Principales enfermedades de la vid, y cómo tratarlas

Aunque existen muchas más, las siguientes son las enfermedades más habituales (que no plagas) que afectan a la mayor parte...

Escrito por

Lunes 09 de Septiembre de 2019

Compártelo

Leído › 254535 veces

Aunque existen muchas más, las siguientes son las enfermedades más habituales (que no plagas) que afectan a la mayor parte de viñedos del mundo. Aprender a reconocerlas y saber por qué se originan es siempre la mejor arma de prevención. Aunque a veces, cuando la planta ya está enferma es necesario luchar con acciones específicas.

Veamos las principales enfermedades de la vid:

Mildiu

Esta enfermedad se caracteriza por producir unas manchas de color verde pálido en el haz de las hojas y un moho pubescente en el envés. Las áreas afectadas se secan y se vuelven quebradizas y, como consecuencia, las hojas se encrespan y caen. Los granos enfermos se contraen y se tornan marrones y correosos. Las puntas de los sarmientos también pueden verse afectadas.

El viticultor debe eliminar y destruir todos los pámpanos y las hojas enfermas para evitar que el hongo sobreviva durante el invierno, aunque algunas esporas pueden pasar el invierno en las yemas y en los sarmientos.

Si se sospecha que la infección puede producirse, se puede aplicar un rociado protector con zineb, mancoceb, caldo bordelés o cobre líquido, antes de que las vides estén en flor, y repetir esta operación a intervalos de entre 10 y 14 días, abandonándola en el momento en que el rociado pueda resultar dañino para la fruta.

Podredumbre gris o botritis

Es la enfermedad más perjudicial de las que pueden afectar a los viñedos.

Las uvas afectadas se pudren, y quedan cubiertas por una densa masa vellosa de color marrón grisáceo, producida por el desarrollo de los hongos. Los hongos pueden herir los granos directamente, o bien invadir las partes florales, de modo que los frutos broten ya infectados. En cualquiera de los dos casos, una vez que la enfermedad se ha establecido, se puede extender rápidamente tanto por contacto como por esporas aéreas, muy numerosas. Con clima húmedo la pérdida de producción puede ser considerable.

En los viñedos resulta difícil controlar la enfermedad. Por ello, cuando se produzca una humedad persistente, el viticultor debe mejorar la aireación de los racimos mediante un aclareo, suprimiendo racimos y suprimiendo con sensatez algunos de los sarmientos. La podredumbre gris se puede controlar durante una estación o dos con benomyl, carbendazim o metiltiofanato, pero el uso de estos fungicidas puede conllevar el desarrollo de especies de hongos resistentes a ellos, con lo que dejarían de ser efectivos. Existen fungicidas especiales para combatir esta enfermedad en las plantaciones de mayor extensión que pueden resultar convenientes.

Podredumbre de las raíces (pie negro)

La vid, especialmente las más jóvenes, es propensa a la infección por hongos nacidos en la tierra, que pueden matar las plantas afectadas con gran rapidez. Se presentan en forma de abanicos blancos que se desarrollan bajo la corteza de las raíces y de los sarmientos principales, justo hasta llegar al nivel del suelo. Sobre las raíces enfermas pueden aparecer estructuras negro amarronadas, denominadas rizomarfas, que crecen a través del suelo y transmiten la enfermedad. El control de este hongo es difícil, de ahí que resulte esencial localizar el foco de la infección, de manera que se puedan sacar todos los restos de madera, para quemarlos junto con las vides muertas o enfermas y con la mayor cantidad posible de raíces. El suelo debe tratarse con un producto que contenga una emulsión fenólica o esterilizada, con una solución al 2 % de formaldehído, o bien cambiarlo antes de replantar. Además debe aplicarse, a modo curativo, un fitofortificante con acción fungicida.

Oídio

Esta enfermedad se produce sobre todo con clima frío, y especialmente cuando el suelo es seco y la atmósfera húmeda o estática, aunque también suele aparecer con muy secos. Se desarrolla como un manto blanco y ralo de esporas, y el síntoma más evidente lo constituye la decoloración gris o purpúrea de las áreas afectadas. La enfermedad puede atacar también a las flores y los frutos provocando su caída. En una etapa posterior, las uvas pueden endurecerse y encogerse, con el consiguiente estallido del grano. Y a menudo, en esta fase, las plantas son atacadas por un hongo secundario, como la podredumbre gris, que puede producir una podredumbre extensiva.

El oídio se puede prevenir hasta cierto punto abonando el suelo y regándolo para evitar la sequía. En cuanto aparezca la enfermedad, el viticultor puede combatirla aplicando benomyl, metiltiofanato o triforina con bupirimato. También se puede espolvorear o sulfatar con azufre. Si la enfermedad se ha presentado ya en años anteriores, la primera aplicación del fungicida, cualquiera que sea el que se utilice, deberá producirse entre 10 y 14 días antes del momento en que se espera la manifestación de la enfermedad. Para controlarla, bastará con cuatro aplicaciones a lo largo de la temporada. Hay que evitar el exceso de sarmientos y de follaje, para soslayar la estaticidad del aire.

