Jonathan
Viernes 14 de Marzo de 2025
Reza un proverbio escocés: "Donde hay whisky, hay camino". Y es que para cualquier escocés, el whisky no es simplemente una bebida, sino algo más. Cualquier escocés interpreta el whisky como un símbolo de reunión o camaradería, ya sea entre amigos, familiares o incluso desconocidos. De ahí la analogía del whisky como vínculo de comunidad, ya que "abre el camino", es decir, facilita la comunicación.
Entendiendo esto, estoy seguro de que a casi ninguno le sorprenderá que muchos escoceses enfrentaran las desorbitadas "tasas" impuestas por el gobierno británico a través de la destilación ilegal. De esta manera, nacen los "bothies", cabañas en medio de la nada donde nuestros amigos escoceses seguían destilando felicidad, o mejor dicho, "haciendo camino".
Cualquier amante del buen whisky habrá oído hablar sobre Glenfiddich, aunque posiblemente no cualquiera habrá oído su leyenda. Cuentan los más viejos que recuerdan haber oído de niños la historia del "Hombre verde". Durante los años más duros para los destiladores de whisky en Escocia, vivió un hombre llamado George Smith. En una ocasión, nuestro amigo George estaba siendo hostigado por los recaudadores británicos, así que optó por huir y esconderse en el bosque. Allí, buscó refugio y rogó al espíritu del bosque, al que algunos conocían como "El hombre verde", que lo ayudara y a cambio él se comprometería a honrarlo creando el mejor whisky posible.
El Hombre Verde accedió y protegió a Smith de los recaudadores británicos. Tras esto, George fundó "Glenfiddich" y puso todo su empeño en cumplir la promesa que le había hecho al Hombre Verde.
Realmente nunca sabremos qué porcentaje de folclore está inmerso en esta leyenda, pero estoy seguro de que ayuda a alimentar todo el carácter de tradición y mitología que rodea a las montañosas y verdes tierras de Escocia.
Así que no sé ustedes, pero yo intentaré honrar siempre que pueda al Hombre Verde con un buen vaso de uisge beatha. Tras esto, solo me queda una cosa por decir: Slàinte!