Viernes 21 de Noviembre de 2025
El municipio italiano de Montalcino ha registrado un impulso económico importante gracias al enoturismo vinculado al Brunello, uno de los vinos más conocidos de la región. Según datos del Observatorio Uiv Vinitaly y del Consorcio del vino Brunello di Montalcino, el impacto económico directo e indirecto de esta actividad supera los 150 millones de euros, equivalentes a unos 130 millones de libras. Esta cifra se apoya en el flujo constante de visitantes y en el aumento de las ventas directas, a pesar de la incertidumbre que generan los aranceles en Estados Unidos y la evolución de los mercados internacionales.
El territorio recibió cerca de 235.000 visitantes durante 2024, según cifras del Instituto Nacional de Estadística italiano (Istat) y la Oficina de Estadísticas de la Región de Toscana. Los datos preliminares para 2025 confirman una tendencia similar. El Consorcio señala que cada botella de Brunello abierta genera un efecto positivo estimado en 117 euros para la economía local, aproximadamente cuatro veces el valor original del producto.
Giacomo Bartolommei, presidente del Consorcio del vino Brunello di Montalcino, explica que el enoturismo actúa como motor económico no solo para las bodegas, que deben adaptarse a problemas como los aranceles estadounidenses y la bajada en el consumo, sino también para otros sectores locales. La infraestructura turística se ha desarrollado con fuerza: existen 12 hoteles, tres de ellos con categoría cinco estrellas, más de 180 alojamientos rurales y decenas de restaurantes, entre ellos dos con estrella Michelin. En 2024 se alcanzó un récord con 233.000 pernoctaciones, un 6,3% más que en 2023 y casi un 30% por encima del dato registrado en 2019. Entre mayo y agosto de este año se contabilizaron 130.000 estancias, con una demanda creciente procedente de Francia, Europa del Este, China y Reino Unido. El turismo internacional representa el 71% del total, liderado por visitantes estadounidenses y un aumento notable desde Corea del Sur y China.
En cuanto a la producción y venta de vino embotellado, Bartolommei subraya que el objetivo principal sigue siendo mantener la calidad. El sector ha vivido meses complejos debido a la incertidumbre sobre los aranceles estadounidenses y su alcance. Una vez aclarada la situación, productores y distribuidores han ajustado sus estrategias para asumir el sobrecoste del 15%. En octubre se entregaron más de 1,92 millones de bandas fiscales para botellas, lo que permitió recuperar parte del terreno perdido: la caída interanual pasó del 13,7% en agosto al 0,9% en octubre. El sector centra ahora su atención en el lanzamiento al mercado estadounidense de la añada 2021 durante Benvenuto Brunello, evento que se celebra entre el 20 y el 24 de noviembre.
La situación en Montalcino refleja una tendencia internacional. Un estudio realizado por Hochschule Geisenheim University junto a UN Tourism, la OIV, Great Wine Capitals Global Network y WineTourism.com indica que el enoturismo es rentable o muy rentable para el 65% de las bodegas encuestadas en 47 países. El informe Global Wine Tourism Report 2025 recoge que el 88% ofrece experiencias turísticas como catas o visitas a viñedos. La media anual es de unos 1.500 visitantes por bodega; el turismo nacional representa el 65%. El enoturismo supone un promedio del 25% de los ingresos totales para las bodegas a nivel mundial y llega al 32% fuera de Europa. Más de la mitad prevé nuevas inversiones y un 73% espera aumentar su actividad turística.
La sostenibilidad adquiere peso: un 67% considera este aspecto importante para su negocio turístico. Aunque persisten problemas económicos, descenso en el consumo y cambios en las preferencias del consumidor, un 68% confía en que el enoturismo crecerá en su zona. Según el informe internacional citado, esta actividad ayuda a diversificar las economías rurales, crear empleo y apoyar a las comunidades locales.