Dos de los vinos blancos con más personalidad de la Ribeira Sacra

¿Estás listo para descubrir el secreto mejor guardado de la Ribeira Sacra?

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Viernes 31 de Enero de 2025

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Últimamente me estoy aficionando muy pero que 'muy mucho' a los vinos elaborados en la zona de Quiroga. Estamos en una de las partes más orientales de la Ribeira Sacra, sobre la que muchas voces difamatorias dicen que sólo salen vinos simplones que no merecen la pena.

Si bien es verdad que Quiroga tiene zonas bastante llanas, que son más fértiles (con gran cantidad de humus) y, tradicionalmente, destinadas a huerta; quienes afirman que Quiroga es sólo eso es que no tienen ni idea. En Quiroga también nos encontramos otras zonas llenas de laderas verticales escarpadas o de colinas con viñedos en terrazas (donde hay suelos muy pobres en donde se ve la roca madre casi a ras de tierra), siendo en estos paisajes donde nacen los vinos llenos de magia.

Como veis, esta es una zona en la que va a ser muy visible la calidad del vino dependiendo de qué parte procede por lo que no podemos pecar de generalistas. Ya os hablé en su día (a través de mi blog Atlantic Sommelier) de Adega Sernande y de Adega Entre Cantos, pero hoy os voy a llevar a conocer el proyecto capitaneado por Javier y Ana, Atrium Vitis, adega que se encuentra en el en el Geoparque de las Montañas del Caurel.

Ahí, tienen viñedos a diferentes alturas separados por terrazas que delimitan unas viñas de otras. Es por eso que decidieron hacer vinos parcelarios. Tenían que mostrarle al mundo la influencia que puede tener el suelo en una variedad determinada porque es sólo así como nacen los grandes vinos, mirando al suelo y sacando lo auténtico del territorio.

Aunque hacen muy buenos tintos, hoy quiero hablaros de dos de sus blancos, ya que me parecen dos de las cuvées con más personalidad que se están elaborando en toda la región: Silius V.O.S. y Mimosa, ambos del 2022.

Silius V.O.S. 2022

Empezamos con un Albariño 100%. Si, Albariño de la Ribeira Sacra, porque el Albariño, aunque minoritario, también es una variedad autóctona de la zona. No es que quieran imitar lo que se hace en Rías Baixas, por mucho que ésta lo quiera capitalizar y, la primera, no lo quiera promocionar.

Un vino que sale de la viña que rodea a la bodega en un terreno de terrazas con suelos de aluvión donde hay mucha arcilla y cantos rodados. Esta viña tenía varias variedades plantadas (algunas, incluso, foráneas) por el abuelo de Javier, pero Ana y Javier vieron que el Albariño, ahí, aunque tenía muy bajos rendimientos, se daba muy bien. Era algo especial. Además era una uva que cuando venían mal dadas, aguantaba muy bien, por lo que podían trabajar este viñedo de forma más natural. Antes de hacer la bodega hicieron un trabajo de reconversión de ese viñedo familiar, por lo que, tras ver el potencial de esta variedad aquí, se decidieron a plantar más de una hectárea de Albariño.

La primera cuvée que sacaron con ella fue el Pacio de Donas, que no era monovarietal, si no que llevaba algo (muy poco) de Treixadura y de Godello. Ese si que fue fermentado y criado en barrica, pero, al año, se animaron a hacer algo más de vino y se marcaron una parte de este vino en barrica y, la otra, sin pasarla por ella. Esa parte hecha en acero, 100% Albariño, fue el nacimiento del Silius V.O.S.

Para Ana y Javier, Silius es un vino rebelde porque, la primera vez que lo sacaron al mercado en el 2014, la D.O. Ribeira Sacra se lo tiró para atrás por estar velado (V.), oxidado (O.) y sucio (S.). El nombre cobra sentido ahora, ¿verdad? En lugar de rendirse, decidieron sacarlo al mercado sin el sello de la D.O. y, hasta hoy porque, dado el éxito y aceptación que tuvo el vino (hecho en inox, en contacto con lías finas y elaborado muy lentamente), se decidieron a seguir elaborándolo año tras año.

