Vinos con “cosas” ¿innovación o disparate?

Probablemente, lo primero que nos puede venir a la cabeza es el vino con gaseosa. Pero no. Hay vinos a los que se le “añaden” cosas y algunas de ellas son bastante curiosas

Javier Campo

Viernes 03 de Febrero de 2023

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vino tinto con gas

Cuando hablamos de cosas no queremos decir que sea un vino combinado como por ejemplo el ya nombrado vino con gaseosa, vino con Coca-Cola, vino con limón o cualquier otro cóctel.

Es posible que lo primero añadido sea el gas carbónico a imitación de los vinos espumosos de segunda fermentación y que tantas veces es inyectado para darle burbujas y chispa a la bebida.

Claro que si ahora os digo que en lugar de CO2 vamos a utilizar ozono pues ya resulta un poco menos habitual. Y eso es lo que hizo una bodega de Las Pedroñeras en Cuenca. Hilario García elabora el Aurum Serie Oro con este conocido elemento por la capa que tanto afecta a nuestro planeta y que se vende por la friolera cantidad de 25.000 euros la botella. Además de lo peculiar de la añadidura vitivinícola su creador afirma que si giras el vino hacia la derecha huele a una cosa y, si lo giras a la izquierda, huele a otra. Por favor, si alguien lo prueba que me mande un mensaje sobre este tema.

Un poco más terrenal pero no menos glamuroso es el vino con oro. No estamos hablando del Rondel Oro. Es vino con oro en su interior literalmente hablando. Podemos encontrar diferentes marcas en el mercado mundial, especialmente en vinos espumosos y como curiosidad os diremos que hay que tienen "más caché" ya que usan oro de 24 kilates frente a los 18 o 22 que utilizan algunos otros. En cualquier caso, el oro es un metal inerte y no aporta ni sabor, ni olor, ni tampoco ninguna propiedad más allá del brillo. Este si lo he probado. Si el vino está bueno estará bueno y si no, pues no. Lleve o no lleve oro. Y, por cierto, una botella no vale tanto. Sobre los 15 euros. Así que aquí no se puede aplicar eso de "a precio de oro".

Termino con la versión aun más barata y si me lo permitís, cutre. Es el vino con purpurina. También espumoso. Con gas añadido, claro. Esta bebida, porque no se le puede llamar vino, tiene colores y sabores insospechados. Sin duda, puede convertirse en la sensación del momento en una discoteca oscura a las cuatro de la mañana y con una copa con led. Eso sí, vistoso, es. Lo más flipante es que lees alguna "nota de cata" y pone de manera literal "visualmente tiene un color intenso, limpio y brillante, con un perlaje de burbuja fina y elegante". Ahí lo dejo porque también hay nariz y boca, pero no quiero torturaros.

Seguramente, los vinos con "cosas" seguirán apareciendo en función de la necesidad de la "innovación" del mercado propuesta por algunos. Por cierto, tomar vino con tu cuñado y sus amigos, no es tomar vino con cosas.

Javier Campo
Sumiller y escritor de vinos
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