Jueves 07 de Noviembre de 2024
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Las importaciones de vino de la Unión Europea en Rusia han caído a su nivel más bajo en 20 años, con solo 126.000 toneladas ingresadas desde el comienzo de 2023. Estos datos, basados en cifras de Eurostat y publicados por la agencia rusa RIA Novosti, marcan una disminución del 25% en comparación con el mismo periodo del año anterior. El registro más bajo previo fue en 2004, cuando las empresas rusas importaron únicamente 87.000 toneladas de vino europeo.
Italia se ha consolidado como el principal proveedor de vino para Rusia este año. La cuota italiana ha alcanzado el 39%, equivalente a 49.000 toneladas. Este país ha duplicado su participación en las importaciones rusas, con un valor total de €158 millones el año pasado. En contraste, las ventas de Lituania y Letonia, que lideraban el mercado el año pasado, se han desplomado. Las importaciones de vino lituano han caído 2,7 veces y las de vino letón 4,3 veces, resultando en 18.000 y 14.000 toneladas respectivamente en los últimos ocho meses.
Además de Italia, otros países de la UE han ganado relevancia en el mercado ruso. Polonia, por ejemplo, ha aumentado sus exportaciones un 70%, alcanzando las 13.000 toneladas, mientras que Portugal ha triplicado sus ventas, alcanzando las 10.500 toneladas. Pese a estos cambios, los vinos de la UE siguen representando una parte importante del mercado ruso, con una cuota del 37% en 2023, aunque los analistas predicen que este porcentaje disminuirá significativamente, posiblemente por debajo del 30%.
Fuera de la UE, Georgia es el mayor exportador de vino a Rusia, con una participación estimada del 20%. Los analistas prevén un crecimiento de las importaciones de vino de regiones como América Latina y Sudáfrica, donde no se han impuesto aranceles adicionales. Países como Argentina, Chile y Sudáfrica se perfilan como grandes actores en este escenario. Sudáfrica, en particular, destaca por el aumento de sus exportaciones de vinos blancos y espumosos, aunque en 2022 Chile fue el líder en ventas, con 16,6 millones de litros importados, un 10% más que en 2021. Argentina y Sudáfrica le siguieron de cerca, con volúmenes de importación similares.
El trasfondo geopolítico es complejo. Desde el 15 de marzo de 2022, la Unión Europea prohibió la exportación de vinos a Rusia que costasen más de 300 euros por botella. Según Leonid Rafailov, director ejecutivo de AST, uno de los principales importadores de bebidas alcohólicas en Rusia, el impacto fue mínimo, ya que estas botellas de alta gama solo representaban el 1% del mercado. Además, las importaciones de vino tranquilo y fortificado crecieron un 4,4% en 2023, sumando 320 millones de litros, según datos del Grupo Luding, otro de los mayores distribuidores rusos de vinos.
A esto se suman las políticas arancelarias implementadas por el gobierno ruso, que ha elevado las tasas de importación para los países considerados "hostiles". En 2021, esta lista incluía a dos naciones, pero desde entonces se ha expandido a 49. En agosto de 2023, las tarifas se incrementaron al 25%, con un mínimo de 2 dólares por litro. Esta medida, que debía finalizar a finales de 2023, fue extendida para todo 2024. A pesar de estas restricciones y del entramado de sanciones, el consumo de alcohol en Rusia sigue en aumento, mostrando una demanda sólida que no parece afectada por la complicada coyuntura internacional.
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