“Podría decirte a qué partido político vota una persona por lo que bebe”

Ganador del Campeonato de España de Cata a ciegas por Equipos 2018, divulgador y responsable y cara visible de Colectivo Decantado, el perfil de redes sociales que promueve la cultura del vino, Santi Rivas se ha convertido en la “winestar” del momento

Isabel Blanco

Viernes 17 de Febrero de 2023

Compártelo

Leído › 5847 veces

Santi Rivas

En octubre Santi Rivas publicaba su primer libro, 'Deja todo o deja el vino', en el que realiza una radiografía del mundo del vino con un cierto tono cómico, el mismo con el enfoca las Instacatas, que no dejan de sumar seguidores.

En cinco meses su libro, 'Deja todo o deja el vino' se ha convertido en un éxito entre el público general, tanto que ya está en su cuarta edición. ¿Cómo está viviendo esta gran acogida?

En cierto modo un poco asombrado porque cuando escribí el libro no pensaba en si se iba a vender o no, solo me preocupaba hacerlo lo mejor posible, en el sentido de que fuese legible y de transmitir correctamente el mensaje. Te diría que me conformaba con la mitad de la mitad, pero soy consciente de que cuando a la gente de da por algo... pues le da por algo. Mi objetivo era escribir un libro con una vertiente sociológica real que además fuese entretenido y ha salido bien porque describo un cambio de paradigma en el consumo del vino y me centro en cómo están manejando este cambio los actores de esta industria. En un primer momento, el libro estaba dirigido a profesionales del sector, pero se ha convertido en una lectura accesible para no profesionales, incluso para personas no especialmente aficionadas al vino.

¿Cuál es el cambio de paradigma que se describe en el libro?

En 1967 Guy Debord escribe 'La sociedad del espectáculo', una obra que, en mi opinión, es totalmente necesaria para entender el mundo en el que vivimos en la actualidad. Este teórico explica cómo las ideologías han caído y cómo la gente se expresa a través del consumo, en tanto que "lo que consumes es lo que eres y pareces ser, y no eres en la medida en la que no pareces". Este fenómeno hoy podemos traducirlo como "lifestyle" o "moda" y se trata de un consumo estético que ha tardado en llegar al vino, pero ha llegado. En el caso de España, que es el país que yo conozco porque es donde vivo, hemos entrado en una era en la que un vino ya no es una reafirmación de estatus, es decir, tradicionalmente había vinos caros que podían definirte como persona, ahora no, incluso se puede beber un vino caro y hacer el ridículo porque el consumo es estético y las reglas del juego han cambiado. Hay una serie de vinos de culto con los que ahora tú puedes dar a entender cosas, mostrar conocimiento, definir tu estilo de vida... De hecho, podría decirte a qué partido político vota una persona por lo que bebe. Considero que las personas que se dedican a este sector suelen ser ensimismadas, poco permeables a otras disciplinas de la cultura pop, pero se olvidan de que el vino también es cultura popular aunque haya estado desconectado hasta ahora, y esto es precisamente lo que quería transmitir en 'Deja todo o deja el vino'.

¿Y cuáles son las claves para acercarse a la cultura popular y mejorar en materia de divulgación?

Tendrá que pasar el tiempo... Guy Debord afirmaba que "lo que no se convierte en espectáculo desaparece", así que ya sabemos que el vino no va a desaparecer porque se ha convertido en espectáculo y creo que además el vino ya ha iniciado el proceso para ser más permeable a las influencias y es un sector que cada vez produce eventos más interesantes. Aunque todavía nos queda camino por recorrer, lo cierto es que las bodegas se han puesto mucho las pilas. El proceso ya se ha iniciado y ahora solo hace falta tiempo, pero debemos tener claro que es inevitable que el espectáculo devore todo lo que no sea espectáculo.

¿Cómo se traduce este proceso en el modelo de negocio de las bodegas españolas?

Están apareciendo nuevas referencias destinadas a un consumidor iniciado, referencias winelovers. Las bodegas que tradicionalmente estaban menos orientadas al consumo iniciado están experimentando un proceso de 'winelover washing' y empiezan a producir tintos parcelarios, por ejemplo, o botellas elaboradas por enólogos de culto. Sin duda, está cambiando la oferta. Es posible que el sector cambie completamente porque una militancia que haga mucho ruido puede mandar, es decir, las minorías se imponen si son suficientemente militantes. Y seamos claros, el "wineloverismo" no es solo postureo sino que los vinos a los que rinde culto están realmente buenos. Por otro lado, debemos tener en cuenta que cada vez se bebe menos alcohol a nivel mundial, y esto puede ser beneficioso par el sector del vino porque la gente seguirá bebiendo, menos, pero bebiendo para evadirse, para socializar... y entonces preferirán beber un vino que tenga una historia y que signifique algo que, por ejemplo, una copa o licor que no signifique nada.

Volviendo a su libro, en el primer capítulo describe botella a botella como se enamora del vino. ¿En qué momento esta pasión se convierte en profesión?

Si, el primer vino que me impacta en mi vida lo bebo en agosto de 1996, un Marcel Lapierre, y en ese mismo instante fui consciente de que el vino es algo que a mí me va a importar. Sin embargo, esto no es una película sino que es la vida real y yo con 16 años ya tenía claro que estudiaría derecho. Por ello, seguí con mi vida, me especialicé en derecho económico y salí al mercado laboral con un perfil financiero legal en 2002 -un momento en que el mercado laboral en general vivía una situación muy buena-. Y aunque ya por esos años me surge una oportunidad en Francia para dedicarme al sector del vino, en aquel momento me parece una locura. Más adelante, con el tiempo empiezo a divulgar en redes sociales y a competir en catas a ciegas, y ya en el confinamiento adquiero una visibilidad con los directos y las instacatas que no había tenido anteriormente. Poco a poco, cada año sumo más experiencias hasta que llega un momento en el que mi dedicación al vino se convierte en algo incompatible con mi trabajo porque cada vez me demanda más tiempo esta labor divulgativa vinculada al vino... así que un jefe, de buen rollo, me dijo "o dejas todo o dejas el vino" -de ahí el título del libro- y dejé todo.

Para terminar, ¿cuáles son las características de un vino winelover?

Un vino winelover tiene que ser de determinada región, es decir, hay regiones a las que no les hace caso nadie, que no tienen el foco mediático, así que la geolocalización es importante, para que un vino sea winelover. Lo primero, por tanto, es que al menos sea de una región que no reste. Es muy importante que la uva con la que se elabore no sea de variedad foránea -la única excepción admitida es en el caso de que en esa región concreta no haya tradición vitivinícola-, tiene que ser variedad autóctona. Otra característica es que los nombres de los vinos winelovers son nombres normales y los diseños de sus etiquetas están muy cuidados, para que la gente pueda compartirlo en Instagram. Sin duda, el precio también influye, no puede costar muy poco ni tampoco mucho, la franja interesante se sitúa entre los 20 y los 60 euros. Y, por supuesto, el vino tiene que estar bueno porque esto no es un discurso vacío.

Ahora esto es un fenómeno exógeno, por lo que puede haber vinos que cumplan todos estos requisitos y que no reciban atención, es decir, hay bodegas que hacen todo bien pero no tienen éxito... Recordemos que al igual que con mi libro, cuando a la gente le da por algo, le da por algo.

Isabel Blanco
Licenciada en Periodismo. Máster en Dirección de Comunicación Corporativa.
¿Te gustó el artículo? Compártelo

Leído › 5847 veces