Viernes 21 de Noviembre de 2025
La crisis económica ha provocado una caída en el valor de los dominios vitícolas en Francia. Los expertos del sector han cambiado la forma de calcular el precio de estas propiedades. Hasta hace pocos años, la valoración se hacía combinando tres métodos: el valor económico, la evaluación activo por activo y la comparación con ventas anteriores. Sin embargo, la situación actual ha llevado a que se utilice casi exclusivamente la evaluación activo por activo.
Michel Veyrier, responsable de Vinea Transaction Languedoc, explica que la rentabilidad de muchos dominios es ahora muy baja o incluso negativa. Por este motivo, el valor económico ya no sirve como referencia. Además, en un mercado donde los precios bajan, las comparaciones con ventas pasadas tampoco resultan útiles. Así, los expertos revisan cada elemento del dominio por separado: tierras, edificios y maquinaria.
Un ejemplo de esta tendencia es un dominio de 100 hectáreas en el departamento del Aude. Sus propietarios lo pusieron a la venta en 2021 por 4,7 millones de euros, aunque la estimación profesional era de 3,7 millones. Tras cuatro años sin comprador, el precio podría situarse entre 1,5 y 1,7 millones de euros.
Ante esta situación, algunos vendedores optan por dividir sus propiedades. Separan las viñas de las casas y venden cada parte por separado. En muchos casos, las viñas se arrancan antes de la venta. Las casas rurales mantienen su valor porque los planes urbanísticos municipales prohíben nuevas construcciones en suelo agrícola. Esto limita la oferta y mantiene los precios altos para las viviendas existentes. Las tierras agrícolas también conservan cierto atractivo para quienes buscan diversificar cultivos hacia olivos, almendros o granados.
En Burdeos se observa una situación similar desde junio de 2023. Véronique Laveix, responsable de Quatuor Vignobles, señala que ahora solo se consideran los valores más bajos a la hora de tasar una propiedad. El número de compradores interesados ha caído a una cuarta parte respecto a años anteriores. Aun así, siguen existiendo compradores con proyectos sólidos. El precio de las viñas se ha reducido a la mitad en pocos años, incluso en denominaciones conocidas. Sin embargo, las casas rurales siguen encontrando comprador.
Laveix también señala que los bancos han endurecido sus condiciones. Según su experiencia, las entidades presionan a los vendedores para cerrar operaciones rápidamente pero son muy cautelosas al conceder préstamos a los compradores. Exigen que estos aporten al menos el 50% del importe con fondos propios. En algunos casos recientes, los propios vendedores han tenido que financiar parte de la compra para facilitar la operación.
Un viticultor de Côtes du Rhône cuenta que está vendiendo su dominio tras valorar cada activo por separado. Como es cooperativista, el proceso fue rápido y tuvo que dividir sus bienes para poder venderlos. Ha vendido sus 20 hectáreas de viñedo a tres vecinos por 13.000 euros por hectárea y ha conseguido un buen precio por su maquinaria agrícola. Su principal baza es una casa rural renovada durante los dos últimos años gracias a un préstamo familiar, ya que el banco no le ofreció financiación. Para aumentar el valor de la vivienda —que venderá por 750.000 euros— incluyó parte de su parcela de olivos en la operación.
El propietario reconoce que le cuesta desprenderse de sus olivos pero considera que en este momento no puede permitirse ser sentimental si quiere cerrar la venta en condiciones razonables.