Jerez: una tierra con sabor a vino

Puede que sea por encontrarse en el lugar en el que se unen el Atlántico o el Mediterráneo o por contar con tradición vitivinícola de primer nivel, pero la realidad es que Jerez es una de las grandes regiones productoras de vinos del país.

La zona que presume de la denominación de origen Jerez comprende partes de la provincia de Cádiz y de la de Sevilla. Ciudades como la misma Jerez de la Frontera, Trebujena, Chiclana, Rota o Sanlúcar de Barrameda presumen de esconder algunas de las mejores bodegas de todo el país produciendo unos caldos que son un buen motivo para viajar hasta estas tierras de Andalucía.

Con el sello de Jerez se producen variedades tan conocidas como el Palo Cortado, el Oloroso o el Amontillado. Sin embargo, la estrella indiscutible de la región es la Manzanilla; un vino seco de color pálido que tiene en Sanlúcar de Barrameda su centro de producción y que se elabora con uva palomina bajo una capa de levaduras conocidas como velo de flor (ver caracteristicas de la Manzanilla, aquí).

Cualquiera de los vinos de Jerez combina a la perfección con los mariscos de la zona o con los famosos jamones de la cercana Huelva ,creando una experiencia gastronómica capaz de conquistar a cualquiera.

Para conocer la cultura del vino en Jerez se pueden visitar bodegas como la de La Gitana en Sanlúcar o las de Tío Pepe en Jerez de la Frontera. Pero ya que se está en esta meca del vino del sur de Andalucía, no hay que perder la oportunidad de conocer algunos de sus monumentos.

En Jerez de la Frontera hay que conocer su imponente Alcázar del siglo XI, visitar la Catedral o recorrer el casco histórico que rodea a la fortaleza y que guarda algunos rincones cargados de tradición y, por supuesto, de tabernas en las que probar los vinos de la tierra.

Tampoco es mala idea empaparse de la cultura flamenca de la que presume esta ciudad. Pasar por tablaos como el Puro Arte o visitar la peña flamenca La Bulería son planes ideales para acompañar con una copa de manzanilla.