Martes 23 de Septiembre de 2025
El sector vitivinícola de Burdeos atraviesa una situación complicada, según informan productores y representantes del sector en la región de la Gironda. A pesar de que los primeros informes sobre la vendimia de este año son positivos en cuanto a calidad, la realidad económica para muchos viticultores es muy difícil. El precio de venta del vino se sitúa por debajo del coste de producción, lo que ha llevado a algunos productores a calificar la situación como insostenible.
Denis Roux, viticultor de 55 años en Fronsac, explica que tras una cosecha muy mala en 2024, se ha visto obligado a vender su vino a un euro por botella. Esto supone unos 1.200 euros por tonel (900 litros), cuando el coste de producción alcanza los 1.500 euros. Roux señala que esta diferencia hace inviable la continuidad de muchas explotaciones familiares. Además, indica que mantiene almacenados 700 hectolitros de vino, el equivalente a dos años y medio de producción, debido a la falta de ventas.
Jean-Samuel Eynard, presidente local del sindicato agrícola FNSEA y productor en Bourg-sur-Gironde (Côtes de Bourg), confirma que esta situación se repite en toda la región. Según sus datos, los precios actuales cubren solo la mitad del coste de producción. Bastien Mercier, portavoz del grupo Viti33 y también productor local, afirma que no ha conseguido vender nada desde enero y que las bodegas están llenas.
Laurent Rousseau, viticultor y vicepresidente del tribunal industrial de Libourne, reconoce que muchas bodegas están saturadas con vino de añadas anteriores y que varias fincas han iniciado procesos concursales. Rousseau teme que el sector esté cerca del colapso debido al exceso de vino barato en el mercado.
Estas dificultades persisten a pesar de las campañas para arrancar viñedos y reducir la superficie cultivada, así como los programas de destilación para eliminar excedentes. En los últimos años, la superficie dedicada al viñedo en Burdeos ha bajado más de un 10%, pasando de 103.000 a 90.000 hectáreas. Sin embargo, fuentes oficiales indican que la producción sigue superando la demanda, incluso después de una reducción en la cosecha provocada por la sequía registrada a finales del verano.
A este problema se suma el estancamiento legislativo. La nueva Ley Egalim, destinada a garantizar precios justos para los agricultores franceses, lleva un año sin avances en el Parlamento. Ante esta situación, Michel-Eric Jacquin, nuevo responsable del consejo regulador Bordeaux y Bordeaux Supérieur, propone buscar alternativas como reorientar parte de la producción hacia denominaciones menos restrictivas como IGP Atlantique. Jacquin considera necesario abrirse a nuevos productos para evitar el cierre masivo de explotaciones.
El sector vitivinícola bordelés busca soluciones ante una crisis marcada por bajos precios, exceso de existencias y falta de medidas efectivas para equilibrar el mercado. Los productores insisten en la urgencia de encontrar salidas para asegurar el futuro económico de una región históricamente vinculada al vino.