Estados Unidos, un gigante del enoturismo

El juicio de París relanzó el vino estadounidense y ahora su enoturismo es una estrella

Úrsula Marcos

Martes 22 de Octubre de 2024

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El último informe elaborado por SEGITTUR, dependiente del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo de España, analiza el enoturismo en Estados Unidos el pasado año 2023, un sector que ha crecido de manera significativa en las últimas décadas. El vino en Estados Unidos tiene una historia que comienza en el siglo XVI, cuando los colonos franceses introdujeron las primeras viñas en Florida. A pesar de estos inicios, no fue hasta el siglo XIX que el vino estadounidense comenzó a establecerse de forma más sólida, especialmente en California, donde los inmigrantes europeos trajeron consigo conocimientos sobre viticultura. Sin embargo, la industria vinícola estadounidense se enfrentó a grandes retos entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

La epidemia de filoxera, un insecto que destruyó viñedos en gran parte del mundo, llegó a Estados Unidos a finales del siglo XIX, devastando muchas de las plantaciones de vid. Este fue un golpe significativo para la industria vinícola. A esto le siguió la Ley Seca, que entró en vigor en 1920 y se mantuvo hasta 1933. Durante estos 13 años, la producción, distribución y venta de alcohol fue ilegal en Estados Unidos, lo que prácticamente paralizó la industria del vino. Muchas bodegas cerraron, y las pocas que sobrevivieron lo hicieron produciendo vino para fines religiosos o medicinales, las únicas excepciones permitidas por la ley. Tras la derogación de la Ley Seca en 1933, el sector sufrió un lento proceso de reconstrucción.

No fue hasta los años 70 cuando el enfoque de la industria cambió, impulsado por una nueva generación de enólogos y viticultores que se concentraron en mejorar la calidad de los vinos. Durante décadas anteriores, el vino que se producía en Estados Unidos era mayoritariamente de baja calidad y alto contenido alcohólico, lo que no le permitía competir con los grandes productores europeos. Sin embargo, con la llegada de nuevas técnicas de producción y una creciente demanda interna, la calidad del vino estadounidense comenzó a mejorar notablemente, destacándose por primera vez en competiciones internacionales en la década de 1970, cuando los vinos de Napa Valley ganaron en catas a ciegas frente a prestigiosos vinos franceses, un hecho conocido como el "Juicio de París" en 1976.

En la actualidad, Estados Unidos es el cuarto productor de vino más grande del mundo, con más de 390.000 hectáreas dedicadas a la viticultura y alrededor de 11.000 bodegas en todo el país. El crecimiento de la industria vitivinícola ha sido espectacular, y aunque Estados Unidos es uno de los mayores productores, sus exportaciones de vino no son tan altas como cabría esperar. El país ocupa el décimo lugar en términos de exportaciones, con unos ingresos de 1.500 millones de dólares en 2021, exportando principalmente a mercados como Canadá, Reino Unido y la Unión Europea. Esto contrasta con su liderazgo como país consumidor de vino, donde Estados Unidos ocupa el primer lugar, superando a Francia e Italia. Además, es el segundo mayor importador de vino, comprando principalmente a países como Francia, Italia y España.

Las principales regiones productoras de vino en Estados Unidos se encuentran en la costa oeste del país, destacando especialmente el estado de California, que produce más del 90 % del vino nacional. A California le siguen otros estados como Washington y Oregón, ambos conocidos por sus vinos de alta calidad y condiciones climáticas favorables para la viticultura. A nivel nacional, existen 267 AVAs (American Viticultural Areas), denominaciones que son similares a las denominaciones de origen en Europa y que se establecen en función de características geográficas y climáticas específicas que influyen en la calidad y estilo del vino producido en esas áreas.

