Martes 11 de Noviembre de 2025
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La bodega mendocina Norton, una de las más conocidas de Argentina con 130 años de historia, se presentó en concurso de acreedores para intentar superar una situación financiera complicada. La empresa enfrenta una deuda bancaria que supera los 44.000 millones de pesos (unos 27 millones de euros) y acumula más de 100 cheques rechazados por un total de 1.100 millones, según datos del Banco Central. La decisión fue comunicada por el CEO de la firma, Tomás Lange, quien explicó que buscan asegurar los puestos de trabajo y la continuidad de la operación en un momento difícil para la industria vitivinícola tanto en el país como fuera de él.
Norton ha tenido atrasos en los pagos a proveedores y contratistas durante los últimos meses. Aunque todavía figura en “situación 1 – normal” en el sistema del Banco Central, la presión de los acreedores financieros y comerciales llevó a la empresa a solicitar protección judicial. De manera no oficial, algunos trabajadores afirman que hay dos meses de atraso en el pago de sueldos y que ya se han producido despidos. Sin embargo, desde la dirección aseguran que el concurso permitirá mantener todas las funciones operativas y no afectará al ritmo de trabajo ni reducirá los puestos.
La situación de Norton refleja un problema más amplio en el sector del vino argentino. Según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura, las ventas internas cayeron un 17 por ciento interanual en agosto. Las exportaciones tampoco muestran señales de recuperación y permanecen estancadas. Al mismo tiempo, las importaciones aumentaron un 415 por ciento este año, sobre todo desde Chile, lo que presiona aún más sobre los precios locales.
La apertura a las importaciones impulsada por el gobierno de Javier Milei ha tenido un impacto fuerte en la industria nacional del vino. A esto se suman cambios en los hábitos de consumo, con una reducción del consumo de alcohol a nivel internacional. La Asociación de Viñateros de Mendoza advirtió recientemente sobre una crisis profunda, señalando subidas importantes en los costes de energía, agroquímicos y transporte, mientras que el precio que reciben por la uva no sigue el ritmo de la inflación.
El sector vitivinícola argentino atraviesa uno de sus momentos más difíciles en décadas debido a la caída en las ventas internas, el aumento de las importaciones y los problemas económicos generales del país. La situación de Norton es un ejemplo claro del impacto que estos factores están teniendo sobre empresas históricas del sector.
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