El vino es el mejor de los digestivos

Se trata seguramente de una de las cualidades del vino que más han sido reconocidas a lo largo de los tiempos

Viernes 27 de Febrero de 2015

Compártelo

Leído › 218915 veces

Se sabe en este sentido, que el vino tiene un efecto protector contra el riesgo de úlcera gastroduodenal, gracias a la inhibición en la formación de histamina.

El estudio de Peterson de 1986 demostró que el vino estimulaba la secreción gástrica del estómago, confiriéndole así una capacidas real como aperitivo.

Por tanto se puede considerar que el vino tomado antes de las comidas estimula las secreciones gástricas y, particularmente, aquellas que tienen a su cargo la digestión de las proteinas.

También se ha comprobado que el alcohol puro no tiene ningún efecto benéficioso sobre el aparato digestivo, y que incluso cuando la concentración alcohólica es alta, los efectos pueden llegar a ser negativos ya que inhibe la secreción. Esto confirma la corriente médica que afirma que alcoholes fuertes o destilados como whisky, ginebra o vodka, tomados antes de comer, no poseen en absoluto ninguna virtud como aperitivo, y por el contrario, contribuyen a pertubar la digestión de los alimentos que se consuman después.

De igual forma se ha demostrado que ciertas sustancias contenidas en el vino estimulan la secreción biliar, acelerando la digestión de grasas en el intestino delgado.

En 1992 ya se demostró que el vino tomado en pequeñas dosis mejora la sensibilidad de la hormona pancreática, y por tanto de la insulina, provocando la bajada de la glucemia. Esto significa que en dosis bajas y tomadas cotidianamente, el vino mejora la sensibilidad de los tejidos a la insulina, lo que contribuye a aliviar la diabetes.

En una investigación, publicada en la web de “British Medical Journal” en 2010, un equipo en el Hospital Universitario de Zurich descubrió que beber vino en una comida pesada reduce el tiempo de la sensación de malestar producida en el estomago (gases y sensación de hinchazón). Por otro lado, también ayudan a eliminar los efectos secundarios negativos, principalmente la acidez estomacal.

Otro estudio del mismo año demostró que los bebedores de vino realizan una mejor digestión y tienen menos probabilidades de aumentar de peso. Se trata de un experimento a largo plazo llevado a cabo en el Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra, sobre hábitos alimentarios.

En el año 2012 un estudio portugués demostró asimismo que los polifenoles del vino tinto desencadenan la liberación de óxido nítrico benigno y mejora las digestiones ayudando al estómago a convertir sustancias químicas, potencialmente dañinas, en moléculas menos peligrosas antes de que se distribuyan por el cuerpo.

A toda esta lista de beneficios, se suma la mejora y disminución de los movimientos del intestino, lo que contribuye a aumentar el tiempo de digestión. Pero además, el vino tiene un efecto antiespamódico muy claro, con un efecto antidiarréico. Así, el vino ofrece en caso de diarrea bacteriana una esterilización del foco infeccioso, disminuyendo las pérdidas de los líquidos intestinales.

Por último, mencionar el estudio reciente realizado por investigadores israelíes que descubrieron que el vino ayuda al estómago a eliminar sustancias potencialmente dañinas que se encuentran en las carnes rojas, ayudando a la digestión y a reducir el riesgo de diabetes de tipo 2, la aterosclerosis y el cáncer de colon.

¿Te gustó el artículo? Compártelo

Leído › 218915 veces