El contexto enoturístico en Estados Unidos ha evolucionado paralelamente al desarrollo de su industria vinícola. En las últimas décadas, las bodegas estadounidenses han comenzado a abrir sus puertas al público, ofreciendo a los visitantes experiencias completas que van más allá de la simple cata de vinos. Hoy en día, el enoturismo es una parte importante del turismo en muchas regiones vitivinícolas, contribuyendo de manera significativa a las economías locales. Según un estudio realizado en 2022 por Wine America, la Asociación Nacional de Bodegas Americanas, las bodegas de Estados Unidos recibieron más de 49 millones de visitas en ese año, realizadas por cerca de 15 millones de enoturistas. Cada turista de vino visita en promedio 3,3 bodegas durante su estancia, lo que refleja el interés por explorar diferentes opciones dentro de una misma región. El gasto total de los enoturistas en Estados Unidos alcanzó los 16.690 millones de dólares, lo que equivale a 15.500 millones de euros.

Napa Valley, en California, es la región vinícola más conocida y visitada del país, con una reputación internacional que atrae a millones de turistas cada año. La región es famosa no solo por la calidad de sus vinos, sino también por la belleza de su paisaje, su clima mediterráneo y la gran cantidad de bodegas que ofrecen experiencias enoturísticas completas. Junto a Napa Valley, otras regiones que destacan en este tipo de turismo son Sonoma Valley (también en California), Willamette Valley en Oregón, Columbia Valley en Washington y la región de los Finger Lakes en Nueva York. Estas áreas no solo producen vinos de alta calidad, sino que también han desarrollado una infraestructura turística orientada al visitante, con opciones que van desde catas de vino y visitas guiadas a bodegas, hasta eventos especiales y alojamiento en hoteles boutique dentro de los propios viñedos.

Una de las claves del éxito del enoturismo en Estados Unidos ha sido la diversificación de la oferta. Ya no se trata únicamente de probar vinos, sino de vivir experiencias relacionadas con la cultura vinícola. Muchas bodegas ofrecen actividades como rutas en bicicleta entre viñedos, senderismo, picnics en los campos de viñas, así como visitas educativas donde se explica todo el proceso de elaboración del vino, desde el cultivo de la uva hasta el embotellado. Algunas bodegas incluso ofrecen talleres de cata, clases sobre maridajes y eventos culinarios que combinan vino con comida de la región. En áreas más consolidadas enoturísticamente, es común encontrar también restaurantes de alta gastronomía dentro de las bodegas, así como alojamientos que ofrecen una experiencia de inmersión total en el mundo del vino.

Sin embargo, a pesar del desarrollo de la industria enoturística, no existe una estrategia nacional unificada en Estados Unidos para promover este tipo de turismo. Cada estado y, en muchos casos, cada región dentro del estado gestiona sus propias actividades enoturísticas. El país tampoco cuenta con una entidad específica que se encargue de coordinar los esfuerzos a nivel nacional. La promoción del turismo en general está a cargo de la Oficina Nacional de Viajes y Turismo (NTTO), que trabaja para aumentar la competitividad de la industria turística estadounidense. Brand USA, una entidad público-privada, es la principal organización encargada del marketing turístico del país. Esta organización gestiona la página web Visit the USA, que proporciona información sobre la oferta turística del país, incluida la enoturística, aunque de manera muy general.

A nivel regional, algunas de las principales zonas vinícolas como Napa Valley o Sonoma Valley sí cuentan con asociaciones y organismos que gestionan la promoción del enoturismo en sus respectivas áreas. Estas organizaciones trabajan para atraer a turistas nacionales e internacionales, ofreciendo información detallada sobre las bodegas, eventos y actividades disponibles. Además, muchas de ellas realizan campañas de promoción para destacar los atractivos turísticos de la región, a menudo con el apoyo de las administraciones locales.

El enoturismo en Estados Unidos tiene un impacto significativo en la economía de las zonas productoras. Además de los ingresos generados directamente por las bodegas, el turismo del vino crea empleos en otros sectores, como la hostelería, la restauración, el comercio minorista y los servicios. En regiones como Napa Valley, el enoturismo ha impulsado la creación de hoteles, restaurantes, tiendas especializadas en vino y productos locales, así como empresas de transporte y guías turísticos que se dedican específicamente a organizar tours entre las bodegas.