De este 2022 os tenéis que esperar un Albariño mucho más textural, glicérico, anchito de hombros y graso de lo que os podáis encontrar en las Rías Baixas. Tanto por clima como por suelo, no vamos a disfrutar de esa tensión de un Albariño costero, aunque si que nos va a seguir regalando una frescura muy bien integrada. También hay mucha más madurez de fruta. Eso sí, no os esperéis un Albariño 'tutti frutti'. Esta variedad sigue siendo austera en la Ribeira Sacra, para nada exuberante, pero si con gran amplitud aromática: pétalos de rosa, peonías, albaricoque, mirabeles y cítricos confitados. Un Albariño diferente, muy personal, que nos habla de Quiroga.

Mimosa 2022

Por su parte, la parcela de Godello de la que sale el Mimosa no está lejos de la del Albariño, pero es diferente ya que se sitúa en una colina a un poquito más de altitud. Su suelo también tiene un gran componente sedimentario de arcilla y mica pero también hay pizarra disgregada y hierro. Como veis, hay más mezcla de minerales, no tanto canto rodado.

Cuando hicieron el Mimosa por primera vez, un enólogo amigo suyo lo probó y les recomendó no sacarlo al mercado porque, según él, lo habían aguantado demasiado tiempo y el vino se les había pasado. Ana y Javier se quedaron planchados. Decidieron meterlo en el almacén y olvidarse de él durante un buen tiempo. En Febrero, lo recataron por esa curiosidad de saber como estaba y la sorpresa fue grata. Lo que se encontraron en copa les recordó al aroma floral de las mimosas (plantas invasoras difíciles de eliminar que se comen los viñedos si no se mantienen a raya). Aunque la connotación de la mimosa tiende a ser negativa, a Ana le gustó el conocer que su flor simboliza la belleza, la delicadeza y la energía femenina, por lo que no sólo estaba ya el nombre del vino elegido, si no que decidieron sacar el vino al mercado el día de la mujer. Al no haber imprentas que imprimieran las etiquetas a tiempo, se puso ella a pintar la etiqueta, botella a botella, a mano. Práctica que sigue haciendo hoy en día.

Mimosa es un vino en el que han decidido seguir usando la barrica por esa pasión que tenía el abuelo de Javier por llegar a ser capaz de vinificar un buen blanco que pudiera ganar en alguna cata popular. Javier mamó eso desde pequeño, el como el vino blanco se usaba para regalar cuando se quería hacer un regalo especial, o como eran los vinos blancos los que se consumían durante las fiestas porque eran los vinos especiales. El tinto se asociaba más con el consumo diario.

Por eso, cuando empezaron en el 2012 a sacar sus vinos, era muy difícil comercializar un blanco pasado por barrica y, mucho más, que tuviese el precio como un tinto. Pero no desistieron y siguieron apostando por los blancos así.

Mimosa, por tanto, es una Godello que, tras hacer una leve maceración pelicular y fermentar espontáneamente, pasa por una crianza de 6 meses en barrica en contacto con sus lías finas. A Javier y Ana les gusta que las barricas estén usadas, pero claro, al estar la garantía en usar sus propias barricas, algunas veces, éstas, son nuevas (cuando es el caso, el vino pasa menos tiempo en contacto con la madera para evitar que ésta se lo lleve por delante). Lo que os vais a encontrar es una de las expresiones varietales más aromáticas y elegantes que he catado. Es un vino bastante terpénico en nariz, es decir, mucho más aromático de lo que me esperaba destacando aromas a yogurt de limón, piel de mandarina y pomelo, manzana golden, polvo de tiza, hoja de higuera y mucho uplifting floral (mimosa, flor de tojo y un ligero recuerdo a peonías y azahar). Aunque es un vino graso y envolvente, en boca tiene también muchos inputs minerales que le otorgan una fluidez grácil que lo mantiene muy vivo en boca; no se hace pesado. Un vino eterno, no sólo por postgusto, si no por la buena capacidad de guarda que tiene. Chapeau.

Un artículo de Miguel Crunia
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