Agencias
Viernes 13 de Mayo de 2011
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En ocasiones el mundo del vino tiene mucho cuento. Pero también hay cuentos maravillosos en los que la suerte, la providencia o lo que sea, aunque seguro que después de mucho trabajo e ilusión, hacen los sueños realidad.
El bodeguero David Moreno presentó el pasado martes por la noche para lomejordelvinoderioja.com su gama completa de tintos, de una zona (Badarán) conocida por blancos y claretes, con los que rompió tópicos y demostró que la tierra de los mil vinos es lo suficientemente generosa como para limitarla con prejuicios.
David Moreno relató a los aficionados el 'cuento' de su propia existencia: desde aquellos orígenes en 1981, cuando dejó un puesto de, en sus propias palabras, "jefecillo" en la Seat en Barcelona para, con la indemnización de una reconversión voluntaria, comprar 100.000 kilos de uva y elaborarlo en lagos de amigos y familiares. "Sabía que para un sueldo iba a sacar y me apetecía el vino y mi pueblo".
Poco sospechaba entonces David Moreno que con una elaboración de 'prestado' y una comercialización en cántaras y en garrafones se iba a convertir en poco más de una década en una bodega especializada en la crianza de tintos.
Y poco sospechaba el bodeguero también que la helada tardía de abril de 1999 y Bodegas Bilbaínas -por interés de Codorniu en revalorizar sus existencias de Rioja- iban a disparar el precio de la uva hasta las 400 pesetas: "De la noche a la mañana -recordó en la cata- me encontré con que debía 400 millones de pesetas a los bancos".
David Moreno cogió su cuaderno y una calculadora y se recluyó en el monasterio de Valvanera: "Creyente lo soy a mi modo -explica-, pero lo que quería era hacer cuentas y ver cuándo iba a poder amortizar las inversiones que estábamos haciendo en la bodega".
El bodeguero decidió presentarse a la cata solidaria del Club Rotario, que al ganador le garantiza un contrato de compra de 7.000 cajas de crianza: "Yo probaba los vinos y, junto a la imagen de la Virgen, le preguntaba qué opinaba. Por supuesto no contestaba, pero una mañana mi familia me dijo que habíamos ganado".
El 'cuento' no acaba ahí. David Moreno se presentó al año siguiente y siguió catando en su pequeña 'capilla' con la Virgen de Valvanera: "Os juró -recordó entre risas- que yo le decía a la Virgen que no era necesario que ganara otra vez, pero le seguía preguntando qué le parecía el vino y triunfamos de nuevo".
Son historias reales de la tierra de los mil vinos, de emprendedores trabajadores. David Moreno tiene en propiedad unas ocho hectáreas de viñedo, pero compra a muchos viticultores de Badarán, Cárdenas y Uruñuela. De ahí, obtiene unos tintos elegantes y, sobre todo, frescos con los que disfrutaron los aficionados y amantes al vino.
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