No obstante, a pesar de su importancia económica, no existen sistemas de medición del impacto del enoturismo a nivel nacional en Estados Unidos. Aunque Wine America realiza un estudio anual sobre la industria vitivinícola, que incluye algunos datos sobre el enoturismo, no hay un sistema de inteligencia enoturística que permita recopilar y analizar datos de manera integral. Esto contrasta con otros países productores de vino, como Francia o España, que han desarrollado sistemas más sofisticados para medir el impacto del enoturismo en sus economías.

En conclusión, el enoturismo en Estados Unidos ha crecido considerablemente en los últimos años y se ha convertido en una parte importante de la oferta turística del país. Aunque carece de una estrategia nacional y un sistema unificado de gestión, las principales regiones vinícolas han sabido aprovechar el interés por el vino y han desarrollado una oferta diversa y de alta calidad. El crecimiento del enoturismo en Estados Unidos refleja no solo la importancia del vino en su cultura, sino también el potencial que este sector tiene para seguir atrayendo a millones de visitantes cada año.

Napa Valley, el destino de enoturismo más prestigioso del mundo

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Napa Valley, situada en el corazón de California, es el epicentro de la industria del vino en Estados Unidos y una de las regiones vitivinícolas más famosas a nivel mundial. A pesar de su modesta contribución a la producción global, con solo el 4% del vino californiano y menos del 0,4% del vino mundial, sus productos gozan de un prestigio que posiciona a la región como un referente en cuanto a calidad y exclusividad. Esta fama ha permitido que, aunque el volumen sea pequeño en comparación con otras áreas, sus vinos representen más del 25% de los ingresos totales por ventas de vino en California, lo que refleja el alto valor agregado que los consumidores atribuyen a las botellas originarias de esta región.

El viñedo de Napa Valley está compuesto por 18.623 hectáreas, en las cuales se cultivan más de 40 variedades de uva destinadas a la producción de vinos. Las principales uvas que dominan el paisaje vitivinícola son las tintas, con el 80% de los viñedos dedicados a ellas, siendo la variedad insignia el Cabernet Sauvignon, una de las cepas más valoradas en todo el mundo. Otras variedades populares incluyen el Merlot, el Pinot Noir y el Zinfandel. En cuanto a las variedades blancas, que representan el 20% restante, destacan el Chardonnay y el Sauvignon Blanc. Esta diversidad de uvas permite a Napa Valley producir una amplia gama de estilos de vino, desde robustos tintos hasta elegantes blancos, y contribuye a su prestigio como una región vitivinícola de excelencia.

Napa Valley también se ha convertido en un destino de referencia para el enoturismo, atrayendo a millones de visitantes cada año. En 2018, por ejemplo, se registraron 3,85 millones de turistas, lo que demuestra la creciente popularidad de la región no solo como productora de vino, sino también como un destino turístico de renombre. De estos visitantes, un abrumador 81% visitó al menos una bodega durante su estancia, con un promedio de 3,7 bodegas visitadas por cada turista. Este dato refleja la importancia del turismo enológico en Napa Valley y el valor que los turistas otorgan a la experiencia de conocer los viñedos y las bodegas de la región.

A pesar de que la mayoría de los turistas que visitan Napa Valley provienen de los Estados Unidos, un 19,2% son visitantes internacionales, principalmente de Canadá, China, Reino Unido, Japón y Australia. Esta mezcla de turistas nacionales e internacionales contribuye a la diversificación del enoturismo en Napa Valley, siendo un sector en constante expansión. Los turistas internacionales, en particular, aportan un componente valioso a la economía local, dado que su gasto promedio suele ser mayor que el de los turistas nacionales.

