Carlos Aguila Muñoz
Viernes 10 de Marzo de 2023
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En un mundo donde existe una gran cantidad de bodegas y marcas que compiten por la atención del consumidor, los comunicadores juegan un papel clave en la promoción y difusión de los vinos. Los comunicadores pueden ser críticos, periodistas, sommeliers o expertos en vinos que comparten sus conocimientos y experiencias con el público, ayudando a informar y educar sobre la cultura del vino.
La labor de los comunicadores es especialmente importante para dar a conocer pequeñas bodegas y vinos de calidad que de otra manera podrían pasar desapercibidos en un mercado saturado de grandes marcas. Su trabajo permite que los consumidores conozcan nuevas opciones y tengan acceso a una amplia variedad de vinos de diferentes regiones y cepas.
Hoy me gustaría presentaros a una gran persona, para mi uno de los mejores comunicadores del mundo del vino, ¡sin discusión!
Fernando Musumeci , propietario de la vinoteca Mr. Wines, en Buenos Aires, es un ejemplo de la importancia de los comunicadores en el mundo del vino. Y como no cn una gran historia que os voy a contar y que gracias a su gran trabajo ha contribuido a crear una comunidad de amantes del vino en Buenos Aires y ha ayudado a dar a conocer vinos de pequeñas bodegas que de otra manera podrían haber pasado desapercibidos.
Fue hace aproximadamente 25 años cuando dejé de solo disfrutar del vino para vivirlo de una manera mucho más profunda. Un gran disparador en aquel momento fue ser socio del Club del Vino, que te brindaba la posibilidad de probar vinos de partidas especiales; y conocer a sus productores y sus historias, contadas siempre bien de cerca.
Cuando se me abre la puerta a ese nuevo mundo, empecé a disfrutar de los vinos de manera diferente; y no pasó mucho tiempo, diría casi nada, desde ese puntapié inicial a la necesidad de contactar con gente que compartiera mí mismo interés, organizar mi propio grupo de cata, conectar productores y bucear por mi cuenta en ese mundo de "las otras etiquetas".
Esa atracción y atención puesta en el mundo del vino me llevó a involucrarme cada vez más y conocer gente en los diversos eslabones de su cadena de elaboración y comercialización. Esto sumado a ese anhelo de dedicarle la mayor parte de mi día laboral a hacer algo que me apasionaba, me empujó a empezar a comercializar algunas etiquetas de pequeños productores en el año 2006.
Pero todo fue muy gradual, y a pesar de que en aquella primera época no contaba con un espacio físico, siempre me la rebusqué para generar ese momento para descorchar y contar, porque los vinos de marcas desconocidas se venden así, sobre todo en aquel entonces cuando el consumidor tenía mayor preferencia por las marcas de renombre.
Son muchos los motivos para poner desde un principio el foco en los productores más pequeños, pero intentaré resumirlos.
Generalmente el pequeño productor al elaborar un vino, prioriza hacerlo como más le gusta a él, sin estar tan pendiente del gusto de un consumidor promedio que podría llevar a estandarizar su producto.
Además, al elaborar pocas cantidades, en la mayoría de los casos es él mismo quien sale a comunicarlo y venderlo, así se genera otro vinculo del productor, tanto con el consumidor final, como con el intermediario que en este caso sería yo.
Y ni hablar si vamos a algo más específico de esos vinos de partidas limitadas, en los que se pueden descubrir y entender otras sutilezas que nos hablan de las características de un viñedo, una región, o la incidencia de una añada en particular.
El termino cuevero nació naturalmente, como se dice ahora de manera "orgánica", porque en realidad el nombre comercial de mi local es Mr.Wines.
Pero era Adrián Domingo, un amigo de la casa, quien antes de visitarme acostumbraba preguntarme si estaba en la "cueva". Él me decía que mi local, al no tener vidriera, lo sentía como un refugio, un sitio acogedor.
Así, entre las constantes actividades que organizaba en el local y la manera en que las redes sociales potencian todo, no se tardó mucho en identificar a mi espacio como "la cueva". Y consecuentemente sucedió lo más lindo... Todos aquellos asiduos concurrentes que se identificaban con esta cueva se autodeterminaron con orgullo "Cueveros".
Entonces, te puedo decir que para mí ser "cuevero" es ser como son todos ellos, los autodeterminados cueveros, que viven el vino con pasión, con sed por conocer su cultura y la necesidad de compartirla. Ellos quienes hicieron del vino parte de sus vidas, asistiendo a catas, ferias, sumándose a viajes enófilos, armando cofradías; y comunicando siempre, ya sea en redes sociales o aprovechando cualquier oportunidad para descorchar y compartir esa novedad o esa perlita que tenían guardada. Eso es ser cuevero.
En el mundo del vino hay muchos eventos, pero hay uno que estoy deseando descubrir!
Es habitual armar una cata o que algún productor utilice la cueva para presentar sus vinos o sus nuevas añadas, pero a veces, se dan situaciones muy lindas y especiales.
