Chile se derrumba en 2023

El cuarto vendedor de vino del planeta y primero americano, perdió un 20% en el comercio mundial, hasta los 1.525,9 millones de dólares

Viernes 23 de Febrero de 2024

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El reciente análisis efectuado por el Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMv) sobre los datos proporcionados por las aduanas chilenas arroja luz sobre un escenario desafiante para el sector vinícola del país sudamericano. El año 2023 no ha sido benévolo para Chile en lo que a exportaciones de vino se refiere, marcando un retroceso significativo tanto en valor como en volumen que nos obliga a mirar hacia atrás, hasta los años 2009 y 2011, para encontrar cifras similares o inferiores.

Esta situación, más allá de ser un mero dato estadístico, invita a una reflexión profunda sobre los factores que podrían estar incidiendo en esta tendencia negativa y cómo el sector del vino, tanto a nivel local como global, podría adaptarse o responder ante tales circunstancias.

Chile, reconocido mundialmente por la calidad y diversidad de sus vinos, ha visto cómo su capacidad exportadora se reducía drásticamente en 2023. La caída del 20% en términos de valor, hasta alcanzar los 1.525,9 millones de dólares, y del 18% en volumen, con 682 millones de litros exportados, no son solo números; representan un desafío considerable para un sector que ha crecido a un ritmo anual medio en torno al 4% desde el inicio del siglo.

La estabilidad del precio medio, que ha mantenido un crecimiento medio anual de apenas el 0,2% desde el año 2000, podría verse como un reflejo de la madurez y la consolidación del vino chileno en los mercados internacionales. Sin embargo, este dato adquiere una nueva dimensión al contrastarlo con las recientes caídas, sugiriendo que factores externos, tales como fluctuaciones en la demanda global, cambios en los hábitos de consumo, y posiblemente, la emergencia de nuevos actores en el panorama vinícola mundial, podrían estar impactando de manera significativa.

Analizando las diferentes categorías, el vino tranquilo envasado, que representa la mayor parte de las exportaciones chilenas, experimentó una caída del 20,6% tanto en valor como en volumen. Este dato es especialmente relevante, ya que este segmento ha sido tradicionalmente el buque insignia del vino chileno en el extranjero. Por otro lado, el vino a granel, que ocupa el segundo lugar en términos de volumen exportado, también sufrió un retroceso importante. Estas tendencias negativas no son exclusivas de los vinos tranquilos o a granel, ya que incluso los vinos en Bag-in-Box y los espumosos registraron caídas, aunque en menor medida.

Este panorama plantea varios interrogantes sobre el futuro inmediato del vino chileno en el exterior. ¿Se trata de un tropiezo temporal o de un cambio de tendencia más profundo? ¿Cómo pueden los productores chilenos adaptar sus estrategias para recuperar terreno y seguir siendo competitivos en un mercado cada vez más saturado y diverso?

El vino chileno, con su rica paleta de sabores, aromas y texturas, ha conquistado paladares en todo el mundo, pero estos desafíos recientes subrayan la importancia de no descansar en los laureles. La innovación en métodos de producción, la exploración de nuevos mercados, la adaptación a las tendencias de consumo sostenible y la inversión en marketing y comunicación se perfilan como algunas de las claves para superar este bache y seguir adelante.

En definitiva, el sector vinícola chileno se encuentra en un momento de reflexión y, posiblemente, de reinvención. La calidad de sus productos no está en duda, pero la capacidad de adaptarse a un entorno cambiante será determinante para su futuro. La resiliencia y la creatividad, cualidades inherentes a la industria del vino, serán, sin duda, sus mejores aliados en este nuevo capítulo.

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