Miércoles 21 de Agosto de 2019
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Superadas las dificultades económicas de 2014 a 2016 con la devaluación del rublo y una crisis económica generalizada, el mercado del vino en Rusia atraviesa en estos momentos una etapa dulce. La otra cara de esta moneda es que esta bonanza no durará – en Rusia las etapas de bonanza son efímeras - y la dinámica de sanciones, contra-sanciones y en la actualidad la guerra comercial EEUU-China mantienen cierta inestabilidad del rublo y a la economía.
Los hitos principales en el periodo 2016-2019 en el sector del vino han sido:
El conflicto con los países occidentales ha provocado que emerjan las posturas nacionalistas en materia económica. El sector vitivinícola no ha sido ajeno y periódicamente en los últimos años se conocen rumores en torno a que el Ministerio de Agricultura de Rusia podría prohibir la importación de los vinos a granel, lo que afectaría en primer lugar a las importaciones de vino español. Los operadores rusos son contrarios a esta medida mientras la producción nacional no sea totalmente capaz de satisfacer la demanda interna. No obstante, sí le piden al gobierno una subida de los aranceles a estos vinos y utilizar esos ingresos extra para la creación de un fondo de ayuda al sector vitivinícola ruso.
La amenaza de la prohibición de los vinos a granel importados no se ha materializado y seguramente no lo haga ya porque el aumento de la superficie de viñedo en Rusia lo hace innecesario. Este hecho ya de por sí provoca que las importaciones de granel se vayan reduciendo de manera gradual.
En 2018, la Federación Rusa importó vino de España por valor de 130,5 millones de euros, de los cuales el 72% correspondió a vino embotellado (220421), el 19% a vinos a granel (220429) y el 9% a vino espumoso. La cuota de los vinos a granel se ha reducido del 23% en 2017 al 19% en 2018. Las importaciones de vino español han caído en valor un 9% en 2018 respecto a 2017. El descenso ha sido del 9% en embotellado y del 27% en granel. La única categoría que aumenta (41%) es el cava.
El precio medio del vino español embotellado es de 1,42 euros por kg, frente a los 1,96€ de Italia 2,33€ de Francia o 1,5€ de Chile, por ejemplo.
Para 2019, la previsión es que las importaciones de vino se mantengan estables o que fluctúen ligeramente, en función de factores externos (nuevas sanciones, recrudecimiento de las guerras comerciales, devaluación del rublo, etc).
España es el segundo suministrador de vino a Rusia en volumen dentro del grupo arancelario 2204. En la categoría de embotellado, nuestro país es tercer suministrador en volumen (por detrás de Italia y Georgia) y cuarto en valor por detrás de Italia, Georgia y Francia.
Rusia es un país con un elevado índice de consumo de alcohol per cápita, aunque éste se ha reducido notablemente en la última década. La bebida espirituosa más ampliamente consumida es el vodka, aunque la popularidad de otras espirituosas como el whisky, ron o el brandy (categoría comercialmente estancada) es elevada.
En lo que se refiere al vino, su consumo se sitúa en torno a los 10 litros per cápita al año y se mantiene más o menos estable. El consumo de vinos de calidad está muy concentrado en Moscú (70%), San Petersburgo (10-15%) y las grandes ciudades rusas (15%). El volumen del mercado del vino en valor, según estimaciones no oficiales es de 8.000 millones de dólares al año.
La producción rusa de vino no es capaz de satisfacer la demanda existente debido a la insuficiencia de oferta así como a la poca calidad tradicional de los vinos rusos, aunque en los últimos tres años esta situación está cambiando rápidamente: el interés de los rusos por el vino, las inversiones en el sector y la organización de un grupo de bodegueros que están haciendo vinos de calidad, con buena imagen, están haciendo que los vinos nacionales sean ya en 2017 un factor a tener en cuenta en este mercado. A día de hoy, Rusia dispone de unas 92.000 hectáreas de viñedo en explotación y el objetivo es llegar a las 150.000 en unos años. Aunque esto no es suficiente para satisfacer la demanda interna, seguramente el vino ruso ocupe en unos años un lugar privilegiado en la distribución y desplace a otros países competidores en algunos segmentos.
Los principales competidores del vino español de calidad son Francia, Italia, Georgia y Nuevo Mundo, principalmente Chile. Otros países como Sudáfrica, Argentina o, especialmente Portugal, también tienen posiciones sólidas en Rusia y es necesario destacar el buen comportamiento de los vinos lusos en este mercado gracias a una promoción muy bien dirigida y a la fantástica relación calidad-precio de sus vinos. En lo que respecta a los vinos franceses, la tradición y la imagen de lujo y refinamiento con la que los rusos asocian a Francia, les hace ocupar el segmento "premium". Los precios de los vinos de calidad franceses son por lo general algo más elevados que los italianos y bastante más que los españoles, aunque su posicionamiento como producto de calidad también es más sólido.
El caso de Italia es interesante porque el fortísimo apoyo que le presta su gastronomía, una de las más populares en Rusia, les permite posicionar muy bien sus vinos en las cartas de restaurantes e indirectamente, en la distribución minorista. De hecho, Italia vende más vino en Rusia que Francia, gracias a sus ventas de espumosos (prosecco) y en el canal Horeca (on trade). En espumoso Italia (51 millones de litros) está muy por delante de Francia (13 millones). Un caso parecido al italiano es el de Georgia, país que se ha convertido en 5 años en un destino turístico importante1 y cuyos vinos se apoyan en una potente gastronomía en Rusia.
Al igual que sucede con la mayoría de bienes importados, la introducción de vinos de origen extranjero en Rusia está sujeta a una serie de trámites aduaneros y a la presentación de varios certificados que constituyen auténticas barreras técnico-comerciales. Estas barreras no tienen por qué afectar al exportador español siempre que éste sea escrupuloso y cuidadoso en la documentación de los envíos porque cualquier error o inexactitud puede suponer un problema para el desaduanado de la mercancía.
El vino español tiene un buen posicionamiento en Rusia y ha mejorado mucho en los últimos años, siendo un producto conocido entre los importadores y asociado a un producto de buena relación precio-calidad.
A favor del vino español jugó la devaluación del rublo de 2014, que obligó a consumidores de rentas medias o incluso medias-altas de Moscú o San Petersburgo a buscar mejores relaciones de calidadprecio, siendo este el principal gancho para la compra y de fidelización al producto.
También es importante la ampliación de la gama de vinos españoles comercializados en Rusia. Si hace solo siete años era difícil ver vinos de regiones menos conocidas, en la actualidad se pueden encontrar fácilmente en muchas tiendas de Moscu caldos de Manchuela, Ribeira Sacra, Navarra, Valdeorras, Calatayud, Empordá, Alicante, Jumilla, Utiel-Requena o Campo de Borja. Seguramente la popularidad de España como destino turístico entre los ciudadanos rusos haya contribuido a esto en cierta medida.
Por todo ello, es posible aventurar que la demanda de vinos de nuestro país en la Federación Rusa se va a mantener en un nivel elevado en los próximos años, al igual que el nivel de aprecio por los consumidores rusos. El segmento de vinos económicos en Rusia seguirá presentando oportunidades a medio plazo para las empresas de nuestro país, pero esto dependerá en gran medida de las estrategias de expansión que sigan los productores rusos, que tienen una ventaja logística importante y contarán con instrumentos de apoyo por parte de las administraciones rusas, como el tipo reducido de accisa.
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(PDF)Informe completo El mercado del vino en Rusia (Dic. 2018) 69 páginas |
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