Enfermedades de la madera, la yesca

La Yesca es una de las enfermedades causadas por hongos que afectan a la madera de la vid. Este problema se suele dar con más intensidad en cepas de viñas viejas. Se origina una coloración blanco amarillenta, rodeada normalmente por una zona verde amarillenta a pardo oscura y negra. La madera se pudre con la evolución del hongo, se ablanda, y se vuelve blanca y esponjosa. Las hojas toman un aspecto clorótico entre las nerviaduras y los pámpanos más externos pueden llegar a marchitarse hasta morir. En las uvas aparecen unas manchas características de la enfermedad. Los daños van aumentando, conforme las viñas atacadas va teniendo más años.

Los hongos causantes de la yesca se desarrollan en el interior de la madera de la vid, provocando su desorganización y posterior necrosis, por este motivo resulta tan complicado luchar contra esta enfermedad. De forma excepcional puede evolucionar el hongo en la superficie de la cepa.

Actualmente desde el punto de vista de la lucha química, no existen productos fitosanitarios curativos eficaces para combatir la yesca y las enfermedades de la madera, por lo que únicamente se puede actuar de forma preventiva.

En este sentido se recomienda arrancar la cepa, si está muy afectada, y quemarla, así como los brazos afectados, para eliminar inóculo de la enfermedad. En caso de no estar muy afectada podarla en diferente momento a las cepas sanas y eliminar los restos de poda. Podar con tiempo seco, evitando las heridas gruesas de poda, dejando transcurrir 4 días sin podar después de una lluvia o de una nevada. Inmediatamente después de podar aplicar un producto protector sobre los cortes gruesos de poda. Las herramientas de poda se desinfectarán después de podar una cepa afectada para no transmitir la enfermedad a cepas sanas. La desinfección se puede hacer con lejía comercial diluida en agua al 50% o con alcohol. En las plantas con daños leves de yesca, se puede recuperar o alargar la vida de la cepa mediante una práctica utilizada tradicionalmente, el "método quirúrgico", que consiste en abrir el tronco y colocar una piedra impidiendo que se cierre, facilitando la entrada del aire.

En plantaciones jóvenes se recomienda realizar una plantación adecuada, sin causar heridas en la planta, evitando condiciones de estrés durante los primeros años, y no plantar en suelos compactados o anegados de agua, evitar riegos excesivos o periodos prolongados sin agua y realizar una fertilización adecuada sin forzar la producción. Además en el momento de la poda, si se observa necrosis en un brazo, cortar hasta encontrar tejido sano, o rejuvenecer la planta a partir de brote basal. Quemar los restos de poda y desinfectar el material como hemos visto.

Antracnosis

Este hongo produce lesiones a menudo confusas debido a que algunas veces las partes afectadas se encuentra juntas y otras veces los síntomas son aislados. Sobre las hojas se producen unas manchas circulares cuyos márgenes presentan un color entre marrón y negruzco. Con el tiempo, esas manchas adquieren totalidades grisáceas y se secan. Curiosamente, ese agujero queda en la hoja, ya que no se suele defoliar, por lo que parece como si alguien hubiese entrenado con su pistola de perdigones sobre la parra.

Hay que tener especial atención con la podredumbre gris cuando el racimo alcanza alrededor de 7º grados Brix de azúcar. A partir de aquí, hay que hacer seguimiento de la enfermedad hasta la recolección. Algunas veces se ha dado el caso de presencia de podredumbre gris cuando el racimo es visible hasta que obtiene el tamaño de un guisante.

Para controlar la enfermedad se pueden emplear tratamientos preventivos fenológicos

Roya de la vid

La roya de la vid es causada por un hongo cuyas esporas suelen germinar a temperaturas altas, por encima de los 24 ºC  y humedad elevada. Sin embargo le afecta la luz directa, por lo que es común que se presente en aquellos cultivos que no han recibido poda. Suelen aparecer sobre las hojas unos puntos rojizos en el haz, con preferencia por las hojas adultas. Cuando la infección es importante, se produce la defoliación prematura de la parra.

Excoriosis

Esta enfermedad está originada por el hongo Phomopsis vitícola y actualmente no tiene tanta importancia como alguno de los casos anteriores debido a que necesita unas condiciones de humedad especiales para su desarrollo (alta frecuencia de lluvias).

Sobre las hojas aparecen unas manchas de color oscuro o negruzco que presentan un anillo o borde de color amarillento. Además, en la base de los brotes aparecen unas necrosis pardas y la corteza se resquebraja fácilmente.

Un artículo de Luis Pablo
¿Te gustó el artículo? Compártelo

Leído › 254535 veces