El vino rosado consolida su auge global y gana protagonismo en los principales mercados internacionales

El vino rosado ha experimentado un crecimiento sostenido en los últimos años, a pesar de que el consumo mundial de vino muestra una tendencia a la baja. Según datos de 2021 de Prowein, el rosado representó cerca del 9,5% de la producción mundial de vinos tranquilos, lo que equivale a unos 21,8 millones de hectolitros. Este aumento refleja un cambio en los hábitos de consumo y en la percepción del rosado, que ha dejado de ser un producto minoritario para convertirse en una opción habitual en las cartas y estanterías de todo el mundo.

La producción de rosados se extiende hoy por todos los países productores de vino. Sin embargo, cuatro países concentran la mayor parte del mercado internacional: Francia, España, Estados Unidos e Italia. Francia lidera con el 30% de la producción mundial, seguida por España con el 21%, Estados Unidos con el 10% e Italia también con el 10%. Cada uno aporta estilos y tradiciones propias que enriquecen la oferta disponible.

En Francia, la región de Provenza es conocida por sus rosados secos y pálidos, con aromas frescos a frutas rojas, cítricos y hierbas locales. La denominación Tavel, situada en el sur del Ródano, es la única en Francia dedicada exclusivamente al rosado. Sus vinos son potentes y tienen capacidad para evolucionar en botella. Languedoc-Rosellón produce rosados intensos que aún buscan mayor reconocimiento fuera del país. En el Valle del Loira se elaboran rosados ligeros y frescos a partir de variedades como Cabernet Franc o Pinot Noir.

España no es tradicionalmente reconocida por sus rosados, pero su presencia en el mercado internacional crece año tras año. Los rosados españoles suelen ofrecer una buena relación entre calidad y precio. Rioja produce algunos de los más conocidos, equilibrados entre fruta y acidez. Navarra destaca por sus rosados elaborados principalmente con Garnacha, que resultan más intensos y afrutados. En Penedès se encuentran opciones ligeras y refrescantes, muy apreciadas durante los meses cálidos.

En Estados Unidos, California es famosa por el White Zinfandel, un vino semiseco elaborado a partir de uvas Zinfandel con un breve contacto con las pieles para obtener su color característico. Este estilo goza de gran popularidad local. También se producen elegantes rosados de Pinot Noir tanto en California como en Oregón, especialmente en el Valle de Willamette. En Nueva York, la zona de Finger Lakes ofrece rosados frescos y ácidos hechos principalmente con Cabernet Franc o Pinot Noir.

Italia cuenta con varios estilos reconocidos. El Bardolino Chiaretto procede del oeste del lago Garda y se caracteriza por su ligereza y notas frutales y almendradas. En la orilla este del lago Garda se encuentra Valtènesi, donde predomina la variedad Groppelo y los vinos muestran matices florales y mineralidad. En Abruzzo se produce Cerasuolo d’Abruzzo a partir de Montepulciano, resultando en vinos corpulentos y ricos en aromas a fruta roja madura.

Otros países también han incrementado su producción de rosado. Alemania ofrece especialidades como Weißherbst —elaborado al cien por cien con una sola variedad tinta procedente del mismo viñedo— o Rotling —mezcla fermentada conjuntamente de uvas blancas y tintas—. Australia produce rosados frescos y afrutados en regiones como Adelaide Hills o Yarra Valley; aquí predominan variedades como Pinot Noir o Grenache. Sudáfrica suma opciones intensas en Stellenbosch gracias a Cabernet Sauvignon y Shiraz; mientras que Franschhoek apuesta por estilos más finos basados en Pinot Noir o Pinotage.

El interés por el vino rosado responde a varios factores. Entre 2002 y 2019 el consumo mundial aumentó un 23%. La diversidad estilística permite satisfacer gustos muy variados: desde secos hasta dulces o desde colores pálidos hasta tonos más intensos. Aunque tradicionalmente se asocia al verano, cada vez más consumidores lo disfrutan durante todo el año. Su versatilidad gastronómica facilita maridajes con numerosos platos. Además, existe una tendencia hacia productos más complejos y elaborados que permiten márgenes superiores para los comercios especializados.

El público joven muestra especial afinidad por este tipo de vino, utilizándolo a menudo como puerta de entrada al mundo vinícola. Por último, la categoría ofrece margen para innovar tanto en métodos de elaboración como en presentación o estrategias comerciales.

El vino rosado ha pasado así a ocupar un lugar relevante dentro del sector vinícola internacional gracias a su capacidad para adaptarse a nuevas tendencias y preferencias del consumidor actual.