El futuro del sector vitivinícola de EE. UU. depende del próximo secretario de Agricultura

La escasez de mano de obra y las políticas de inmigración complican las perspectivas del sector

Jueves 21 de Noviembre de 2024

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El futuro del sector vitivinícola de Estados Unidos podría estar condicionado por el perfil y las políticas del próximo secretario de Agricultura, quien asumirá el cargo tras la designación del nuevo gabinete en enero de 2025 por parte del presidente electo, Donald Trump. Las necesidades del sector incluyen financiamiento para investigación, promoción en mercados internacionales, soluciones a la falta de mano de obra y la mitigación de posibles tensiones comerciales, cuestiones que podrían marcar la dirección de la industria en un momento decisivo para el sector.

El panorama actual del vino en Estados Unidos presenta cifras preocupantes. Según un informe reciente de la Wine and Spirits Wholesalers of America (WSWA), las existencias de vino cayeron un 8% en 2023, mientras que las de licores disminuyeron un 3,9%. Estas cifras subrayan la urgencia de medidas gubernamentales que fortalezcan el sector frente a la competencia internacional y los problemas de ventas a nivel nacional.

Uno de los puntos clave es el destino del Farm Bill, una legislación integral que establece programas de apoyo agrícola y que debe renovarse cada cinco años. El último proyecto expiró el 30 de septiembre de 2023, dejando en suspenso fondos esenciales para el sector. Aunque el actual secretario de Agricultura, Tom Vilsack, anunció el 19 de noviembre la creación de dos nuevos programas destinados a superar barreras de mercado y apoyar la recuperación de desastres naturales, otros programas fundamentales podrían quedarse sin financiamiento si no se toman medidas antes de fin de año.

Michael Kaiser, vicepresidente ejecutivo y director de asuntos gubernamentales de WineAmerica, destaca la importancia de este marco legislativo para la industria vitivinícola. Kaiser subraya que muchos viñedos dependen de subvenciones del Farm Bill para financiar investigaciones sobre plagas y enfermedades, así como para desarrollar estrategias de promoción. Entre los programas más relevantes se encuentra el Market Access Program (MAP), que permite a los productores agrícolas estadounidenses posicionar sus productos en mercados internacionales. Sin este respaldo, advierte Kaiser, el vino estadounidense podría perder competitividad frente a países como Francia, que invierten masivamente en la promoción de sus productos.

La directora ejecutiva de la Comisión de Vinos del Estado de Washington, Kristina Kelley, refuerza este punto al señalar que muchas bodegas de esa región utilizan las subvenciones del Farm Bill para investigaciones sobre viticultura, sostenibilidad y marketing. Además, el sector se prepara para posibles nuevas tensiones comerciales, con el riesgo de que los aranceles retaliatorios afecten las exportaciones de vino estadounidense. Kaiser advierte que, si Estados Unidos impone aranceles al vino europeo, los países afectados probablemente responderán con medidas similares, dificultando aún más el acceso de los vinos estadounidenses a mercados clave.

Otro problema es la falta de mano de obra, exacerbada por las políticas migratorias propuestas por Trump, que incluyen deportaciones masivas. Kaiser describe esta situación como un problema estructural que amenaza no solo a trabajadores indocumentados, sino también a quienes laboran legalmente, ya que las redadas y controles podrían tener un impacto indiscriminado en el sector agrícola.

Ante este escenario, los posibles candidatos al puesto de secretario de Agricultura han comenzado a surgir. Entre los nombres destacados figura Glenn "GT" Thompson, actual presidente del Comité de Agricultura de la Cámara de Representantes, quien cuenta con experiencia en programas de conservación y desarrollo agrícola. Otros aspirantes incluyen a Charles Herbster, empresario agrícola y aliado político de Trump, aunque con una reputación controvertida debido a acusaciones previas; Sarah Frey, conocida por liderar el mayor productor de calabazas de Estados Unidos; Sid Miller, comisionado del Departamento de Agricultura de Texas, y Jimmy Emmons, defensor de prácticas agrícolas sostenibles.

Con las exportaciones en riesgo, la competencia internacional aumentando y la incertidumbre laboral en el horizonte, las acciones del próximo secretario serán determinantes para definir el rumbo del vino estadounidense en los próximos años.

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