La experiencia de Dom Pérignon P2 2000: juego, fascinación, seducción

La Segunda Pléntitud de Dom Pérignon P2 es el resultado de 17 años de elaboración. El vino es intenso, vibrante y preciso. La energía del vino está en su apogeo

Lunes 16 de Octubre de 2017

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Desde los orígenes, Dom Pérignon persigue un ideal formado por conceptos claros y sencillos.

Su compromiso con ser exclusivamente un vino de añada es incuestionable, supera la simple consideración de la calidad.

Bajo un clima tan extremo y limitado como el de la región de la Champagne, crear añadas es un reto, más aún, cuando Dom Pérignon es la esencia de la creación.

Es el tiempo el que magnifica y revela Dom Pérignon, se trata de un parámetro tan importante como el terreno, las estaciones o el conocimiento. El tiempo se encuentra en la ecuación de Dom Pérignon.

Hoy, después de pasar 16 años de maduración lenta, el momento de liberar la Segunda Plenitud P2 de la añada 2000 ha llegado. Cada nueva añada de Dom Pérignon sigue su propio camino.

En estos primeros estadios donde la Segunda Plenitud se encuentra en el punto de relevarse, la necesidad de ampliar horizonte más allá del vino se hace sentir, se traduce en una narración gastronómica. Aquí, la experiencia de Dom Pérignon P2 2000 evoca un universo de sensaciones táctiles y de vibraciones sincrónicas con el dinamismo de su burbuja.

El tiempo adicional sobre las lías aparece y aporta más intensidad y cremosidad. La redondez en el paladar se transforma en más larga. La armonía de Dom Pérignon P2 2000 resuena en ingredientes, en platos y en una experiencia que revela cada una de sus facetas: mineral, yodado, tostado. Dom Pérignon P2 2000 habla entre otros al confitado y a la suavidad, aun mundo vegetal y floral, al frescor de la fruta. Nace entonces el contínuum donde las estructuras y las texturas se armonizan y conservan perfectamente para alcanzar la percepción más elevada y singular de Dom Pérignon P2 2000.

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