Casey, el rincón gastronómico de Veracruz que fusiona tradición británica y calidez local

Casey es un lugar especial en Veracruz que combina sabor y calidez. Su historia comienza hace ocho años, cuando su fundador dejó Londres para mudarse con su familia a un rincón entre Xalapa y Coatepec. Este cambio de vida fue el inicio de un proyecto gastronómico que ha conquistado a la región. Lo que comenzó como una simple búsqueda culinaria se transformó en un viaje lleno de pruebas. Las primeras recetas, inspiradas en la cocina británica, como pasteles de carne y encurtidos, dieron paso a delicias más sencillas. Muffins, galletas y pasteles como el carrot cake y el Victoria sponge se hicieron populares en Café Jason, un pequeño rincón donde la clientela creció junto con la pasión por compartir estos placeres.

La pandemia, que afectó a muchos, fue una oportunidad para Casey. Durante ese tiempo, su fundador tomó un curso en línea con chefs londinenses, Ravneet Gill y Nicola Lamb. Allí conoció la tarta de queso vasca, un postre que cambió la trayectoria de Casey. Su textura cremosa y capa caramelizada se convirtieron en el plato estrella del lugar. En 2021, Casey abrió una pequeña cocina de pastelería en Plaza Bosque Briones, que pronto se llenó de clientes deseosos de probar los nuevos postres. Al año siguiente, el sueño cobró vida por completo. Con un espacio ampliado y la inclusión del café, Casey se convirtió en un lugar para disfrutar de una experiencia completa. Cada cliente puede acompañar su tarta con una taza de café bien preparada, un elemento esencial en la región cafetalera de Veracruz.

Lo que comenzó como una experimentación en la cocina es ahora mucho más que una pastelería. Casey es un espacio lleno de dedicación, donde cada producto refleja el compromiso con la calidad. Desde la selección de ingredientes hasta la preparación de cada receta, Casey es un lugar donde los sabores cuentan historias. La filosofía de Casey es simple: ofrecer un espacio donde las personas puedan disfrutar de momentos memorables. Sin una misión formal escrita, pero con un enfoque claro en la hospitalidad y la calidad, cada visita es una invitación a sentirse en casa. Con su calidez y dedicación a los detalles, Casey se ha convertido en más que un lugar para comer, es un destino que siempre invita a regresar.