Jocelyn Dominguez
Viernes 06 de Junio de 2025
Dicen que la pizza nació en las calles de Nápoles, como un invento popular, un disco de masa que podía abrazar cualquier topping y salir del horno como un regalo simple, cálido y redondo. Desde entonces conquistó el mundo, y con razón: ¿quién podría resistirse a ese abrazo de masa, queso y creatividad? Cada ciudad le dio su impronta, cada cocinero su secreto. Y yo, fan declarada, hago lo propio: en cada lugar que visito, busco probar una. Es un ritual personal.
En Buenos Aires, creía haber probado casi todas. Pero una noche en Concepción Pizza y Vinito me recordó que todavía pueden sorprenderme. Porque en su aparente simpleza, esconde una alquimia poderosa: la de reunir. Nos junta en torno a una mesa, entre copas, charlas y risas. Y es en esa tradición —tan italiana como argentina— es donde se inscribe Concepción Pizza y Vinito, un refugio íntimo y moderno, escondido entre los bordes difusos de Palermo Hollywood, Las Cañitas y Belgrano. Concepción se aleja del circuito gastronómico tradicional para ofrecer una propuesta honesta y vibrante. La atmósfera distendida invita a compartir platitos de autor, pizzas estilo napolitano y una cuidada selección de vinos jóvenes, muchos de ellos orgánicos.
El proyecto nació del encuentro entre Julián Martínez, Alejandro Giraldo y Jerónimo Tapuerca, tres amigos con trayectoria en la gastronomía porteña que decidieron unir fuerzas y crear algo con identidad propia. A ellos se suman Julián Vieytes, chef quien lidera la cocina con una mirada sensible y contemporánea y diseña una carta pensada para compartir, y la sommelier Traianna Rosas, curadora de una carta de vinos que es, por sí sola, motivo de visita.
El ambiente es cálido, relajado, como si cada detalle hubiese sido pensado para que te sientas en casa pero sin perder el aura especial de estar en un lugar distinto. La atención es otro punto altísimo. No se trata de un servicio distante ni estructurado, sino de un trato cercano, amable, donde cada sugerencia parece leída desde el deseo.
Empezamos con unos platitos para compartir: aceitunas, queso y pan de pizza recién horneado, perfectos para abrir el apetito. Todo fresco, de excelente calidad y con ese toque artesanal que lo vuelve entrañable. Pero el gran momento llegó con la fainá: una versión que se aleja de la típica y se convierte en una experiencia en sí misma. Con pesto fresco, tomates confitados y una textura que combina el dorado crocante con un centro cremoso y sabroso. Un plato simple, delicioso, que representa con orgullo la filosofía del lugar: hacer las cosas bien, sin pretensiones.
Y después, claro, llegaron las pizzas (con masas fermentadas durante 48 horas y un 20% de harina orgánica) Probé dos que todavía recuerdo como si las tuviera enfrente.
Una de jamón cocido, mozzarela fior di latte, straciatella y ralladura de limón, donde el perfume cítrico realza el sabor del jamón y crea una combinación tan fresca como deliciosa. Y otra de queso brie con cebolla caramelizada marinada en vino tinto, mozarella fior di latte y tomillo; suave, untuosa, con esa dulzura equilibrada que transforma cada bocado en una caricia al paladar.
Todo maridado con una Garnacha de Ver Sacrum, un vino joven, vibrante, fermentado en huevos de concreto, con levaduras nativas. Ideal para acompañar tanto la entrada como las pizzas, sin opacar, pero sí elevando.
Lo que más me impactó fue esa sensación de que todo está pensado. Nada en Concepción parece improvisado, pero tampoco es rígido. Hay alma. Hay historia. Hay buen gusto, sin caer en pretensiones innecesarias. Es una propuesta auténtica, moderna y cercana, donde la comida y el vino son los protagonistas, pero también vos.
Además, hay una dimensión cultural que lo vuelve aún más interesante: su ciclo Concepción x Amigos, donde invitan a cocineros, DJs y artistas a intervenir el espacio. Siempre hay algo distinto pasando, como si el lugar respirara con la energía de sus visitantes.
Concepción Pizza y Vinito es una pizzería moderna pero también experiencia completa, pensada para el disfrute real. Un espacio donde te sentís bien, comés mejor y te vas con ganas de volver. Cada visita es una celebración de los sentidos, un lugar donde la tradición y la innovación se encuentran para ofrecer lo que es Concepción.