Jocelyn Dominguez
Jueves 02 de Octubre de 2025
La comida no solo alimenta: también viaja, muta y se reinventa. El ramen, hoy objeto de culto foodie, nació en Japón como un plato humilde para obreros y estudiantes. Los dumplings, con casi dos mil años de historia, surgieron en la China imperial como remedio medicinal contra los fríos inviernos. Y los baos, esos suaves pancitos al vapor que hoy llenan feeds de Instagram, fueron durante siglos la vianda portátil de mercaderes. Cada bocado cuenta una historia milenaria que, al aterrizar en Buenos Aires, encuentra un nuevo capítulo.
Ese capítulo lo escribe Bushi Noodle Bar, el proyecto de Fran Suárez y Bruno D’Andrea que desde 2023 convirtió una esquina entre Villa Crespo y Chacarita en un hotspot urbano. Ahora, con el ciclo “Bushi Rebrota”, la propuesta da un paso más: un menú completamente cruelty free (libre de productos que impliquen sufrimiento animal). “Siempre estuvo en nuestros planes, era un objetivo como marca. Hoy sentimos que es el momento justo para hacerlo”, cuenta Fran, convencido de que la evolución también pasa por la ética.
Lo interesante es que esa ética no choca con el disfrute, sino que lo potencia. El menú sigue siendo un despliegue de sabores que juegan con la cocina asiática, sin reproducirla al pie de la letra: son interpretaciones, guiños, licencias creativas. Fran lo explica como un laboratorio lúdico donde los ingredientes fermentan y las ideas se transforman. Un paso firme, coherente y valiente en tiempos donde lo verde y lo consciente son parte del pulso de la ciudad.
Lo que diferencia a Bushi no es solo su carta, sino su mirada coolhunter. En un mundo donde las tendencias gastronómicas cambian tan rápido como un scroll, Bushi funciona como un radar: detecta lo que vibra en la escena global, lo decodifica y lo traduce en clave porteña.
“El recetario asiático no lo tomamos como un dogma, sino como inspiración. Nos interesa más su filosofía que la copia literal. De ahí salen nuestras versiones, libres de ataduras”, explica Fran desde la cocina. Esa idea atraviesa cada plato: los dumplings de choclo que se vuelven adictivos, los baos que parecen pequeñas nubes, el curry japonés (lo probé antes y después del rebrote, y sigue siendo un viaje de sabor), o los espárragos súper spicy que invitan a jugar con los límites del paladar.
El lugar suma lo suyo: 35 cubiertos, luz cálida, un aire despojado y Bruno al frente de la sala. “Queremos que Bushi sea un lugar para relajarse y disfrutar. Puede ser una primera cita, una salida con amigos o una charla larga en la barra, frente al chef”, dice Bruno, que logra darle al espacio un tono íntimo pero vibrante, combinación que no es fácil: cercanía sin excesos, un servicio atento pero relajado. Lo mismo podés ir en plan primera cita como con un grupo de amigos que buscan un plan distinto.
La propuesta líquida acompaña: vinos frescos seleccionados, cócteles de autor, kombuchas, vermouth y limonadas. Todo pensado para que cada visita sea una experiencia sensorial completa.
La apuesta coolhunter también se expande a la vida cotidiana. Con la línea "Bushi en Casa”, lanzada en 2025, podés llenar tu freezer con dumplings congelados y kits de ramen listos en menos de 10 minutos. Una manera de prolongar la experiencia sin perder el espíritu: “Tener el freezer lleno de dumplings no asegura la felicidad, pero se acerca bastante”, bromea Fran.
Bushi nació en 2017 como un pop-up itinerante, abrió local en 2023 y hoy, con este rebrote, reafirma su identidad. En Buenos Aires, donde cada vez buscamos experiencias con relato y autenticidad, Bushi se posiciona como algo más que un restaurante. Es un brote joven que se nutre de raíces milenarias para marcar el pulso de lo que vendrá.
Bushi – Noodle Bar
Bonpland 1201, CABA
Horarios: Martes a sábados de 19:30 a 00:00 / Miércoles a sábados de 13:00 a 16:00
Instagram: @bushiresto