Jueves 29 de Junio de 2023
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Desde hace mucho tiempo se afirma que las vides son plantas sufridas, que prefieren suelos pobres para dar vinos de mayor calidad. La verdad es que la planta crece también en suelos fértiles, ricos en materia orgánica, pero en este caso al tener abundancia de nutrientes priorizará el crecimiento y desarrollo de las partes verdes, como los sarmientos, hojas, etc., en lugar de concentrar sus esfuerzos en la producción de los frutos. De ahí, que el viticultor prefiera plantar sus vides en suelos pobres, ya que ciertamente con una mínima cantidad de nutrientes, la planta se desarrollará correctamente y tendrá como prioridad la producción de uvas.
Los factores que provocan un impacto del suelo en los viñedos son la cantidad de materia orgánica que posee, su textura, la profundidad del subsuelo, la presencia de piedras en la superficie, la salinidad, entre otros. Un suelo ideal tendrá un pH de entre 5,5 y 8,5.
Los minerales aportan diferentes propiedades al suelo, pero no son absorbidos por la planta, por lo tanto, no le transmiten mineralidad a los vinos.
Uno de los aspectos que nos interesa conocer del suelo dónde están plantadas las vides, además de la cantidad de nutrientes que posee, es el tipo de textura que presenta, puesto que será la textura del suelo la que determine si el agua, ya sea de lluvia o de riego, se drenará correctamente o se acumulará provocando problemas por exceso de humedad en las raíces. Ahora bien, la textura del suelo se mide por su granulometría.
La granulometría separa los componentes del suelo en dos grupos; los elementos gruesos, visibles a simple vista, y los elementos finos, de tamaño inferior a 2 milímetros
Los elementos gruesos como las rocas, canto y gravas presentes en la superficie del suelo acumularán más o menos calor aportado por los rayos infrarrojos durante el día y se mantendrán calientes por más tiempo, incluso cuando el sol ya se haya ocultado, esto puede ser muy favorable para las plantas especialmente de ciclo largo que se benefician de una temperatura más amigable, particularmente en regiones frías, y alcanzarán mejores niveles de madurez.
No tienen más del 10% de limo y arcilla. Se trata de suelos muy sueltos, que no tienen capacidad de retención de agua y permiten que las raíces de las plantas penetren profundamente con gran facilidad. Sin embargo, cuando más profundo lleguen las raíces, menos nutrientes encontrarán.
Poseen más del 40% de arcilla. Son suelos duros y muy compactos, difíciles de arar y que no permiten que las raíces penetren fácilmente. Suelen encharcarse, ya que tienen una gran capacidad de absorción y un mal drenaje. Esto puede causar problemas relacionados con el exceso de agua en las raíces.
Son similares a los suelos arcillosos, aunque no retienen tanta agua por no ser tan compactos. Poseen gran cantidad de nutrientes y esto los hace poco adecuados para el cultivo de la vid, por ser excesivamente vigorosos.
Estos suelos presentan características intermedias entre los suelos anteriormente mencionados, en general poseen buena textura y fertilidad. Son los más adecuados para el cultivo de la vid.
En general, un suelo arenoso, franco o con algo de arcilla suele ser el más adecuado para el cultivo de la vid. Sin embargo, no hay que olvidar que el suelo es uno más de los elementos que conforman el complejo sistema de un terroir.
Este post se publicó originalmente en laumalbec.com
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