Un aspecto notable del enoturismo en Napa Valley es la alta proporción de excursionistas en comparación con los turistas que pernoctan en la región. Del total de visitantes, un 64,5% son excursionistas, es decir, personas que visitan la zona durante el día y regresan a sus hogares sin pasar la noche. Esta tendencia se debe, en gran medida, a la proximidad de Napa Valley con grandes áreas urbanas como San Francisco y otras ciudades de California. De hecho, un 53,9% de los turistas nacionales que visitan Napa provienen del mismo estado de California, lo que refuerza la importancia de los visitantes de proximidad. A pesar de ello, aquellos que deciden pasar la noche en Napa Valley contribuyen significativamente a la economía local, con una estancia media de 1,9 noches y un gasto diario de 231 euros (246,89 dólares).

Los destinos más populares dentro de Napa Valley incluyen la ciudad de Napa, que recibe el 71% de los turistas, y Santa Helena, preferida por el 56,6% de los visitantes. Otras subregiones como Oakville, Calistoga, Yountville y Rutherford también gozan de popularidad entre los enoturistas, aunque con una menor afluencia. Estas localidades ofrecen una variedad de experiencias que van desde visitas a bodegas y viñedos, hasta opciones de alojamiento en hoteles de lujo, restaurantes de alta gama y actividades al aire libre. Cabe destacar que alrededor del 84,2% de las bodegas en Napa Valley están abiertas al público, lo que permite a los visitantes experimentar de primera mano el proceso de producción del vino y participar en catas, degustaciones y otros eventos especiales.

A pesar de la gran afluencia de turistas y la importancia del enoturismo para la economía local, ni Napa Valley ni el estado de California cuentan con un plan o estrategia específica sobre enoturismo. No obstante, la gestión de los recursos turísticos está a cargo de Visit Napa Valley, la organización oficial de administración de destinos del condado. Esta entidad tiene como misión promover Napa Valley como un destino vitivinícola de clase mundial y trabaja en colaboración con otras asociaciones, como Napa Valley Vintners y Napa Valley Grapegrowers, para garantizar una gestión eficaz del turismo en la región. Estas asociaciones, además de promover el enoturismo, también juegan un papel fundamental en la conservación del paisaje, el fomento de la sostenibilidad ambiental y la promoción de los vinos de alta calidad producidos en la región.

Uno de los retos que enfrenta Napa Valley es la falta de datos detallados sobre la oferta enoturística en las bodegas. Si bien se llevan a cabo estudios sobre el perfil de los visitantes y el impacto económico del turismo en la región, estos no suelen incluir información específica sobre los servicios ofrecidos por las bodegas, como los canales de comercialización o los tipos de experiencias enoturísticas más demandadas. A pesar de esta carencia de datos, es evidente que la mayoría de las bodegas de Napa Valley han adaptado su oferta para satisfacer la creciente demanda del turismo, ofreciendo experiencias que van más allá de la simple cata de vinos.

El marketing y la promoción del enoturismo en Napa Valley están en gran medida centralizados en Visit Napa Valley, que utiliza una variedad de plataformas para posicionar a la región como un destino turístico de primer nivel. Además de gestionar la página web oficial, Visit Napa Valley cuenta con una fuerte presencia en redes sociales y publica la revista Napa Valley Visitor Magazine, que ofrece una visión detallada del destino, con historias editoriales sobre bodegas, restaurantes, actividades al aire libre y eventos. Durante la pandemia del COVID-19, Visit Napa Valley lanzó campañas como "Wine from home", que permitieron a los enoturistas disfrutar del vino de la región desde casa a través de catas virtuales y otras actividades. Tras la reapertura de fronteras, la campaña "Raise a glass with us" buscó revitalizar el turismo en la región y promover los atractivos del valle.

El enoturismo en Napa Valley no se limita solo a las bodegas y el vino, sino que también abarca otras experiencias, como la gastronomía, las actividades al aire libre y el turismo de lujo. La región ha sabido capitalizar sus paisajes, su oferta culinaria y su tradición vitivinícola para crear un destino que atrae tanto a amantes del vino como a turistas en busca de una experiencia completa. Napa Valley se mantiene como un referente mundial del enoturismo, no solo por la calidad de sus vinos, sino también por la capacidad de ofrecer experiencias turísticas únicas que integran vino, naturaleza, cultura y lujo.

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