Madrid
Jueves 12 de Septiembre de 2013
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Tanto los bebedores de agua, o los consumidores esporádicos de alcohol, como los bebedores en exceso, son mucho más sensibles al estrés y a la depresión. Únicamente los bebedores moderados controlan bien el estrés y son menos vulnerables a la depresión.
El hombre y la mujer de hoy se encuentran "agraciados" por múltiples estímulos, entre los que se encuentran la ansiedad y la angustia, palabras ambas que se han convertido en parte del lenguaje habitual en nuestras sociedades.
La ansiedad se ha definido como el 'miedo sin causa', y suele ir acompañada de manifestaciones que abarcan desde síntomas cardiovasculares a trastornos neurovegetativos o distonías sexuales.
El vino, por su parte, es difícil desligarlo de una terapia contra la ansiedad. Si nos remontamos a la historia, ya en la Biblia se alababan las virtudes del vino como remedio para los sufrimientos psíquicos y físicos. De hecho, el vino ha sido el primer medicamento de la historia contra el dolor.
Las virtudes del alcohol han sido siempre elogiadas en todos los tiempos y por diversas razones. Ha facilitado la integración del individuo al grupo, disminuyendo la ansiedad provocada por el aislamiento; ha exacerbado la imaginación y la creación; y ha creado bienestar físico y euforia.
En resumen, se comprende que el alcohol haya sido el primer elemento natural que calma y frena la ansiedad. El vino se ha empleado sine die por sus propiedades euforizantes, estimulantes y desinhibidoras, propiedades que, recordemos, son positivas para el ser humano siempre que, al igual que el consumo, se den con moderación.
Tampoco hay que olvidar que existe la otra cara de la moneda, en el sentido de que no vamos a tomarnos una copa o a abusar del alcohol cada vez que nos vaya mal o tengamos un episodio contradictorio en la vida. Es preciso señalar que el alcohol y el vino, fuera de las dosis moderadas y tomado según las pautas habituales, ejerce una acción depresiva, tanto si se consume con exceso como si no se prueba.
Seguramente, una copa de vino en las comidas evite más estados de ansiedad y estrés, que cualquier medicamento que le recete un médico, ya que el efecto antiestresante del vino es un bien inconfesablemente conocido por todo el mundo.
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