Consejos para crear el aperitivo perfecto con tus invitados

Una de las mejores maneras de terminar la jornada laboral con un delicioso aperitivo gourmet es preparar una rica bandeja...

Escrito porAarón Guerra

Lunes 29 de Noviembre de 2021

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Una de las mejores maneras de terminar la jornada laboral con un delicioso aperitivo gourmet es preparar una rica bandeja de embutidos acompañada de una copa de vino, pero ¿qué tipo de vino nos conviene abrir para conseguir una perfecta combinación de sabores?

Como es sabido, los embutidos son alimentos muy grasos y por ello deben ir acompañados de vinos intensos, pueden ser tanto tintos como blancos, y también los espumosos. Los tintos y blancos intensos, por su acidez, y los espumosos, por sus burbujas, servirán para contrarestar la grasa en boca de los alimentos. Los vinos fortificados, secos y jóvenes, son una excelente alternativa si preferimos un generoso.

Si tomamos el ejemplo del jamón curado, serrano o ibérico, uno de los embutidos españoles más conocidos, es ideal asociar con un vino tinto jóven, y nunca un crianza o reserva que anulan el sabor del jamón; o bien un blanco con buena acidez, como un vino gallego, o también, como hemos visto, una manzanilla de Sanlúcar o un fino de Jerez. 

Estos tipos de vino funcionan bien por contraste, la acidez limpia la boca de grasa, y por afinidad, la salinidad de estos vinos potencia el sabor del jamón, también muy salado. 

Esta regla es válida, en general, para cualquier tipo de embutido, donde la grasa es lo predominante, como el chorizo, salchichon, fuet, morcilla...

En particular, podemos identificar dos tipos de combinación entre embutidos y vino.

Maridaje por acompañamiento:

Nos referimos a la unión que se produce entre vino y alimento por afinidad de sabor. Con esta fusión puedes mezclar ambos sabores en uno y, por tanto, potenciarlo.

Maridaje por contraste:

Se obtiene gracias a que en cada sorbo se limpia el paladar y se disfruta cada bocado como uno nuevo, con mayor plenitud, evitando así que los sabores entren en conflicto.

Para entender mejor el maridaje por contraste te pondré un ejemplo:

Imagínate que entras en una habitación ambientada con un aroma agradable. Si permaneces en esa habitación 5 minutos dejarás de percibir su aroma, porque tu olfato se habrá acostumbrado, deberás salir, esperar un poco y volver a entrar para percibir de nuevo la fragancia del ambientador. Pues con el gusto pasa lo mismo, llega un momento que se nos "anestesian" las papilas y no percibimos la misma intensidad de sabor que al principio, por ello, un cambio de sabor por contraste con el vino apropiado, es como salir de la habitación y hará que el siguiente bocado sea como el primero. Al fin y al cabo, el sabor es un 75% olor, y el olfato se fatiga pronto (fatiga olfativa) dejando de percibir los aromas de los alimentos.

Qué vinos debes evitar con los embutidos

Los vinos tintos crianza o reserva tienen una elevada tanicidad, ya que anula el sabor salino del jamón y de los embutidos.

Los vinos blancos, suaves o afrutados, que no son nada ácidos.

Los vinos dulces, semidulces, abocados o muy frutales.

En el caso de los vinos rosados, la mayoría son muy frutales por tanto no son buenos candidatos, no obstante si te decantas por ellos, busca aquellos más complejos y con mayor acidez, con carácter de tinto joven.

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