Cruz Omakase: cuando confiar es el mejor ingrediente

Jocelyn Dominguez

Martes 08 de Abril de 2025

El restaurante Cruz Omakase propone un recorrido por la cocina japonesa

En un rincón discreto pero cuidadosamente ambientado de Belgrano, se esconde una experiencia gastronómica que merece ser contada: Cruz Omakase. Más que un restaurante, es una inmersión en la tradición culinaria japonesa, una oda al producto fresco y a la armonía entre sabores, texturas y estética. Desde el momento en que uno cruza la puerta, se percibe que aquí no solo se viene a comer: se viene a vivir.

Para contextualizar, la palabra “omakase” (お任せ) significa literalmente “confiar” o “ponerse en las manos del chef”. En la práctica, implica ceder por completo la elección del menú al maestro itamae, quien diseña una secuencia de platos basada en los productos más frescos del día, la temporada y su propia creatividad. Esta tradición japonesa va más allá de la comida: es una muestra de respeto mutuo entre comensal y cocinero, donde la confianza se convierte en el ingrediente principal.

En Cruz Omakase, esta filosofía se respira en cada detalle. La atención es cálida, cercana, y a la vez profesional. El equipo no solo te recibe con una sonrisa, sino que te acompaña durante todo el recorrido, explicando con precisión —y pasión— cada uno de los pasos. Además, se toman el tiempo para asesorar cuidadosamente el maridaje, adaptándose a los gustos personales del comensal.

En mi caso, opté por maridar los 12 pasos con un Doña Paula Estate Riesling, un vino argentino de perfil aromático, con notas cítricas, florales y un toque mineral, ideal para acompañar pescados y mariscos. Su frescura y acidez equilibrada realzaron cada bocado, sin opacar los matices del sushi ni las salsas delicadas que lo acompañaban.

El menú fue una verdadera obra de arte, y aunque cambia periódicamente, comparto mi experiencia con la ilusión de tentar a futuros visitantes:

  • 1. Oniguiri relleno de furikake y soja de la casa: un bocado inicial que abre el apetito con sutileza y tradición.
  • 2. Sashimis de pesca blanca con pichicata y lima; jengibre fresco, huevas de tobico rojo y negi: frescura absoluta y equilibrio perfecto entre ácido y salado.
  • 3. Nigiris de trucha, uno estilo japonés con unagi y lima; el otro con un toque Nikkei, aceite de trufa y sal patagónica: contraste armónico que demuestra la creatividad del chef.
  • 4. Tiradito de pesca blanca en salsa ponzu, tobico negro y negi: una fusión impecable.
  • 5. Gunkan de tartar de langostinos, vieiras y yema de codorniz marinada: textura sedosa y sabor profundo.
  • 6. Sashimis de trucha, miso, lima, ajo negro, alcaparras y mayonesa de sriracha: una explosión controlada de umami.
  • 7. Handroll de vieiras flambeadas con manteca japonesa: cálido, cremoso, inolvidable.
  • 8. Nigiri de calamar con trufa, limón y sal patagónica: un bocado elegante y sutil.
  • 9. Nigiri de langostino, sésamo y salsa especial: clásico y reconfortante.
  • 10. Hako de trucha con shiso, palta quemada, huevas de salmón, furikake de bonito y negi: belleza visual y complejidad de sabores.
  • 11. Tartar de pescas del día con yema fresca de codorniz y ciboulette: frescura total.
  • 12. Tamago (huevo japonés): el cierre perfecto, dulce, suave y tradicional

Cada paso fue explicado con dedicación y preparado al ritmo del comensal, sin apuros. La ambientación íntima, minimalista y serena acompañó la velada, trasladándonos por unas horas a Japón sin salir de Buenos Aires.

Cruz Omakase es una experiencia gastronómica integral donde la técnica, el respeto por el producto y la hospitalidad japonesa se funden para ofrecer algo difícil de olvidar.

Si buscas sorprenderte, dejarte llevar y descubrir nuevos sabores con atención personalizada y un entorno cuidado, Cruz Omakase en Belgrano es una cita obligada.