.

Por otro lado, otros cultivos, como los cereales típicos de invierno, están sufriendo daños por sequía, por vernalización y por estrés térmico.

Además, la falta de precipitaciones durante el verano está provocando que las variedades vitícolas locales sean cada vez más complicadas de mantener y hacen que el panorama pueda llegar pronto, a ser casi insostenible.

Un problema que afecta a todo tipo de cultivos, incluida la preciada vid gallega, algo que terminará por repercutir en el sector de los vinos de la tierra.

Los bosques gallegos también son otros de los grandes perjudicados por el cambio climático, ya que la sequía inusual padecida durante los veranos multiplica exponencialmente los incendios que arrasan grandes zonas, con el consecuente deterioro y erosión de los terrenos, que afecta directamente sobre la producción.

Por todo esto, concienciar a la población, a las industrias y a los políticos, resulta capital para lograr evitar seguir por esta senda de destrucción que a buen seguro nos llevará a la perdición.

Hablamos de un problema muy cercano que nos afecta a todos.

Las futuras generaciones están en claro peligro, y algo hay que hacer para parar esta carrera hacia el desastre. Simplemente el cambio en las condiciones meteorológicas está causando estragos y urge ponerse muy serios con este asunto, en aras de encontrar soluciones efectivas y eficaces.

Un artículo de María Torres
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