Fiesta del Queso Tandilero 2025: sabor, tradición y una ciudad que reunió a más de 40 mil personas

Reunió a más de 40.000 personas en tres días de sabor, música y tradición, con productores locales, shows en vivo y la emblemática tabla gigante con forma de Piedra Movediza

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Viernes 12 de Diciembre de 2025

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Tandil tiene algo magnético. Incluso para quienes llegamos por primera vez, la ciudad te envuelve con sus sierras, su gente amable y esa mezcla única entre tradición y modernidad que late en cada rincón. Pero nada me preparó para lo que viviría del 6 al 8 de diciembre en la Fiesta del Queso Tandilero 2025, uno de los eventos gastronómicos más esperados de la provincia de Buenos Aires.

Una celebración que reunió a más de 40.000 personas en la Diagonal Illia del Parque Independencia, con entrada libre y gratuita, y una energía colectiva que todavía me vibra en la piel.

El corazón de la fiesta: sabores, historias y una identidad que se comparte

Desde el mediodía, Tandil se convertía en un gran punto de encuentro. Productores locales, familias, turistas, cocineros, músicos, emprendedores y amantes del buen comer circulaban entre stands repletos de quesos, salames, mieles, panes, cervezas, dulces y embutidos. Un mapa sensorial que habla de la tierra, del trabajo y del orgullo tandilense.

La Carpa Quesera, verdadero epicentro de la experiencia, ofreció Catas Sensoriales de Quesos Tandileros, actividades que este año fueron pagas y a total beneficio del Banco de Alimentos Tandil. Cada ticket no solo permitía degustar variedades locales con maridajes de vinos, mieles, vermouths y cervezas artesanales: también se transformaba en ayuda concreta para quienes más lo necesitan.

Ver las sillas llenarse una y otra vez fue una muestra más de que, en Tandil, la gastronomía también es comunidad.

La tabla gigante con forma de Piedra Movediza: un momento histórico

Uno de los instantes más emocionantes fue la creación de la tabla gigante de quesos con forma de la Piedra Movediza, un símbolo absoluto de la ciudad. Tuve el privilegio de estar arriba del escenario mientras la armaban, viendo de cerca cómo productores y chefs componían esta pieza monumental cargada de creatividad, identidad y sabor.

Cuando finalmente se presentó ante el público, la ovación fue instantánea. Minutos después, la gigantesca tabla fue compartida entre quienes estaban en el predio. Un gesto hermoso que resume el espíritu de la fiesta: lo que es de todos, se celebra entre todos.

Música, baile y un cierre inolvidable con Amar Azul

Si hubo un show que encendió la noche tandilense, fue el de Amar Azul, encargado del cierre del sábado. La multitud explotó, las manos se levantaron y el predio completo se transformó en una pista de baile al aire libre.

Yo también terminé bailando arriba del escenario, envuelta en esa alegría colectiva que solo una banda así puede provocar. El contraste era perfecto: quesos artesanales durante el día, cumbia histórica para coronar la noche.

El domingo cerró la banda Hagamos Lío también supo poner en movimiento a miles, sumando energía joven y fiesta a la grilla musical.

Un festival que muestra el alma productiva de Tandil

La organización —a cargo del Cluster Quesero de Tandil, Bar Tent Eventos y el Municipio de Tandil— fue impecable. Los tres días ofrecieron una agenda variada y constante, con actividades para chicos, demostraciones de cocina, ferias gastronómicas, foodtrucks, paseos entre emprendedores locales, charlas con especialistas, recorridos guiados y una grilla musical que nunca dejaba silencios.

La presencia de más de una docena de productores queseros permitió un recorrido profundo por la identidad gastronómica de la región. Desde quesos semiduros y duros hasta variedades de vaca, oveja y cabra: cada stand era una historia distinta, un proceso artesanal, una tradición familiar.

Un cierre que confirma algo: el queso en Tandil no se come, se celebra

La Fiesta del Queso Tandilero no es solo un evento. Es una declaración. Una forma de mostrar al país que Tandil tiene talento, trabajo, identidad y una producción que merece estar en lo más alto del mapa gastronómico.

Me fui con el sabor del buen queso todavía en la boca, con la música resonando en la memoria y con la certeza de que esta ciudad tiene una manera única de abrazarte: con historia, con productos nobles y con una comunidad que vive su cultura con orgullo.

Volveré. Y volverán miles. Porque Tandil no solo ofrece queso: ofrece emoción, tradición y una experiencia que se queda adentro para siempre.

Un artículo de Jocelyn Dominguez
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