Cuando las cosas se dan, logramos hacer coincidir a distintos productores un mismo día, para hacer una seguidilla de presentaciones. A esas "juntadas" especiales le llamamos "Misa Cuevera"
Así, en una "misa" hasta 3, 4 o 5 productores presentan sus proyectos, uno tras otro y en un tiempo pactado, con ese plusvalor de ver además como cada uno tiene un librito diferente para contar.
Quizás, lo más interesante es como pueden convivir de los más diversos estilos, pensamientos y regiones en una misma mesa, lo que hace a la experiencia de lo mas enriquecedora para todas las partes.
Llegaron a haber jornadas de muchas horas, a pura charla, vinos y debate, jornadas que casi siempre terminan con las típicas empanadas y un clima de mucha alegría.
Mi actividad principal, digamos la que me da de comer, es la venta de vinos; pero entiendo que una vinoteca no debe limitarse solamente a ello. La venta en sí debe ser producto de todo lo que nombras: catas, ferias, viajes, presentaciones, publicaciones en redes, charlas, y todo aquello que pueda sumar a la comunicación del vino.
Para mí, primero es formar y luego vender. Si pensara mi negocio solamente para la venta, me dedicaría a hacerlo desde una plataforma exclusivamente despachando botellas, lo que seguro comercialmente podría resultar mucho más redituable económicamente, pero siento que eso tendría el mismo encanto que vender tornillos.
Entiendo que la vinoteca debe ser un puente, en lo posible corto y bien ancho, entre los productores de vino y los consumidores que son realmente interesados; vínculos, conocimiento y respeto, son palabras importantes para mí, la venta por último es el resultado de todo eso.
No perder la oportunidad de probar siempre diversas etiquetas, prestar atención al degustar, para que poco a poco vaya quedando todo en nuestro "disco rígido". Probar y descubrir nuevos vinos en el marco de una cata, o junto a personas que tengan el mismo interés, ya que compartir apreciaciones nutre mucho también, por eso el vino nunca a solas.
Claro que la parte teórica es importante, pero sin la práctica es lo mismo que nada. Con cursos, carreras, libros e internet la parte teórica se cubre fácilmente creo, pero la practica seria, como para un piloto, las horas de vuelo, y para ello se necesita inversión de tiempo, y si no te la podés rebuscar mucho, de dinero también.
Algo ya te comenté, ver crecer a los productores me encanta; de la misma manera que también me gusta cuando evolucionan los consumidores, que de alguna forma dieron sus primeros pasos en el mundo del vino en la cueva. Esto se disfruta mucho también, aunque ese crecimiento a veces lo lleva a alejarse un poco con el tiempo, es algo natural y ocurre porque continúan buscando, y eso es evolución, es parte de su crecimiento.
Ya más en lo personal esa sensación que, aunque le dedico horas de atención, cuerpo y cabeza a diario, desde que abrí mi espacio en el año 2014, nunca volví a sentir que estaba trabajando. Porque en definitiva hago lo que me gusta, comunico los vinos que me gustan y sin tener que forzar nada. Me siento con la libertad de elegir los vinos que quiero y me pongo la camiseta de ese productor en el que creo, para ayudarlo a empujar su proyecto.
Algo que comencé a hacer en pandemia fue salir un poco de la cueva y hacer degustaciones en otros espacios con la idea de llegar a nuevo público, poder mostrar la manera en que comunico, y difundir aquellos productores en que confío y me gusta apoyar. También he organizado visitas en el interior de nuestro país, y quien te dice que antes que termine este 2023, lleve la cueva unos días a un país vecino.
Además, todos los años suelo planificar algún viaje para los cueveros, y este año recorreremos las diferentes zonas vitivinícolas de la provincia de San Juan. Y la ya clásica feria que organizo para mostrar los vinos de los Valles Calchaquíes, la tengo prevista para el 2024 y quiero que sea la más hasta ahora.
No sé si puedo aconsejar, sí puedo contar lo que trato de hacer yo. Antes te dije que entiendo que la vinoteca debía actuar como un puente corto y ancho entre el productor y el consumidor. Ancho para que la mayor cantidad de gente pueda entrar, evitando todo aquello que pueda dejar a alguien fuera, y corto para que rápidamente se pueda sentir atraído por lo que tengo para mostrar.
Pero en esas ganas de hacer las cosas simples, también tengo que saber tener el pulso para poder profundizar donde se justifique y sea necesario.
Es mucho lo que nos permite esta bebida tan noble, ya sea disfrutarla de una manera directa y fácil, o llevarla al extremo de la complejidad y sofisticación, la disfruto en todos los escenarios, y mi responsabilidad como comunicador es saber leer, no importa el caso, el escenario para decidir cómo actuar y siempre con respeto, dejar lo mejor.
Sería un gran placer tenerte algún día en la cueva. Soy de la idea de que los momentos los hacemos entre todos, por eso las "misas cueveras" son tan especiales, así que el día que vengas, esa misa tendrá para nosotros un condimento especial, que será contar con vos.
No sé si lo seguís pero es un verdadero placer ver todas sus publicaciones y si me declaro cueverolover!
Carlos Aguila MuñozLeído › 3790 veces
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