Iberia aterrizó en el corazón de Buenos Aires: así fue la experiencia “a bordo” del Espacio Iberia

Escrito porJocelyn Dominguez

Sábado 26 de Abril de 2025

Para quienes pasaron por la calle Florida durante las últimas semanas, una esquina en el microcentro porteño se transformó en una escala inesperada hacia Europa. Se trató del Espacio Iberia, una propuesta innovadora de la aerolínea española que buscó acercar la experiencia de volar con Iberia a los argentinos, sin salir de Buenos Aires.

Instalado en Florida 202, el espacio —con más de 1.000 m²— fue inaugurado oficialmente el pasado 27 de marzo con la presencia de autoridades locales y representantes de la aerolínea. Allí, durante casi cuatro semanas, el público pudo degustar los menús servidos a bordo, conocer los uniformes históricos de la tripulación, probar las butacas de un Airbus A350 y hasta experimentar la sensación de pilotar un avión gracias a un simulador de vuelo. La recreación fue tan precisa que por momentos se olvidaba que estábamos en el corazón de Buenos Aires. En promedio pasaron mil personas por día, algo sin precedentes en las anteriores ediciones.

Tuve la oportunidad de recorrer el Espacio Iberia personalmente, y puedo decir que pocas veces una experiencia de marca logra ser tan envolvente. Desde el primer paso dentro del recinto, la ambientación olía, sonaba y se sentía como un avión en pleno vuelo. La degustación de los menús fue un viaje dentro del viaje: sabores que transportaban a la dieta mediterránea, con la calidad y el equilibrio que uno espera de una aerolínea que hace de la gastronomía un símbolo cultural.

Probé platos diseñados para cada clase —Business, Turista Premium y Turista— y en todos los casos el resultado fue el mismo: precisión, cuidado y una identidad española clara, pero sin desatender el gusto argentino. Fue una experiencia sensorial que logró transmitir lo que muchas veces se dice en folletos pero rara vez se siente en la práctica.

Además, el simulador de vuelo fue una experiencia inmersiva y emocionante: por un momento, fui comandante de un Airbus, despegando desde Barajas hacia Ezeiza, en una cabina que replicaba a la perfección los controles reales. No solo se trataba de entretener: fue una manera de valorar la complejidad técnica que hay detrás de cada vuelo y el profesionalismo de quienes lo hacen posible. Una experiencia de inmersión que me hizo olvidar por completo que estaba a pocos metros del Obelisco

La exposición de uniformes históricos de Iberia aportó una dimensión emocional y nostálgica, al mostrar cómo ha evolucionado la moda y el rol del personal de cabina en casi ocho décadas de historia.

Y no es casual que Buenos Aires haya sido elegida para esta tercera edición internacional del Espacio Iberia, tras Bogotá y Ciudad de México. Dolores Silva Font, Country Manager para Argentina y Uruguay, lo explicó con claridad:

“Bogotá, Ciudad de México y Buenos Aires son las únicas tres ciudades del mundo donde operamos tres frecuencias diarias, por eso quisimos acercar el Espacio Iberia a estos tres mercados, como una manera de estar más cerca de nuestros clientes y que más personas conozcan cómo es la experiencia de volar con Iberia.”

Actualmente, la ruta entre Buenos Aires y Madrid cuenta con 21 frecuencias semanales, transportando a más de 2.000 pasajeros por día. Es la mayor capacidad en la historia de la compañía para esta conexión. En 2025, se ofrecerán 725.000 asientos, lo que representa un incremento del 18% respecto al año anterior.

Además, este puente aéreo genera un impacto económico notable: 8.390 empleos vinculados a la ruta y 272 millones de euros al PIB conjunto de ambos países, con un 61% de los puestos de trabajo y un 44% del impacto económico generados directamente en Argentina.

Pero el corazón de la propuesta está en la experiencia. Silva Font destacó el rol clave de la gastronomía: “La comida es una herramienta muy poderosa para acercar culturas y generar una mayor conexión con el público. Queremos que al subir a un avión de Iberia, el pasajero comience a sentirse en España desde el primer bocado.”

Uno de los pilares más destacados de Iberia es su compromiso con una experiencia a bordo de excelencia. Desde la atención personalizada hasta la tecnología de sus aeronaves, pasando por una propuesta gastronómica que busca reflejar la esencia de la dieta mediterránea, cada vuelo se convierte en un viaje sensorial.

Los menús ofrecidos en el Espacio Iberia fueron una réplica fiel de lo que se sirve a bordo, y su diseño responde a una filosofía clara: calidad, identidad y equilibrio. Aunque están marcadamente inspirados en la cocina española, hay una adaptación sensible al paladar de cada país.

“La gastronomía a bordo cumple un rol fundamental en la experiencia de volar con Iberia, pues es uno de los puntos de interacción con el cliente más importantes. No se trata solo de una comida en el aire, sino de una oportunidad para transmitir cultura, identidad y calidad de servicio.”

Y eso fue justamente lo que sentí en el Espacio Iberia. Los platos servidos eran fieles a la cocina española, pero también había una clara sensibilidad hacia el paladar local. Fue una manera elegante de mostrar identidad sin perder cercanía. Y, como toda buena mesa, fue un punto de encuentro entre culturas.

Otro de los anuncios importantes estuvo relacionado con la conectividad: la alianza con Aerolíneas Argentinas permite que los pasajeros puedan, con una sola reserva, conectar ciudades del interior de España y de Argentina sin complicaciones.

“Ahora una persona puede volar desde Bilbao, pasar por Madrid, llegar a Buenos Aires y seguir hasta Bariloche o El Calafate con una sola reserva. Eso hace que el proceso sea más cómodo y fácil”, señaló la directiva.

Y cuando se le preguntó por qué eligieron hacer este despliegue en Buenos Aires, la respuesta fue emotiva y contundente: “En 2026 Iberia cumplirá 80 años volando a Buenos Aires desde Madrid. Es una relación histórica la que une a ambos países y, por supuesto, nuestro Espacio Iberia tenía que estar en esta ciudad.”

El Espacio Iberia cerró sus puertas el 25 de abril, pero dejó abierto algo más profundo: un lazo entre culturas, una forma distinta de ver la aviación, y una promesa de seguir conectando destinos con el mismo cuidado que se demostró en cada rincón de esta experiencia.

Si esto fue volar sin despegar, no queda duda de que la próxima vez que subamos a un avión de Iberia, el viaje comenzará mucho antes del despegue.

Un artículo de Jocelyn Dominguez