Brindis liviano, la revolución de los vinos sin alcohol

La demanda de vinos sin alcohol crece en países como Alemania y Reino Unido

Jueves 12 de Junio de 2025

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Durante décadas, el vino fue sinónimo de alcohol. En cada brindis, en cada copa compartida, el contenido alcohólico formaba parte del ritual, casi como un requisito. Pero hoy el escenario está cambiando. Y lo hace con fuerza.

Cada vez más consumidores buscan una forma de disfrutar del vino sin los efectos del alcohol. Ya no se trata solo de salud, sino de libertad: libertad para elegir, para compartir, para cuidarse... sin renunciar al placer.

Un cambio cultural que ya está en marcha

Lejos de ser una tendencia pasajera, los vinos de baja graduación o completamente desalcoholizados están creciendo con paso firme. En países como Alemania, Reino Unido y Estados Unidos, la categoría ya ocupa un lugar visible en góndolas, cartas de bares y hasta en catas profesionales.

¿Las razones? Variedad de motivos: desde el simple deseo de moderar el consumo, hasta embarazos, prácticas deportivas, o un estilo de vida más consciente. Lo cierto es que la demanda está ahí, y el mercado responde.

Tecnología al servicio del sabor

Quizás lo más interesante de este movimiento es que los vinos sin alcohol ya no son un "sustituto" de segunda. Gracias a tecnologías como la destilación al vacío, la osmosis inversa o la fermentación controlada, los productores han logrado conservar lo mejor del vino —sus aromas, su acidez, su textura— reduciendo o eliminando su graduación alcohólica.

Y eso se nota en la copa: blancos frescos, tintos ligeros, espumantes vivos. Vinos que no piden permiso para formar parte de una mesa, de un aperitivo o incluso de una celebración importante.

El mensaje importa

Detrás de esta categoría emergente hay algo más que técnicas de elaboración. Hay un mensaje: el vino también puede ser inclusivo. En lugar de hablar de "restricción", se habla de elección. En lugar de ausencia, se propone una nueva forma de presencia.

Por eso, muchas bodegas están apostando por un diseño de etiquetas más relajado, moderno, con colores suaves, tipografías limpias y mensajes positivos. Ya no se trata solo de vender una botella, sino de comunicar un estilo de vida.

¿Una oportunidad para las bodegas?

Absolutamente. Los vinos low y sin alcohol abren la puerta a nuevos públicos: personas jóvenes, consumidores curiosos, comunidades con restricciones culturales, y también a quienes ya aman el vino, pero buscan alternativas para ciertos momentos del día.

Además, representan una oportunidad comercial clara. Según el informe de IWSR, el mercado global de bebidas sin alcohol y de baja graduación crecerá más del 30% en los próximos tres años. Y los vinos, sin duda, tendrán un rol destacado en esa expansión.

Una copa abierta al futuro

En un mundo que valora cada vez más la diversidad, el bienestar y la autenticidad, el vino también se adapta. Porque el disfrute no siempre necesita grados para ser profundo. Porque brindar puede ser, también, una forma de cuidarse.

Y porque en definitiva, el placer —como el vino— también evoluciona.

Un artículo de Maria Alejandra Bidaseca
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